Lo Básico

Conciencia en el consumo

Los productores nacionales carecen de la red de distribución que es una gran fortaleza de las empresas industriales de alimentos.

En julio iniciará la nueva campaña del gobierno federal para que los mexicanos dejen de consumir los productos llamados 'chatarra', los que sabemos que son altos en calorías y carbohidratos, en concreto, los refrescos, los pastelillos, las frituras y demás productos industrializados.

La campaña será encabezada por Profeco y en ella se enlazan varias secretarías como la de Agricultura y Desarrollo Rural, con el objetivo de informar sobre los productos del campo y del mar que se tienen al alcance y recordar que lo mejor no es dejar de cocinar y comprar lo que está listo para comer, sino de preparar lo fresco desde casa.

Ya sabíamos que la obesidad, diabetes, sobrepeso e hipertensión son problemas de salud pública desde hace varios años y el problema ha ido aumentando, sin embargo, es durante esta pandemia que la situación ha sido mucho más complicada, ya que el número de muertes de los mexicanos contagiados ha sido por las complicaciones de la enfermedad con quienes tienen estos padecimientos.

En Yucatán, uno de los estados con mayor índice de obesidad, diabetes, sobrepeso e hipertensión del total de defunciones, que hasta el martes eran 336, el 90 por ciento tenía alguno o varios de estos padecimientos.

La campaña no suena mal, desde el punto de vista nutricional y de consumo local; sin embargo, hay varios retos de frente.

La campaña no será coercitiva, no habrá prohibición o imposición, sino que se dará información para hacer conciencia entre los ciudadanos y que puedan decidir de manera voluntaria lo que es mejor para su salud.

En principio, las campañas publicitarias de las grandes industrias de refrescos, galletas, panes, frituras y otros productos industrializados son penetrantes, convincentes, generando aspiración entre la población por consumirlos.

El otro es la distribución, estas industrias tienen una amplia red de distribución y llegan hasta la tiendita más alejada de las comunidades rurales.

Y uno más, la idea de ser alimentos o bebidas prácticos nos ha hecho creer que son la opción ideal ante el ritmo de trabajo, escuela, actividades del hogar, entre otras.

Lo que hay

En efecto, el campo mexicano tiene los productos frescos y saludables para los mexicanos.

En Yucatán hay producción y proveduría de naranjas, limones, mandarinas y toronjas, pulpo, pescado, langosta, cilantro, tomate, coco, sandía, mamey, miel, carne de res, cerdo, pollo, huevo y otros productos.

En cada estado hay producción agropecuaria y pesquera que sin duda podría llegar a los consumidores mexicanos y rurales.

Sin embargo, el gran 'pero' de la mayoría los productores es la comercialización; dónde y cómo hacer llegar sus productos a los consumidores.

Esa red de distribución que es una gran fortaleza de las empresas industriales de alimentos, es de la que carecen los productores nacionales.

Por ejemplo la miel, los productores cosechan, produce y la entregan al industrial y éste la comercializa en el mejor mercado y para ellos el mejor mercado es el de exportación, de esa forma el 90 por ciento de la miel cosechada en la península de Yucatán se exporta.

Lo mismo sucede con la pesquería del mero.

Tendremos la información de que los productos industrializados nos provocan obesidad, diabetes, hipertensión y sobrepeso, pero no tendremos la disponibilidad y facilidad de consumir lo que se produce localmente.

Hubo un anuncio de Diconsa, de comercializar productos pesqueros nacionales en sus tiendas, sin embargo, es una iniciativa que no ha iniciado.

Esa lejanía de los productos frescos y locales del consumidor es lo que también encarece a los productos, es por ello que la apreciación de los consumidores es que resulta más caro comer saludablemente que lo industrializado.

"Se come lo que se puede comprar" suele decir la gente, y es que se compra lo que 'llena' porque es más económico que comprar varias frutas, verduras y proteína o dar una sola vez de comer que cinco veces (desayuno, comida, cena y dos colaciones)

¿Cómo eslabonar, encadenar, reunir, al productor con el consumidor?

Y ¿cómo contrarrestar la aspiración de tomar refresco en lugar de agua fresca de frutas o recuperar las tradiciones?

¿Cómo hacer que comprar saludable sea accesible económicamente?

Nos informaremos con la campaña, nos dimensionarán que en los últimos años perdimos la decisión de privilegiar lo saludable y de producción local y que consumir lo práctico, lo fácil de comer no es lo más saludable.

Sin embargo, la realidad es otra y se tendrán que ir afrontando retos.

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