La producción de alimentos no ha parado, las actividades en el campo no se detienen y los productores, así como la agroindustria, se las ingenian para la comercialización.
El cierre de hoteles y restaurantes o comedores industriales, así como menos exportaciones, han provocado sobreproducción en algunos segmentos y aunque hay una gran necesidad entre los consumidores, también hay temor al Covid-19.
La creatividad de los productores y agroindustrias ha tenido que relucir para hacer llegar sus productos a los consumidores.
Grandes empresas como Kekén, de industrialicación de carne de cerdo, o Crío, productora e industrializadora de huevo y pollo, han recurrido a la entrega a domicilio, al comercio al por menor hasta la puerta de los hogares.
Al igual que pequeños productores de hortalizas, frutas, y miembros de mercados sustentables, con carteles en redes sociales se promociona la venta y entrega de carnes, de frutas, hortalizas, mieles y una gama de productos.
No solamente es la creatividad y promoción, sino también la logística de entrega.
A estos ejemplos se suman las cooperativas pesqueras, ofreciendo en redes sus filetes y hasta los pescados fritos.
En plena Semana Mayor, cuando el consumo y la demanda es usualmente de las más altas en restaurantes y hoteles, hoy están en un 90 por ciento cerrados.
Esos canales de comercialización cerrados agudizan la creatividad y la necesidad de los productores para salir airosos en esta pandemia.
La comida será siempre una necesidad básica, y hoy el reto es saber cómo comercializar, cómo elaborar, cómo organizarse y llegar al hogar de los consumidores.
Hay supermercados con menos oferta y más tiendas vecinales con mayor oferta y también más redes sociales que permiten en un clic pedir un kilo de pollo fresco.