La Feria

Víctor Romo lo hace (mal) de nuevo

La gente, ya se sabe, no cambia. Sólo es cuestión de tiempo para que todos mostremos la querencia. Y eso pasa con Víctor Romo, alcalde de la MH.

La gente, ya se sabe, no cambia. Sólo es cuestión de tiempo para que todos mostremos la querencia. Y eso le ha pasado a Víctor Romo, a quien su brazo derecho le inventó un éxito que, como todo lo hechizo, terminó por revertírseles.

El 15 de agosto el director de Gobierno de la alcaldía anunció en Twitter, como quien cree que ha llegado a la cumbre del Everest, que la alcaldía de Romo procedería a destruir 140 triciclos que habían sido recogidos. La tormenta digital no se hizo esperar.

Valiente autoridad es don Víctor, cruzado de la legalidad contra los ambulantes de triciclo al tiempo que se oye poco, o nada, de que tire pisos ilegales a los grandes intereses inmobiliarios que abundan en su demarcación.

Pero volvamos a su subalterno. El funcionario que puso el mensaje de Twitter que desató la ira popular quiso arreglar el embrollo y, claro, sólo se hundió más.

"Esta administración -dijo el colaborador de Romo, supone uno que incluyendo a su jefe- es sensible y respetuosa de la realidad social y económica (no dijo de quién, apunto yo), en el caso de estos enceres (sic) se lleva a cabo un proceso apegado a la normatividad administrativa, con el fin de que no representen un riesgo sanitario o de Protección Civil para la ciudadanía". El nombre de ese funcionario es Hegel Cortés.

Claro, con ese mensaje críptico don Hegel se quería quitar de encima un alud de latigazos de tuiteros que le reclamaban la insensibilidad de estar festejando que tales 'enseres', los triciclos pues, serían destruidos en plena pandemia y crisis económica luego de ser quitados a ambulantes.

De nuevo, una salida en falso. Eso del riesgo sanitario, por el amor de dios, que se los crea no sé quién.

¿Riesgos a protección civil los triciclos? ¿De verdad? ¿En la delegación MH de Romo, tan consentidora desde su primera administración de abusos de restauranteros y antreros? Ver para creer.

Con el segundo tuit, la polémica sólo creció. Así que tuvo que salir al quite, finalmente, el señor alcalde.

El siguiente capítulo de esta opereta de los 140 triciclos contradecía a los dos primeros episodios. El asunto, dijo don Víctor, ya no era un decomiso administrativo ni un asunto sanitario, era un tema de mafias y de malos muy malos.

Porque Romo dijo, algo así entendí, que retirar los triciclos representaba un golpe espectacular a unos líderes de mafias de ambulantes que se metían –si entendí bien, porque siempre cabe la posibilidad de que cuando uno ve una comedia de enredos acabe precisamente enredado—dos millones de pesos al día al explotar a los operadores de los triciclos (de los decomisados y de muchos otros más, supongo).

Salió el peine. Don Víctor contra una mafia. Ya era hora. Hora de que enfrentara una mafia, digo yo, porque las inmobiliarias y antreras que operan ahí en zonas de alta plusvalía nomás no las ve. Pero en fin, enhorabuena.

Claro que es creíble que hay mafias que explotan a ambulantes y pedigüeños. Qué novedad. Pero si eres el experimentado y protagónico alcalde de una importante zona, si tu partido tiene mayoría en el Congreso local y se supone que llevas buena relación con la jefa de Gobierno, ¿no habría sido mejor hacer las cosas bien?, lo que, seguramente, te habría ganado el apoyo de gente que no quiere abusos de la vía pública –de nadie– ni mucho menos explotadores de ambulantes.

Por qué Víctor Romo no denunció a priori ante las autoridades y la opinión pública a los mafiosos esos, y luego explicó los decomisos, y luego convocó a la ciudadanía a sumarse a una lucha contra la ilegalidad de líderes abusivos, de comerciantes establecidos con licencias chuecas de bares y restaurantes, contra constructores sin escrúpulos…

No, es mucho pedir. Porque lo que vimos es lo que hay: unos tuits fallidos de la alcaldía sobre unos triciclos por destruir, y una polémica que mostró, una vez más, que en la Miguel Hidalgo el alcalde es mucha publicidad (mucho anuncio de apoyos que huelen a proselitismo), pero poca efectividad. Nada nuevo. Sólo era cuestión de tiempo para constatarlo: nadie cambia.

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