¿Eres médica titulada? ¿Es importante para ti que te llamen por tu título? ¿O te es indiferente si pacientes, médicos y enfermeras te llaman por tu primer nombre?
La respuesta a esta pregunta depende a quien se la haces. Por ejemplo, para muchos médicos que son mujeres, ellas y sus colegas masculinos reciben diferentes formas de ser nombrados. En las mujeres médicas es más común referirse a ellas por su primer nombre, inclusive cuando la situación de comunicación es formal. No pasa lo mismo con los médicos cuando son hombres.
Las médicas no suelen pensar y preguntarse si tales variaciones por el sexo y la forma tan diferente como se les reconoce su título podrían tener consecuencias que afectaran sus carreras.
En Estados Unidos en una sala de conferencias sobre temas de medicina, cuando una médica presenta a un orador médico, lo hace en el 96.2 % de los casos utilizando su título profesional. Pero cuando el que presenta a los conferencistas es un hombre, el 49.2 % de las veces no nombra a las mujeres por su título, sino por su nombre. Si un hombre introduce a un conferencista masculino, usará su título profesional el 72 % de las ocasiones.
En el caso médico y por la forma de sus relaciones profesionales por sexo, una persona ajena de la desconexión entre lenguaje y relaciones sociales podría preguntar cuál es la razón de esa situación.
¿Es importante que las mujeres médicas sean llamadas "doctoras" mientras lleven a cabo funciones y responsabilidades de su profesión? La respuesta es afirmativa, especialmente si sus colegas masculinos son tratados de la forma correcta.
Lo peor es que a las médicas todavía se les paga menos que a los médicos en puestos y responsabilidades equivalentes o iguales. Las mujeres médicas son promovidas con menor frecuencia por la idea de que sus responsabilidades familiares podrían impedirles la dedicación plena a su carrera médica.