Econokafka

AMLO es incorruptible, el Presidente más honesto

Llegó sin un peso a Palacio, y con un poco de ahorro (de su reducido salario) se irá en 2024 a esas propiedades que heredó de sus padres.

Los mexicanos han comprobado, una vez más, su acierto al haber elegido a Andrés Manuel López Obrador. Solo un incorruptible debe manejar un país, y el Presidente no ha tocado un peso mal habido en su vida, como ha quedado demostrado en días recientes. Con singular y encomiable honestidad, confirmó que ese video que mostraba a su hermano Pío recibiendo sobres llenos de billetes era cierto.

Lo explicó con la mirada limpia y la frente en alto: eran recursos para su movimiento, no su persona. Por desgracia, se necesitaba mucho dinero para derrotar a la mafia del poder, y el Pueblo Bueno (con mayúscula) lo aportaba. Uno puede imaginarse a gente humilde separando unos pesos para entregarlos con absoluta confianza a los numerosos intermediarios del tabasqueño. Obviamente no puede esperarse que los pobres tengan cuentas bancarias y hagan transferencias electrónicas. Esos pesos acabaron convertidos en billetes de alta denominación solo para facilidad de entrega y no abultar tanto los sobres.

Así funcionaba ese sistema de aportaciones voluntarias para una meta extraordinaria: que un hombre intachable llegara a la presidencia de México y, con escoba en mano, se pusiera a barrer las escaleras de arriba para abajo. Su hermano es un soldado en esa gesta, un héroe como tantos otros que siguen en el anonimato (a menos, claro, que también los hayan grabado en video y se muestren en el futuro). Cada contribuyente que sacrificó dinero por la causa es, sin duda, un digno heredero de Leona Vicario.

Por eso México no necesita leyes o instituciones para prevenir y castigar la corrupción: el Presidente tiene la estatura moral requerida para denunciar, juzgar y condenar desde su templete matutino en Palacio Nacional. Es un derecho que se ganó a pulso por su excepcional probidad, porque se sabe que no lo motivan rencores o complejos que no tiene, sino su sed de justicia para un México agraviado por muchos años por líderes rateros.

Por eso el Pueblo Bueno duerme tranquilo. AMLO administra hoy los dineros de la nación con tanto celo como manejó los sobres que le entregaba su hermano y tantos otros: con austeridad, prudencia y honradez, sin que un billete se desviara hacia esa cartera que por tanto tiempo solo albergó doscientos pesos. Por eso AMLO quiere tener discreción absoluta para manejar el presupuesto federal, porque no hay manos más limpias que las suyas.

¿De qué vivió AMLO por tantos años sin estrecheces? ¿Cómo pudo sostener a una familia sin problemas, recorrer el país en forma incansable? Gracias a esos numerosos libros que publicó, muchos de ellos éxitos de ventas. Tan incansable es su pluma que hasta el día de hoy sigue escribiendo a pesar de las onerosas tareas gubernamentales sobre sus hombros. Ahora el mundo sabe la receta para tener una economía tan exitosa como la mexicana gracias a su libro "Economía moral".

Llegó sin un peso a Palacio, y con un poco de ahorro (de su reducido salario) se irá en 2024 a esas propiedades que heredó de sus padres. Si algo necesita en su vejez cuenta con el Pueblo Bueno que, sin duda, le manifestará su agradecimiento con más aportaciones, aparte de los recursos que ahora amasan sus vástagos gracias a ese genio empresarial que por tantos años se vieron obligados a contener, pero que ahora despliegan.

Una vez más, como tantas otras, videos y otras pruebas alegando raterías en gran escala quedarán en el olvido, intentos inútiles por ensuciar al Presidente impoluto.

COLUMNAS ANTERIORES

El Plan H de Claudia Sheinbaum
No son iguales, fueron peores

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.