Rosario Guerra

Recesión

Si se abandonan confrontaciones y descalificaciones, el discurso falso de que las cosas que van mal son por acción de opositores y grupos privilegiados que se oponen al cambio, y se convocara a un proyecto que nos una, México saldría muy fortalecido.

AMLO festejó el crecimiento de 0.1 por ciento reportado por INEGI, que deja fuera la recesión y suma un 0.4 de crecimiento este año, muy lejano al 2.0 por ciento pronosticado por su gobierno. No llegaremos ni al 1.0. A Bloomberg le declaró que le gustaría bajar tasas para impulsar inversión. Esta medida alejaría capitales golondrinos que aprovechan la coyuntura, su salida provocaría devaluación. Y no hay proyectos de inversión viables. En realidad AMLO reconoce que la economía no crece, y hoy dice que lo que debe medirse es el desarrollo y así destruye al Coneval. La SHCP reconoce un subejercicio en gasto y un crecimiento más moderado. Lo bueno, se mantendrá el superávit fiscal.

No habrá medicinas ni estancias ni refugios ni aeropuerto, no se concursan obras y se admiten empresas cuestionadas. La CNDH revisa acciones de inconstitucionalidad contra la "ley garrote" de Tabasco, que prohíbe las protestas y limita la libertad de manifestación, práctica lopezobradorista por décadas. Todos sabían que pedían dinero para desbloquear el Zócalo, las minas, las obras de Pemex e hizo escuela, pero ya no le gustó. La CNDH estudia también la Ley se Extinción de Dominio, que dispone de bienes sin probar culpabilidad, y ahora de la ampliación de mandato por vía legislativa, cuando el voto se convocó para un periodo de dos años.

Los trabajadores de padrones de Sedesol no tienen plaza ni seguridad social ni gastos para realizar su labor. Muchos servidores públicos son cesados sin pago de indemnización. Tras caída en las cifras de empleo se pretende contabilizar a becarios como trabajadores en IMSS. Se reducen becas a médicos y deportistas. Conacyt se confronta con científicos y anula su profesionalización, se suspenden apoyos a la cultura. No hay ya promoción turística. CFE inicia un juicio que perderá por gasoductos contra socios comerciales.

La corrupción fue terrible, también el saqueo, y que decir de la impunidad. Los mexicanos, hartos, dieron el apoyo a un nuevo proyecto. Yo estoy convencida de que AMLO busca cerrar brechas entre riqueza y miseria, entre regiones dispares, entre oportunidades para todos y por eso supone pasará a la historia. Lograr las metas de desarrollo implica planearlo, promover la inversión, generar confianza y empleo, promover la unidad nacional para marchar juntos hacia un mejor destino. Castigar corrupción, acabar impunidad, sobrellevar a Trump, un vecino hostil, lograr se firme el nuevo tratado comercial. Evitar nuevas tarifas, resolver migración ilegal y abatir índices de inseguridad, son retos mayores que debe enfrentar.

Yo creo que si se abandonan confrontaciones y descalificaciones, el discurso falso de que las cosas que van mal son por acción de opositores y grupos privilegiados que se oponen al cambio, y se convocara a un proyecto que nos una, México saldría muy fortalecido. No es algo imposible de lograr. Dejar fuera fobias, no principios, dejar atrás odio, pero aplicar la ley, escuchar a expertos en lugar de alejaros y estigmatizarlos, es algo viable que no tiene por qué afectar el ego de AMLO. Ampliar su círculo, sin prejuicios, sin confrontaciones, puede aportar soluciones.

Gobernar no es fácil, los economistas son especialistas en su materia, así como los militares en la suya. Hay que leer a Sun Tzu, la mejor victoria es la guerra que no se pelea. Ingenieros, arquitectos, ambientalistas, abogados, empresarios, médicos, profesores, periodistas, todos tienen una visión, quizá parcial de su especialidad. Juntar equipos multidisciplinarios para diseñar estrategias exitosas es lo que impulsa desarrollo. Los políticos, que piensan que son especialistas en la generalidad, no poseen los conocimientos en todas las áreas para tomar las mejores decisiones.

Si además incorpora visión de género a las políticas públicas, a mí no me cabe duda de que se puede avanzar. Es necesario reflexionar lo expuesto por Urzúa y por Martínez, no con afán revanchista o de condena, sino de autocrítica, valor contrario a la soberbia, pecado capital según sabrá AMLO. Corregir rumbo no es claudicar, llevar la economía y la política a los límites de provocar quiebres no es sabio. Nadie quiere que fracase México, esas son fake news. Es nuestro destino común lo que está en juego.

Adecuemos reglas, facilitemos inversión, creemos empleos, apeguemos acciones a derecho, sin falsos legalismos, usemos la transparencia y la información, es posible y deseable hacerlo. Muchos piensan que es decisión de un solo hombre, por la fuerza del presidencialismo. No es así. Es responsabilidad de todos hacer el cambio. Sin nosotros no se concretará ni por decretos incumplibles e inconstitucionales. Escalar el conflicto sólo conducirá a la violencia, negación de la política. Nadie quiere ese camino.

Es momento de innovar, de buscar opciones, de lograr unidad, de rectificar errores con honestidad, pero eso depende de todos. Presidencia, Legislativo, Judicial, medios de comunicación, sociedad civil. Con diálogo, en libertad, con responsabilidad. Más allá de la foto y reunión requerimos acción. Compromisos reales, no sólo para evitar confrontación o actitudes políticamente incorrectas.

El 70 por ciento de la economía en México depende del sector privado, somos una potencia exportadora, tenemos mano de obra capacitada y valiosa, una población joven y mejor preparada, con ambiciones válidas. Tenemos la experiencia de generaciones para aportar a proyectos y concretarlos. Nadie piensa en que el Estado pueda resolver, por sí mismo, solo, los problemas nacionales. No tiene el peso ni los recursos. Requiere de apoyos múltiples y no parece aceptar este hecho.

Nadie está a favor de extorsiones o corrupción, tampoco opacidad y adjudicaciones directas. Queremos oportunidades, que en la mayor parte de los casos no requieren recursos públicos, tan sólo comprensión de proyectos y autorizaciones apegadas a derecho, con transparencia, con sana competencia para emprender obras de infraestructura. Hay recursos, hay experiencia, hay voluntad.

La SHCP declaró que ya va a liberar más de 485 mil millones de pesos para detonar obras de infraestructura en el país, que hoy se encuentran paradas, contribuyendo a la falta de crecimiento. Aunque tardía, puede ayudar a dinamizar economía si los trámites se apegan al marco legal y se agilizan. No es sencillo avanzar, pero puede lograrse, porque México no son cuatro proyectos presidenciales, tres muy cuestionados y otro, el Transístmico, mal enfocado, pero potencialmente atractivo.

Así que más que discursos, requerimos acciones. Más que ideologías, principios; más que legalismos, Estado de derecho; más que austeridad, eficiencia. Y en todos los rubros, que el combate a la corrupción sea parejo, que no permita impunidad, no importa filiación.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Y todo para qué?
SCJN

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.