Tatiana Clouthier

Acciones individuales para cambios colectivos

Cambiar nuestra alimentación, tener gel antibacterial y lavarse constantemente las manos son algunas de las prácticas que deberán prevalecer en el regreso a la nueva normalidad.

El planeta nos manda un mensaje de cambio, y, por nuestro bien, espero que lo captemos, tanto en lo individual como sociedad. El mensaje adquiere un tono más urgente ahora que trabajadores de algunos sectores económicos regresan a sus trabajos en el contexto de la "nueva normalidad".

Por mis labores de legisladora, estas semanas he podido recorrer, con mi cubrebocas y haciendo caso a las recomendaciones de las autoridades federales y locales, las calles de la CDMX, Monterrey y Veracruz. Estos recorridos me han llevado a algunas reflexiones. Me parece que hay un sector importante de la población a la que no le ha "caído el veinte" que la situación actual de contingencia y sus medidas extraordinarias continuarán en el largo plazo. Estas medidas, que ya afectan nuestro entorno, modificarán sustancialmente los espacios urbanos en los que se desenvuelve nuestra cotidianeidad.

Quizás, los ejemplos más obvios son las calles donde se encuentran las clínicas de salud y los hospitales. En los alrededores de estos edificios deberá imperar la higiene como un principio rector. Esta necesidad chocará con la realidad de, por ejemplo, el comercio informal que se instala normalmente en los alrededores de las clínicas. Aunque se entiende que un sector, bastante numeroso, de la población requiere de este tipo de comercio para su subsistencia no se podrá tolerar la instalación de negocios de comida y "fritanga" en puestos abiertos en estos espacios. Por otra parte, la práctica de tener gel antibacterial y lavarse constantemente las manos será una práctica que deberá prevalecer en los hospitales, pero también en cualquier edificio que albergue negocios o que sea un espacio concurrido.

Me regreso a mi recorrido a la nueva normalidad. La realidad es que los mercados públicos y los mercados ambulantes deberán tener nuevos mecanismos. En cuanto a los mercados públicos ha habido innovaciones positivas, como sucedió en algunos mercados en la CDMX, varios se unieron al mundo digital al organizarse para que los clientes pudieran hacer pedidos a distancia. No obstante, también, hay cuestiones pendientes: es triste ver cómo algunos puestos se instalan sin una distancia pertinente y sin las medidas de higiene adecuadas. Esto será un reto para las autoridades locales que deberán sentarse a negociar con estos comerciantes. Es necesario que los municipios y alcaldías rescaten el conocimiento acumulado durante la contingencia, pues no es posible hacer como si nada hubiera pasado.

Además de los mercados y el comercio ambulante, otra modificación importante en la vida cotidiana de las ciudades será cómo nos transportamos. Sin duda, la pandemia ha traído la necesidad de reordenar el transporte público y cambiar ciertos comportamientos de los usuarios. Un ejemplo más significativo de cambio en cuestiones que nos podrían parecer intrascendentes es la política que han impulsado diversas ciudades para que la gente hable menos o viaje en silencio en el transporte público para evitar la difusión de partículas. Una de las políticas más positivas ha sido la creación de las llamadas "ciclovías emergentes" en vías primarias para incentivar el uso de la bici que ha demostrado ser uno de los medios de transporte más seguros durante la pandemia.

Paso de lo colectivo a nuestra responsabilidad individual: cambios en la alimentación, dado que gran parte de la mortalidad del virus en nuestro país ha sido el resultado de la obesidad y las enfermedades crónicas que la acompañan; modificaciones en nuestros espacios de trabajo para proporcionar más higiene y adaptarlo al trabajo a distancia, que puede ser un gran aliado para disminuir nuestras emisiones de contaminantes al reducir el consumo de energía, y por último cómo nos relacionamos con las poblaciones más vulnerables, especialmente, con nuestros adultos mayores y nuestros niños.

A las autoridades locales les tocará empujar el cambio en nuestros estilos de vida y en nuestra relación con nuestros entornos. En el corto plazo deberán velar por mantener las recomendaciones ya por todos conocidas: guardar sana distancia, uso de cubrebocas, y sanitización de los espacios públicos. Sólo haciendo trabajo individual y haciéndonos responsables de lo que nos toca podremos lograr el trabajo colectivo.

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