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Presidente Benito Bodoque

Todo indica que AMLO seguirá en 2024 en ese mundo de caricatura, tan satisfecho como la mamá de Benito Bodoque ante el extraordinario gobernante que era su hijo. Para millones de mexicanos no será un final tan feliz.

Durante 18 años Andrés Manuel López Obrador™ ofreció un mundo de fantasía, alegre, en que gobernar sería algo sencillo. Bastaba llegar a Palacio Nacional y tenía todo un conjunto de propuestas que transformarían a México. La economía dispararía su crecimiento en tanto que el crimen desaparecería, lo mismo que la corrupción. ¿Dinero para tantas promesas? Sobraría porque ya nadie robaría de las arcas públicas y se aplicaría la Austeridad Republicana. ¿El sistema de salud? Como en Dinamarca. ¿El avión presidencial? Se lo arrebatarían de las manos.

Hoy se sabe que el Presidente sigue viviendo esa fantasía tan alegre, sin que la realidad le afecte. Bonachón, tranquilo y lento, busca ser ese Benito Bodoque que a todos cae bien. La nación atónita asiste cada mañana a una relatoría de un país fantástico gracias a un gobierno transformacional.

En un episodio estelar, Don Gato hace todos los arreglos necesarios para que Benito, ante una súbita visita materna, pase por ser el alcalde de Nueva York. AMLO en ese sentido sabe rodearse de numerosos Don Gatos que arreglan que la realidad parezca adaptarse a sus fantasías. Un rol destacado desde hace casi un año lo ocupa el subsecretario de Salud. Mientras se contagian y mueren miles, el Presidente afirma una y otra vez que "vamos bien". El tabasqueño ni se despeina ante tantos cadáveres, mientras que su subsecretario reacomoda la realidad mientras pontifica con un tono que mezcla lo profesoral y lo petulante.

Va tan bien, de hecho, que ya el tabasqueño descubrió una nueva especialidad: experto en campañas de vacunación. Ya dictó que esos recursos escasos que son las vacunas lleguen a lugares recónditos con poblaciones escasas, en tanto la Ciudad de México se desploma en un hervidero de contagio. Con la misma campechanía con la que anunció que se había podido "domar" la pandemia a fines de abril 2020, decretó que para marzo 2021 todos los adultos mayores de 60 años estarán vacunados.

Si Benito Bodoque se convirtió en excepcional alcalde neoyorkino gracias a un montaje, Obrador ha mostrado una singular capacidad para encontrar a aquellos que instrumentan su fantasía de país, presentándolo como un nuevo Benito (Juárez, claro). Esto al tiempo que busca eliminar del escenario a aquellos que se obstinan en evidenciar que la realidad es dramáticamente distinta. En la mira presidencial ahora está el Instituto encargado de transparentar lo que muchas veces son abusos y tropelías. No se necesita, insiste el hermano de Pío y primo de Felipa, porque él es increíblemente honesto y obviamente su gobierno no es corrupto. Nada mejor que su Secretaria de la Función Pública se haga cargo de esos menesteres.

El titular de Hacienda y Crédito Público ocupa uno de los papeles más ingratos, mandatado a buscar dinero hasta por debajo de las piedras. No recursos para las vacunas, sino para los numerosos caprichos presidenciales, entre los cuales destaca el petróleo, pero están ausentes las quimioterapias para niños con cáncer. Esto mientras se viola la ley laboral forzando a funcionarios públicos a rebajarse el sueldo y entregar parte de su aguinaldo. Por supuesto, la Secretaria del Trabajo (aguerrida con las empresas privadas) cumplió con su papel en la tragedia: guardó silencio.

Todo indica que AMLO seguirá en 2024 en ese mundo de caricatura, tan satisfecho como la mamá de Benito Bodoque ante el extraordinario gobernante que era su hijo. Para millones de mexicanos no será un final tan feliz.

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