Salvador Garcia Linan

¡Estoy sin trabajo!

Date amplio crédito a ti mismo, o a ti misma, en forma comedida y comprensiva de que en todo momento estás haciendo lo mejor de lo que eres capaz.

Cuando en algún momento se reduzcan en México y en el mundo entero los efectos demoledores de la terrible pandemia del Covid-19, posiblemente te encontrarás sin empleo, si no es que actualmente ya careces de él.

Se están ahora incrementando dos tipos de desempleados: 1) Los que tenían trabajo antes de la pandemia, pero a "su empresa" le fue mal y corrió a mucha gente, tú entre ellos, y 2) Los que por alguna razón nunca han tenido un trabajo fijo, por haber terminado justamente su carrera y se están preparando de alguna forma para conseguir su primer empleo. Estos podrían conseguir un trabajo más rápido, pero tienen que aceptar que les van a pagar una miseria ¡Tómalo de inmediato!

El Covid-19 no únicamente está dejando a miles de personas sin trabajo con pensamientos saturados de angustia, pero los que se encuentran en una situación muy complicada son los que apenas (y a penas) buscan su primer empleo.

Ambos pretendientes de trabajo tienen que enfrentarse, desde este momento, con los deprimentes efectos mentales y emocionales que afectan, ahora más que nunca, a todas las personas que necesitan tener un trabajo temporal o cuasi permanente.

Aquellos que, de igual forma, como en algún momento aciago de nuestra vida pasada, nos hemos encontrado sin trabajo, sin querer y menos sin desearlo nos invadió una especie de tensión, de miedo, depresión, susto y algunas otras sensaciones perturbadoras, con pensamientos saturados de pesimismo, al ver que escasean los empleos. Es como una creciente certidumbre y en rigor así va a suceder en esta época post Covid-19: no habrá muchos empleos por mucho tiempo. Uno o dos años. Pero te queda una posibilidad. Comenzar a organizar tu propia pequeña empresa. O sea: "Tu futuro en tu propio negocio". (Título del primero de los cinco libros que he escrito sobre administración de negocios).

Pero hay algo que te recomiendo llevar a cabo. El primer acto en tu perturbador desempleo es simplemente y con todo tu corazón, "aceptar que estás sin trabajo". Y para darte fuerza y ánimo, "aceptar que tus sentimientos, miedos y sensaciones derrotistas y perturbadoras "son normales en la situación en la que te encuentras". Nunca olvides que eres un ser humano. Acepta que lo que estás temiendo y sintiendo es normal. Así entonces, date amplio crédito a ti mismo, o a ti misma, en forma comedida y comprensiva de que en todo momento estás haciendo lo mejor de lo que eres capaz. Qué estás dotado de aptitud, talento y cualidades para hacer algo bien y quizás, si te lo propones, mejor que los demás.

COLUMNAS ANTERIORES

Riesgo de la militarización
Militarismo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.