Salvador Garcia Linan

Llora por ti, Argentina

Hay algo que ensombrece el ambiente: las frecuentes disputas entre la gente del presidente Fernández y la vicepresidenta Kirchner, quien lo impuso en el puesto.

Las cálidas vacaciones australes de diciembre y de enero en Argentina, con temperaturas mínimas de 32° centígrados a la sombra en Buenos Aires y sus prolongadas vacaciones hasta el mes de enero, feriado para todos. Hasta los Tribunales que imparten Justicia, no trabajan en enero, ni las escuelas. La devaluación y la inflación si seguirán trabajando.

Hay algo que ensombrece el ambiente: las frecuentes disputas entre la gente del presidente Fernández y la vicepresidenta Kirchner, quien lo impuso en el puesto. ¡Cómo lo oyen!

El desempleo, la devaluación del peso argentino y la inflación se incrementan todos los días a cifras impresionantes. Pero la imagen presidencial, con sus torpezas verbales en Rusia y en China, disminuye, junto con su creciente inhabilidad para manejar el país Y la impagable deuda externa.

La gente está hastiada, cansada, indignada, agresiva y con mínimas esperanzas de una leve mejoría. Argentina no se levanta. Otro problema muy grave son los altos alquileres de las viviendas que deben pagarse en dólares. La cruel violencia y la miseria que se ven en las calles, cómo en la Avenida Colón, de familias con niños y ancianos, durmiendo en las veredas. (Banquetas).

Escepticismo, falta de expectativas, hastío, corrupción, desempleo, dolarización plena, inflación del 1% semanal, superior a más del 55% anual. la elevada devaluación diaria del peso argentino. Además, la violencia, el creciente endeudamiento con el exterior. Todo duele y no hay con que pagar la creciente deuda externa. Menos lo habrá con las deslucidas declaraciones de Fernández en Rusia y China, contra Estados Unidos. Fue profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. ¿Por qué no siguió allá? Algún argentino se lo preguntará.

Los argentinos saben por experiencia desde hace muchos años, qué si algo llega a estar bien en su país, no esperen estar mejor.

La conflictividad social ha empeorado en las calles. El creciente nivel de crispación individual que hay en las calles, llega con mucha frecuencia a la violencia.

El argentino está muy molesto con su decadente situación personal. El sentimiento de hartazgo crece y se relaciona con su desgraciado existir y con el grave fracaso y corrupción de sus dirigentes. La violencia crece.

Al presidente Fernández y a la vicepresidenta Kirchner, una mujer con una riqueza inmensa en su ciudad El Calafate, en la Patagonia Argentina, parece importarles poco, el creciente dolor y la creciente desesperanza de sus ciudadanos. No hay un proyecto definido de país.

Percibo ante la corrupción un gravísimo problema de desconexión, incrementado la furia, la agresividad y la creciente frustración de los argentinos. Todos los políticos peronistas les han fallado y los siguen defraudando. No se perciben cambios. Salvo en la altísima devaluación del peso argentino, Argentina seguirá igual. Desde la década de los setenta comenzó su calvario.

La negociación con el FMI está muy cercana y se llevará a cabo por gobernantes sin confianza política ni social. Sin capacidad. Sin ningún sustento. No confían en el desorientado presidente y menos en Cristina y su hijo Máximo. No obstante: los argentinos siempre vivirán desunidos

En las últimas apariciones del débil Presidente Fernández, mostró un proceso de descomposición. Odia lo que tiene que hacer. La corrupción de la vicepresidenta la hace detestable, ya que tampoco se olvida su posible relación con la muerte violenta del fiscal en Puerto Madero, en el cual se demostró que no fue suicidio.

Por lo pronto, de los militares no se ha escuchado una sola queja. Ni una sola palabra…

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