La Feria

Cuidar la verdad

El presidente López Obrador abusa de las verdades a medias, de los datos sin fundamento, de aseveraciones imposibles de cotejar.

Si del lado del poder llegan a decir lo que sea y con una frecuencia que abruma, ¿por qué los críticos de un gobierno que así se comporta tendrían que limitarse a los hechos, que a veces lucen aburridos o nada efectivos para desmontar la avasallante propaganda oficial?

El presidente López Obrador abusa de las verdades a medias, de los datos sin fundamento, de aseveraciones imposibles de cotejar; y lo mismo niega frecuentemente la realidad que formula anuncios o promesas cuya viabilidad o veracidad, al poco de ser formuladas, comienzan a crujir sin remedio.

Todo lo anterior, empero, pareciera que le cuesta poco al gobierno de Morena. La popularidad del Presidente no baja, y de acuerdo con las encuestas, manipular la verdad no se ha traducido hasta hoy en una merma significativa de las probabilidades en los próximos comicios del partido en el poder.

A pesar de las crisis que enfrenta el país, la promesa de cambio de López Obrador sigue siendo digna de crédito entre la población, y su discurso –que elude la realidad al tiempo que alimenta la idea de que el cambio ha iniciado y que un radiante futuro está a la vuelta de la esquina– resulta exitoso incluso de cara a la disfuncional operación del gobierno en estos dos años.

Lo anterior puede frustrar a algunos, que quizás insisten en pasar por alto lo profundo del hartazgo expresado en 2018. Pero no es cediendo a la tentación de formular en voz alta escenarios sin fundamento, como hablar de que el gobierno llegaría a contemplar la cancelación de las próximas elecciones, como se provocará una reflexión crítica de lo que está en juego en los comicios venideros.

Las campañas no han iniciado. Y por lo visto en las precampañas y en la selección de algunas candidaturas, se augura reñida competencia en algunas entidades, pero no necesariamente un escenario de suyo preocupante para Morena.

Para denunciar insuficiencias, errores, corrupción o simples y llanas falsedades de un gobierno como el de AMLO la única receta posible es sujetarse al terreno de los hechos. Por ello, defender el Sistema Nacional de Transparencia es prioritario, porque sin esas leyes y los organismos que las hacen funcionales, la información documental de los hechos de gobierno podría quedar lejos del alcance de los ciudadanos. Eso, y contener las exageraciones.

La administración López Obrador da sobrados motivos para denuncias. Auditar desde la razón y la ecuanimidad las decisiones y los resultados oficiales, aunque parezca anodino o insuficiente, previene contra dos males mayores: una crítica rigurosa en su forma y en su fondo es más difícil de rebatir; una crítica solvente y fundamentada no alimenta las espirales de la propaganda.

En cambio, caer en lo mismo que se critica llenará el espacio público de especulaciones que dejarán a los ciudadanos a merced de aquéllos a quienes, sin el menor rubor, sólo les interesa que se discuta el ruido y no el fondo. Es un homenaje a AMLO.

Timothy Snyder, en su ya clásico Sobre la tiranía, veinte lecciones del siglo XX (2017), lo deja muy claro en unas cuantas líneas. En la décima lección de ese pequeño volumen habla de creer en la verdad. "Abandonar los hechos es abandonar la libertad", arranca diciendo Snyder en ese apartado. "Si nada es verdad, entonces nadie puede criticar al poder, porque no habrá bases sobre las cuales hacer eso. Si nada es verdad, entonces todo es espectáculo", remata Snyder, quien agrega que en ese escenario "las carteras más grandes pagan los reflectores que más encandilan".

Consulta más columnas en nuestra versión impresa, la cual puedes desplegar dando clic aquí

COLUMNAS ANTERIORES

La ‘zacatecana’
AMLO y las ‘manchitas’

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.