La Feria

Esto no es una masacre…

Lo ocurrido en Calera, Zacatecas, es una situación aberrante, una constatación de que no hay cambio, una sospecha de que la autoridad sigue sin apegarse a la ley.

Dice la autoridad que fueron atacados. Destacan los funcionarios estatales que tras el ataque hay tres policías heridos. Afortunadamente, las heridas de dos de ellos son leves y el otro uniformado se encuentra estable. Lo que no dice el supremo gobierno en Zacatecas es cómo la muerte se repartió en Calera el lunes de manera tan desigual, porque del lado de los presuntos delincuentes hubo 14 muertos. Algo no cuadra.

Porque son catorce fallecidos y eso que ellos dispararon primero, y eso que ellos fueron los que emboscaron; reguero de muertos del bando que tenía fusiles y hasta un lanzagranadas. Todo lo anterior, según la versión oficial. Catorce muertos que, además de criminales, de acuerdo con las autoridades, eran terriblemente tontos o muy muy limitados… Esto no es sólo una masacre, es un manojo de indicios de situaciones aberrantes, una constatación de que no hay cambio, una sospecha de que la autoridad sigue sin apegarse a la ley.

Decir Calera, Zacatecas, es decir aeropuerto más importante de esa entidad o población a tiro de piedra –media hora– de la capital. Ahí el lunes, según lo que han informado las autoridades zacatecanas, policías "fueron agredidos por sujetos armados, tres policías resultaron heridos y 14 agresores fueron abatidos (…) La agresión se registró cuando el personal policial se encontraba realizando acciones propias de seguridad" (…) Tras desplegarse una acción coordinada y repeler la agresión en la comunidad Nueva Alianza en el mismo municipio, 14 de los agresores perdieron la vida".

La retórica del comunicado zacatecano es idéntica a la que hemos leído una y otra vez desde el calderonismo. Tres sexenios donde la diferencia entre la letalidad de los 'atacantes' (los presuntos criminales) y los 'atacados' es inconsistente con el obligado uso proporcional de la fuerza por parte de las autoridades y con la lógica más elemental.

Con Felipe Calderón vimos a una Secretaría de Marina que no dejaba sobrevivientes cuando se 'topaba' con criminales, mientras el Ejército tenía una letalidad menos desbalanceada, y la Policía Federal mostraba un índice aún más equilibrado. En 2011, en la revista Nexos se publicó el primer índice de letalidad de este tipo de sucesos. "En los enfrentamientos en que exclusivamente participó la Policía Federal murieron 1.4 presuntos delincuentes por cada policía federal muerto, pasando a cuatro presuntos delincuentes muertos por cada policía federal o soldado muerto en el caso de la participación conjunta con el Ejército. La tasa se eleva notoriamente si consideramos los enfrentamientos en los que participó solamente el Ejército (13.8) o la Marina (34.5, aunque sólo tiene 14 enfrentamientos registrados en las fuentes consultadas)". https://www.nexos.com.mx/?p=14555

De allá a ahora, la Sedena se ha negado a dar más información sobre el número de civiles que mueren en enfrentamientos con soldados (https://www.animalpolitico.com/2019/08/mexico-letalidad-autoridades-informe/), pero casos como el del lunes nos recuerdan que estamos tan habituados a la desproporción de bajas, que incluso eventos de esa naturaleza ya no ocupan espacios titulares en los medios de comunicación.

La idea no es que los muertos se repartan equitativamente para saber que estamos bien. La idea es no quedarnos con esta sensación de que, en el país en el que López Obrador ha decretado, contra evidencia flagrante, la inexistencia de las matanzas, nos estamos convirtiendo en los cómplices de una estrategia policiaco-militar que no respeta ni protocolos ni derechos humanos a la hora de masacrar presuntos delincuentes. Y tan campantes el presidente de la República, los gobernadores y los ciudadanos, porque catorce muertos de un sólo lado, que encima agredieron primero, hoy en México son un enfrentamiento, no una masacre.

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