Rosario Guerra

Decisiones

AMLO cree firmemente que lo que hace, regresar a una centralización del poder político dará más oportunidades a los inversionistas.

La destrucción de instituciones, la confrontación con inversionistas, la caída de la economía y el empleo, el fracaso para proteger a la población del Covid-19, la negativa para apoyar a empresas y planta productiva con medidas fiscales o económicas, la falta de comprensión de las demandas de las mujeres, la negación del patriarcado y el "ya chole" frente a acusaciones de violación, el cierre de refugios y guarderías, la tolerancia a la corrupción y el influyentismo de colaboradores, la intolerancia a la crítica y la condena a medios y periodistas, el discurso de polarización, la asignación directa de obra pública, caracterizan la administración de AMLO, entre otras acciones.

Su más reciente golpe al país fue la iniciativa preferente de la Ley de la Industria Eléctrica, que regresa a la CFE como monopolio estatal, argumentando una competencia desleal de las energías limpias que venden más barato. Incumple la Constitución y los Tratado Internacionales, y lo más grave es que regresa a energías contaminantes y con tarifas más caras. Las protestas y la judicialización del tema están por comenzar apenas se promulgue.

¿Por qué actúa así AMLO? Ha dicho que quiere pasar a la historia, pero como transformador del país y por el momento es su destructor. Pero no cambia sus decisiones. Tampoco se informa a fondo para la toma de decisiones. No escucha a especialistas, colaboradores, empresarios, en fin, él todo lo sabe y todo lo ordena porque tiene la fuerza para imponerse.

No creo lo haga con el deliberado propósito de generar más pobreza, aunque ese sea el resultado. Ha sido muy pragmático cuando fue jefe de Gobierno. Tuvo muchos recursos entonces y creó la pensión para adultos que fue adoptado en todo el país. Se alió con empresarios para los segundos pisos y el desarrollo de la metrópoli. Pero como Presidente ha cambiado y es sumamente intolerante frente a otras visiones.

¿Por qué? Pasa muy seguido que como dice el dicho "Dios castiga cumpliendo tus deseos" y la lucha de AMLO fue tan larga y difícil que ahora que está en la silla presidencial cree firmemente que puede cambiar el sistema mexicano hacia un Estado de bienestar, con mayor igualdad, a través de medidas espectaculares. Sus proyectos serán fallidos, lo mismo el Tren Maya que Santa Lucía, o la refinería de Dos Bocas o el tren del istmo. El problema es que no hay dinero. Y la inversión pública se va a estas malas decisiones, y a Pemex y CFE, sin lograr rescatarlos, sin hacer crecer la economía, va a la baja sostenidamente, la recaudación en 2019 se mantuvo por la presión y acuerdos del SAT con empresas para pagos.

Además, los programas sociales crecen en montos porque son universales, y no hay supervisión, por lo cual los desvíos, como ya apuntó la ASF, son consecuentes. Ya se acabaron los 'colchones' de ahorros o fondos de reserva, que las administraciones anteriores hicieron como el de estabilización. La apropiación de los recursos de los fideicomisos públicos, con sus costos sociales, en cultura, ciencia y varios otros rubros fundamentales. El ingreso per cápita va disminuyendo.

¿Qué hacer? Insistir en que las medidas son equivocadas con datos, información pública y tratar que la realidad se imponga sobre el voluntarismo o la ficción en la que vive AMLO y sus otros datos. Buscar que AMLO rompa su caparazón y escuche para que el sufrimiento sea menor. Sin escándalos, pero con firmeza. El presidencialismo exacerbado nos daña a todos.

La deuda pública sigue creciendo. En dos años se fue de 47.5 por ciento a casi 60 por ciento del PIB. Pese a todo, la recuperación de EU, nuestro mercado de exportación, aumenta nuestra producción, con un crecimiento económico que recupere parte de la caída de 8.5 por ciento registrada en 2020. No creo que lleguemos a 4 por ciento, pues la puntilla es la supresión de la reforma energética.

Lo cierto es que es inevitable una nueva reforma fiscal con mayores tasas, pues los estados están muy afectados y la relación entre los Ejecutivos estatales y el federal será cada vez más difícil, más si se prosigue con el desafuero en Tamaulipas, que no ayudará al sometimiento de otros gobernadores. La elección de junio despejará dudas.

AMLO cree firmemente que lo que hace, regresar a una centralización del poder político, con monopolios estatales, con el control sobre empresas privadas y ciudadanía, dará más oportunidades a inversionistas, sus programas sociales más bienestar, no reconoce la globalización, aunque entienda la importancia del TMEC y otros tratados. Sigue pensando que el Estado es el actor principal de un cambio, cuando para hacerlo se requiere de unidad nacional y rumbo certero. No de ocurrencias y nostalgia del pasado. No de una inexistente 4T, sino de un proyecto nacional para sanearlo, no para derrocarlo. El caos sería el peor escenario.

COLUMNAS ANTERIORES

Debates y proyecto
¿Qué cambia?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.