La Feria

Un pésimo lunes en la CDMX

La jefa de gobierno de la CDMX acusó sin pruebas fehacientes a una mujer de ser instrumento de un acaudalado hombre. La mujer perdió la chamba ayer.

Estoy seguro de que anoche, camino a su casa, a la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, le pasó lo que nos pasa a todos más a menudo de lo que quisiéramos: que la doctora tenía unas ganas enormes de haber hecho las cosas de manera distinta en este lunes, de no haber salido a decirle a la prensa una bola de cosas insostenibles y contraproducentes, de que se acabara de una buena vez un día fallido.

Sólo Claudia Sheinbaum sabe por qué hizo lo que hizo ayer por la mañana, cuando, con argumentos que no son propios ni de un mal columnista, ya no digamos de una científica, juntó una serie de pantallazos y se puso a especular sobre una supuesta mano negra –de un hombre, claro está– detrás de la toma por parte de mujeres de la sede de la CNDH de la calle República de Cuba.

En su rueda de prensa de ayer hizo gala de clasismo y ralo sospechosismo. Fue un concierto de especulaciones que en nada honran la idea de que el suyo sea un gobierno profesional, y mucho menos dan pistas de que ella tenga la sensibilidad política indispensable para manejar la ciudad justo en días como este lunes, cuando mujeres tenían anunciado protestar.

No hace falta repetir lo que dijo Sheinbaum, porque ni Google, que ella citó como fuente, le da la razón.

Pero hay que tratar de aclarar la situación para dimensionar el despropósito.

La doctora hizo un batidillo lamentable. Acusó a una mujer de no poder sentir empatía por la toma de la CNDH, dado que es de "altos recursos económicos". En la visión de Claudia, pobre y feminista está ok; adinerada y feminista, nanay, imposible. No pos guau.

La doctora se lanzó en un salto triple a acusar a esa mujer, desconocida hasta ayer para toda la opinión pública, de estar "financiando la ocupación": pero la jefa de gobierno no mostró recibos de transferencias de fondos ni fotos de una caravana de camionetas SUV llegando con víveres para semanas, ni nada por el estilo, apenas indicios bastante ordinarios de la participación de una mujer en apoyo a quienes retienen la CNDH.

Ya puesta a confundir gimnasia con magnesia, la doctora deslizó que había encontrado el peine que movía la cuna: esta mujer es utilizada por quien de verdad estaría detrás de protestas de causa feminista, un cuestionado personaje del outsourcing y las factureras de nombre Raúl Beyruti, cabeza del polémico GINGroup.

Pero qué mostró para probar su dicho. Nada; apenas una interrogante, formulada en los siguientes términos: "¿Será una casualidad o por qué hay un vínculo directo de apoyo a esta toma de la CNDH? Pero pues sí este vínculo que hemos encontrado, en donde el brazo derecho, esta mujer, participa en GINGroup, una de las princípiales empresas de outsourcing y vinculada con las factureras que cometieron fraudes de miles de millones de pesos durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto".

Recapitulando. La jefa de gobierno acusó sin pruebas fehacientes a una mujer de ser instrumento de un acaudalado hombre. La mujer perdió la chamba ayer. El hombre quizá ganó un poco de impunidad luego de tan endeble ataque. Y mientras, por la tarde, las protestas se vivieron entre violencia.

La causa feminista es siempre justa, dijo Claudia Sheinbaum en un momento de su conferencia. Salvo porque no acepta que mujeres se tapen el rostro en la Ciudad de México. Es decir, como antes hicieron otros jefes de gobierno, la actual se quejó de que la capital sea la capital, y de que las marchas reclamen asuntos nacionales aquí. Si eso no es provincianismo no sé qué es.

¿Por qué hizo Claudia Sheinbaum lo que hizo ayer? ¿Quiso emular a su jefe? ¿Ya también habrá paredón mediático en el Palacio del Ayuntamiento? ¿Pensó que tenía que tender una cortina de humo en previsión de los choques que podrían ocurrir entre policía y mujeres? ¿O ya la perdimos a ella y a su equipo, y nadie usó lo que tienen detrás de la frente para ver que era pésima idea emprender una cacería de brujas, que mejor trabajaran más en convertir a la CDMX en un espacio libre de violencia contra las mujeres a ver si así otros gobiernos, para empezar el federal, sienten presión?

En vez de ello, especulaciones baratas, violaciones a la presunción de inocencia y traición a la empatía con la causa feminista. Ojalá la doctora Sheinbaum haya pensado en eso anoche, de camino a casa, en que la Ciudad de México tuvo un pésimo lunes.

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