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Primer Informe: panorámica de la ineptitud

No es para presumir, pero será un sexenio histórico. Ya lo he dicho: es mejor heredar a los hijos pobreza que deshonra.

Honorable Congreso de la Unión:

Tras años de criticar que la economía mexicana crecía muy poco, 2 por ciento anual en promedio, les informo que en el segundo trimestre del año se alcanzó una cifra de 0.02 por ciento con respecto al trimestre anterior. El primer semestre registró un crecimiento de 0.2 por ciento. Esto es, 10 o 100 veces menos el nivel de crecimiento que en mis tres campañas critiqué. No es para presumir, pero es un gran logro: no hay recesión, solo brutal estancamiento. Sigo creyendo, sin sustento, que en 2019 el PIB registrará un aumento de 2 por ciento. Y si no lo hace declaro, igualmente sin datos, que no importa porque ha mejorado la distribución del ingreso. Si no hay crecimiento siempre podremos decir que hay desarrollo.

Otro número para presumir: al mes de julio, se crearon 436.135 empleos formales registrados ante el IMSS. Esta es una cifra extraordinaria, aunque la correspondiente a julio de 2018 fue de 777,022 empleos. De hecho, es la creación de empleo más baja desde abril 2010. Al paso que vamos, igual llegamos a un registro negativo en pocos meses. Pero sumemos los cientos de miles de empleos registrados en Jóvenes Construyendo el Futuro y entonces más que compensamos ese desplome. Es cierto, se acaba de demostrar que muchísimos de esos registros son ficticios y que ese programa en realidad es un pantano de corruptela en gran escala. Por supuesto, lo anuncio enfático: este gobierno investigará hasta sus últimas consecuencias a todos aquellos que documentaron esas anomalías. O, por lo menos, los acusaremos de servir a intereses oscuros. Sus acciones no quedarán impunes.

Porque nuestra lucha contra la corrupción va por fases. Estamos en el inicio, en la destrucción de los entramados construidos en la oscura era neoliberal para robarle dinero al pueblo. Esta destrucción implica costos, numerosas víctimas colaterales, pero valen la pena. Por ejemplo, desarticulamos los programas de compras de medicamentos. En lo que desarrollamos alternativas, hay escasez de medicinas. Enfermos o muertos, pero honrados. Igual procedimos con los albergues de mujeres enfrentando violencia o las estancias infantiles para madres trabajadoras. Lo mismo con los comedores comunitarios. No todo era corrupción, pero arrasamos parejo para asegurarnos que no quedara nada, incluyendo albergues, estancias o comedores. Como siempre dije, primero los pobres.

Dolorosas como son, esas medidas traerán a la nación logros extraordinarios este sexenio. Porque albergues o comedores no se comparan con lo que será un monumento a la soberanía energética (o, quizá, a la ineptitud nacionalista): la refinería de Dos Bocas. Demostrará de lo que Pemex es capaz (o incapaz). No hubo empresa internacional dispuesta a encabezar el proyecto, rechazando que pueda construirse en tres años, de la misma forma argumentando que es imposible realizarlo con ocho mil millones de dólares. Vamos a enseñarle a esas corporaciones, dizque las mejores del mundo, que los mexicanos los superamos. Bien vale la pena dejar de dar medicinas a niños con cáncer o adultos con VIH, aparte de arrasar manglares, con tal de perder mucho dinero refinando crudo pesado.

No es para presumir, pero será un sexenio histórico. Ya lo he dicho: es mejor heredar a los hijos pobreza que deshonra. El México del futuro, con nuestra agenda alérgica a la meritocracia, a la productividad y la libre empresa, será una gran fábrica de pobres. Siempre, primero ellos, cada vez más numerosos. ¡Viva México!

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