La Feria

¿Internet para todos por mandato ciudadano?

1

Los capitalinos piden espacios con acceso gratuito a internet. ¿Qué responderán las autoridades delegacionales?

A pesar de su atraso político la capital de la República cuenta con mecanismos para la participación ciudadana. De hecho, en estos días el Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) recibe a través de internet el sentir de los vecinos con respecto a múltiples proyectos que las delegaciones han de realizar el año entrante con un presupuesto participativo por 800 millones de pesos. Esas propuestas fueron, a su vez, formuladas por los propios ciudadanos. La consulta cierra el domingo.

Entre muchas iniciativas –desde reparación de banquetas hasta habilitación de gimnasios al aire libre, pasando por luminarias–, los vecinos de todas las delegaciones han solicitado acceso gratuito a internet para ciertos espacios, calles, parques, aulas, etcétera.

El diario Reforma ha publicado que de la lista fueron eliminadas 81 iniciativas en las que aparecía la demanda de conectividad gratuita.
Aquí la nota al respecto http://bit.ly/1RpQCid

La única delegación que no habría rechazado proyectos de internet sería la Miguel Hidalgo.

Sin embargo, lo importante es que en el listado final de proyectos publicado en la web del IEDF hay múltiples demandas ciudadanas sobre conectividad gratuita.

Es un gran tema. Y uno urgente.

Las autoridades locales deben ser actores de primer nivel en la discusión de la conectividad en espacios como los que competen a municipios o, para el caso chilango, a las delegaciones.

A veces pareciera que las autoridades locales nadan de muertito no sólo en temas como la inseguridad (tanto Calderón como Peña Nieto han reclamado eso a los ediles y hasta a los gobernadores), sino también en asuntos como la conectividad.

Porque la conectividad no es sólo el apagón analógico o terceras o cuartas cadenas de televisión. Y las autoridades locales sí tienen un papel qué jugar con respecto a cómo ha de darse más y mejor acceso a los ciudadanos a las tecnologías de la información.

Algo de eso se discutió en Estados Unidos hace poco más de un año cuando se debatió la neutralidad de la red. En una columna publicada en el New York Times en abril 27 de 2014, la especialista Susan Crawford planteaba que "las ciudades de la Unión Americana requieren redes de fibra óptica extensas, baratas, rápidas, y cada ciudad tiene las herramientas a su disposición para hacer que esas redes se instalen".

Crawford agregaba que de acuerdo con otro especialista, Christopher Mitchell, 400 ciudades estadounidenses habían instalado, o estaban en planes para ello, sus propias redes. Aquí la columna http://nyti.ms/1kw9T3x

Por supuesto que una iniciativa ciudadana que demanda internet en un quiosco o en un parque, debe ser bien evaluada por las autoridades y los vecinos antes de que todo el numerito termine en la inauguración de siempre del chasco de siempre. Es decir, que no vayan a ser byte de un día.

¿Tendrán las delegaciones presupuesto para instalar esos espacios de acceso gratuito? Ello incluye el mantenimiento, de hardware y de software, licencias, vigilancia, etcétera.

Como Crawford también recuerda en la columna ya mencionada, que una comunidad decida cómo crear su propia red de conectividad es mucho más que abrir espacios WiFi, supone que alguien dejará de ganar dinero. Es decir, el juego no es sólo contratar internet a algún proveedor ya existente, sino crear modelos que hagan florecer iniciativas distintas a las que dominan el mercado.

Todos saldríamos ganando si alguna delegación comienza a explorar un modelo así. Por lo pronto, los vecinos lo han solicitado.

¿Escucharemos a los delegados decir algo innovador en los tiempos de Internet?

Twitter: @SalCamarena

También te puede interesar:
Sobres de 300 mil pesos al mes para asambleístas
Coahuila y el populismo taurino
Línea 12, dudas ante una reapertura

COLUMNAS ANTERIORES

Claudia, piedritas, y piedrotas, en el camino
AMLO, Claudia, el movimiento y el partido

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.