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El liberalismo prevalecerá

Por más que AMLO quiera creer que podrá hacer funcionar lo que propone, ya se demostró que pertenece al basurero de la historia.

Un gobernante que aspira a ser histórico debe saber dónde situarse. Andrés Manuel López Obrador está en el lado equivocado, con ideas y propuestas que acabaron en desastre. Quizá ningún presidente llegó al cargo tan convencido de representar, con su persona, la respuesta a los problemas nacionales. Por fin cumplió con ese destino que sentía le correspondía, y llegó pleno de arrogancia, ignorancia y rencor, diciendo (quizá creyendo) ser humilde, preparado y generoso.

El titular del Ejecutivo ofrece un refrito pensando que es una (cuarta) transformación. Su estatismo es tan añejo que millones de mexicanos no lo han experimentado en carne propia, y por esa falta de experiencia le entregaron su voto (aparte del hartazgo con las corruptelas de la administración peñista).

El pueblo mexicano olvidó su historia, tendrá que repetirla, tropezándose con la misma piedra. El anti-pos-neoliberalismo lopista es un priismo que reedita nacionalismo y estatismo como guías del quehacer público. La botella, nueva gracias a la etiqueta de Morena, contiene un vino igual de rancio. El presidente es un excelente comunicador, un vendedor de espejismos como pocos, pero eventualmente será derrotado por la pésima calidad de su producto.

Porque AMLO representa la antítesis del camino a un mayor bienestar. Ningún país del mundo ha prosperado ofreciendo dádivas a su población, despreciando el triunfo del esfuerzo individual. El camino es ofrecer un piso parejo (sobre todo en educación y salud), para que aquellos que nacen en desventaja puedan encontrar una base sólida que les permita crecer.

El gobierno mexicano, en cambio, ofrece escuelas sin educación, un paso por las aulas que terminará con un bonito diploma, pero sin suficientes conocimientos. El sistema de salud empeorará (más) al tratar de ampliar cobertura con menos recursos. Solo el presidente, si acaso, se creerá que se asemeja al sistema escandinavo.

La apuesta por los recursos naturales (el petróleo), ya se hizo, y fue un desastre. AMLO recuerda a los tercos comunistas que insistían que el sistema funciona, solo hay que aplicarlo correctamente. Con un Pemex quebrado y endeudado, pretende forjar una palanca de desarrollo. Será (de nuevo) una catástrofe.

El camino de la libertad (individual, económica) es largo, complicado, pero el único viable. Por eso el presidente cerró su peculiar carta antireeleccionista hablando a sus enemigos (los "conservadores"), diciendo que esperaba que lo que hará durante su sexenio, sea difícil de revertir.

Pero será revertido. Porque el estatismo-paternalismo-asistencialismo lopista no puede superar lo que consigue un individuo cuando libera todo su potencial, en lugar de estirar la mano a cambio de una lealtad efímera. El neoliberalismo económico ha triunfado en todo el mundo. Por más que AMLO quiera creer que podrá hacer funcionar lo que propone, ya se demostró que pertenece al basurero de la historia. Lo que seguro logrará será un largo y costoso retroceso.

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