Opinión Samuel Aguilar Solis

El fracaso

Estamos iniciando 2020 con mayor pesimismo porque un gobierno de ocurrencias e ineficiente difícilmente será un incentivo para la inversión.

Un fantasma merodea al presidente, el fantasma del fracaso.

A más de un año de iniciado este gobierno, muchas son ya las instituciones destruidas o dañadas, pero son más las ocurrencias o las no verdades o las falsedades de plano, que regocijan al público en las redes sociales a través de memes. Pero me parece que deberíamos de estar molestos y seriamente indignados porque son realmente hechos preocupantes a los que el Presidente de la República está acostumbrando a la sociedad con el consentimiento o no de los medios de comunicación, pero que al final es la forma de comunicar lo que posibilita que la sociedad se entere de las 'acciones de gobierno' que rayan ya en la comicidad y para eso no se le eligió, se le dio, entiendo, el respaldo electoral para que resolviera los graves problemas que aquejan al país.

Mientras día a día vemos cómo se agudizan los problemas reales y cómo el estancamiento económico que está poniendo a más familia en pobreza por el desempleo o la falta de él, por ejemplo, Bank of America solo nos da a estas alturas de inicio de año una expectativa de crecimiento económico de 0.9 por ciento del PIB , y el Banco Mundial la más alta, apenas de 1.2 por ciento, recordemos que el año pasado López Obrador se llenaba la boca con que creceríamos al 4 por ciento y ya vimos que la economía está estancada y es muy posible que haya sido por abajo de cero en 2019, es decir negativo, pero de eso no ha vuelto ya a abrir la boca, si bien es cierto veníamos de un crecimiento que considerábamos mediocre, de 2 por ciento, hoy lo anhelamos. Según el propio Banco Mundial, la economía global crecerá a 2.5 por ciento, es decir la nuestra estará menos de la mitad de lo que se espera crezca la economía mundial.

Otra de las verdaderas preocupaciones que debemos de tener es por la crisis en el sistema público de salud francamente atroz, que pone en riego la salud y la vida de los mexicanos más pobres y sin seguridad social por la desaparición del Seguro Popular y la ausencia de reglas de operación del nuevo instituto que supuestamente vendrá a sustituirlo, pacientes que no solo no reciben ahora sino que muchos con enfermedades crónico-degenerativas, que ya tenían un tratamiento, se les ha suspendido, amén del despido de los trabajadores desde el mes de diciembre. Las contradicciones entre los dichos del Presidente y el responsable de Insabi evidencian la crisis a la que han llevado la salud de los pobres de este país y ellos sin una sola gota de autocrítica o de reconocimiento de su fracaso para echar a andar instituciones o nuevos programas. Del secretario de Salud no sabemos si aún existe o si padece alguna enfermedad que lo haya dejado mudo.

Por otro lado, una violencia sin freno que llega a situaciones de terror en muchos puntos del país, con asesinatos de familias enteras, casas y negocios quemadas o destruidas, pueblos asolados por el crimen incluyendo las instalaciones de los poderes públicos locales o templos, etcétera, etcétera, que evidencian la ausencia de un estado de derecho que pone en una vivencia de pavor a millones de mexicanos y que demuestra fehacientemente el fracaso de la 'estrategia' de "abrazos y no balazos", el informe del Inegi la semana pasada donde 72.9 por ciento de personas de 18 años y más considera que donde vive es inseguro es más que revelador, vivimos en un país sin ley y sin Estado. La mayor cifra de ejecutados en la historia en un año se ha dado justo con este gobierno.

Estamos iniciando 2020 con mayor pesimismo porque con un gobierno de ocurrencias e ineficiente y de destrucción de instituciones u ausencia de Estado de derecho difícilmente será un lugar atractivo para la inversión aún con el Tratado de Libre Comercio en perspectiva de firma ya en el corto plazo, sobre todo por la ausencia de confianza en un gobernante que se empeña en destruir instituciones, programas públicos y con obsesiones que reflejan un gobernante no acompañado de un equipo experimentado, sólido y profesional que desvelan el gobierno de un solo hombre, así es que como dicen en mi pueblo, "que Dios nos agarre confesados".

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