Salvador Garcia Linan

La cuarentena acongoja

En México es casi imposible esperar que la gente se quede en su casa. Es un hecho que millones de personas tienen que salir diariamente al exterior.

La cuarentena es una pérdida indeterminada de tiempo y un agotamiento irrecuperable durante la cual se deben suspender o reducir la circulación de personas, salidas sociales, clases, viajes, negocios…

Así mismo se deberá intentar incrementar el control de puertos y aeropuertos para prevenir, disminuir o evitar la entrada del contagio en el país. Es una situación de aislamiento temporal, se pensó al principio. Llevamos diez meses…

En esencia la cuarentena es el aislamiento y la no circulación de personas con restricciones claras y obligatorias impuestas para disminuir o detener crecimientos contagiosos. Sin hacer mención alguna al contagio mortal. Todo ello agota y genera molestias…. y miedo.

En China se impuso "sin discusión" el encierro y la no circulación obligatoria para todos. En México, en forma inocente, se sugiere a la gente que se cuide y se quede en su casa. ¡Ni siquiera se les exhorta a usar cubreboca todo el tiempo que permanezcan en el exterior! ¿Cómo obligarlos a ser más responsables, si el propio presidente del país detesta, y así lo ha demostrado en muchas ocasiones, usar un cubrebocas?

En México es casi imposible esperar que la gente se quede en su casa. Es un hecho que millones de personas tienen que salir diariamente al exterior, ya que ahí se encuentran sus fuentes básicas y únicas de subsistencia por la pobreza y la miseria excesiva que presentan en un país con necesidad, ruina, desgracia y desempleo sin soluciones. Más bien crecen sus necesidades alimenticias y las de salud diariamente.

No todos han aceptado la "nueva normalidad". Esto permite observar que sin ninguna guía de la autoridad ni motivación alguna, mucha gente transmita la infección. Hoy 22 de noviembre veo la increíble y lastimosa cantidad de fallecimientos en el país: 101,679 personas.

La ausencia de socialización nos está afectando emocionalmente al aislarnos, por un extenso período de tiempo de la posibilidad de estar con la gente con la que siempre se ha trabajado y convivido. Es una situación verdaderamente dolorosa que cada día afecta más. Enoja y agota.

A menudo escucho la queja de que en el país no se tiene un amplio y eficiente esquema de apoyo psicológico o psiquiátrico, accesible a todas las personas sin importar su edad, porque cada vez más personas, "hemos sido tocados de alguna forma" por este impertinente encierro.

Para terminar debo transmitir lo que a menudo escucho en mis crecientes comunicaciones con exalumnos, amigos, lectores, parientes y vecinos: "¿No te parece que a AMLO no le afectan los contagios ni las muertes?".

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