Samuel Aguilar Solis

¿Qué nos espera en 2024?

De cara al ya muy próximo año, la disyuntiva no puede ni debe ser regresar al pasado o seguir en la polarización actúa, sino un México democrático, plural y con libertades.

Con la actual crisis en el Tribunal Electoral de nuestro país, máxima y última instancia para la calificación de las elecciones, lo mínimo que tendríamos que pensar es que hay una incertidumbre desde ya por esos problemas internos, y que por cierto, no son de ahora en ese organismo constitucional, pero además porque no solo en la autoridad que califica en última instancia las elecciones tienen divisiones en sus integrantes, sino también el organismo constitucional autónomo que organiza las elecciones, el INE, está sin definir aún a su secretario general, responsable prácticamente de la marcha operativa del INE y pieza fundamental del correcto funcionamiento administrativo y operativo de ese organismo. De entrada, las autoridades electorales están en medio de problemas por sus divisiones e intereses internos.

Pero, si así están las cosas con las autoridades electorales, en el México del ciudadano de a pie la violencia no cesa y ya estamos en 174 mil asesinatos en lo que va de este sexenio, más los miles y miles (algunos dicen que más de 40 mil) de desaparecidos, nos hablan del verdadero infierno en el que vivimos los ciudadanos, por ausencia de una verdadera política pública en materia de seguridad; pese al alarmante proceso de militarización en el país, es más que claro que la patraña de “abrazos y no balazos”, solo ha dejado en la indefensión a los ciudadanos, evidenciando de esta manera la debilidad del Estado frente a las organizaciones criminales. Lo sucedido este fin de semana en Texcaltitlán, Estado de México, es más que ejemplo y evidencia la impunidad con la que opera el crimen organizado en esa entidad, pero también el hartazgo de la población y la inacción del Estado mexicano. Ingenuo sería pensar que las organizaciones criminales quedarán al margen de la disputa por el poder político el próximo año, ya que son, sin duda, desde hace un buen rato, una clara amenaza a la frágil democracia de nuestro país y no estarán al margen de las disputas electorales, desde el municipio más modesto hasta las elecciones federales.

El novelón que el partido Movimiento Ciudadano ha dado en los últimos días, nos confirma la crisis del sistema de partidos y el oportunismo con el que Dante Delgado, presidente de MC, actúa, no solo para quedar bien con el presidente, sino también para manifestar con toda claridad su papel de esquirol con el “frente opositor”, que es lo único que hay para enfrentar al populismo autocrático. El resultado, sin duda, es que para quienes no les quedaba claro, solo hay la opción de la continuidad del populismo autocrático o una mezcla de la partidocracia con la sociedad para diseñar un mejor futuro, y MC sirviendo de esquirol a la oposición.

Aquí en este espacio hemos hablado de la mala imagen que mantiene la partidocracia frente a la sociedad y la manera como sus cúpulas siguen ostentando el poder, para solo servirse de los espacios de representación entre ellos, y eso sin duda influirá también en el comportamiento de la sociedad hacia este bloque, pero ahora con el frente abierto no solo contra Morena, sino ya también con MC, estarán a dos fuegos y una campaña de su candidata presidencial, que lo menos que podemos señalar es que está estancada sin la dinámica y el protagonismo que tenía a mitad del año, lo que refleja también sin duda la ausencia de una estrategia y una narrativa que entusiasme a los electores, y el tiempo avanza.

Pero no olvidemos que también los estadounidenses tendrán elecciones y sus campañas tienen a México y los mexicanos en sus discursos y puede haber repercusiones en nuestros comicios; nuestra vecindad y el tratado comercial, tienen una parte positiva, los efectos de la recuperación económica en EU se reflejan en nuestra economía nacional. Los temas de tráfico de drogas y armas, más migración, dependerán del volumen que le pongan en sus campañas y los ecos que tendrán en nuestro país.

De cara al ya muy próximo año, la disyuntiva no puede ni debe ser regresar al pasado o seguir en la polarización actual con su gran dosis de violencia, inseguridad, corrupción, autoritarismo, crisis en el sector salud, incremento de la economía informal, etcétera; sino aspirar a tener un país más seguro, sin violencia, donde se pueda vivir, con crecimiento económico sabiendo aprovechar las oportunidades globales de la relocalización de empresas norteamericanas que estaban en China, propiciando una mejor distribución de la riqueza generada, garantizar la atención de la salud con calidad, calidez y medicamentos, con una visión ambientalista de futuro, con educación de calidad para crear un capital humano que sea la verdadera fortaleza de nuestro desarrollo, una agenda para el desarrollo tecnológico y digital, un México donde impere la ley y se respeten los derechos humanos, un país democrático, plural y con libertades. Esto es por lo que debemos esforzarnos, discutir y diseñar para nuestro futuro, y no dejar que la inercia del actual gobierno y su propaganda, más la violencia e intereses de los grupos criminales, impongan su dinámica y sigamos cayendo al abismo.

El autor es analista político

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