Rosario Guerra

¿Qué cambia?

La elección será pacífica. No tengas miedo a ser funcionario de casilla y en salir a votar. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Tú, ¿qué escoges?

En esta contienda electoral Morena y sus aliados dicen que ya ganaron, que las encuestas los favorecen y solo es cosa de llegar a la elección. Sin embargo, la preocupación trasciende este simplismo. Baste con recordar que ante el riesgo de perder ya AMLO echó a andar una nueva historia, la del golpe técnico de Estado que quiere achacar a la oposición, cuando es solo él quien puede concretarlo. Tiene al Ejército, la Guardia Nacional, los servidores de la nación, los partidos de su coalición y aun así, teme perder la elección y la mejor defensa es el ataque.

¿Cómo podría evitarse la elección? Pues si AMLO y la delincuencia organizada evitan que se abran las casillas necesarias y ante el vacío constitucional, se aplace una nueva elección, previa purga de opositores. Hay cuatro posibles escenarios. El primero, que gane Claudia, con el apoyo del gobierno y un triunfo cómodo. Otra, que gane por un margen pequeño y se impugne su victoria. El tercero, que gane Xóchitl con un rango pequeño de votos, la embestida del gobierno y aliados sería terrible. Movilizaciones y riesgo de violencia estarían presentes. La cuarta, que gane Xóchitl con un amplio margen, que legitime su triunfo.

Cualquiera de los escenarios es posible. Es, pues, interesante analizar qué cambiaría si gana una o la otra. Según la oferta de Claudia, ella construiría el segundo piso de la 4T. Es decir, seguiríamos por el mismo camino de la centralización del poder, de la anulación de la SCJN, de la apropiación del proceso electoral, de la destrucción de instituciones, del empobrecimiento de los más débiles, de la confrontación y del autoritarismo. Sin duda habría un retroceso en la protección de los derechos humanos. Tanto de mujeres, a las que trata de seducir tras haberlas rechazado, como de los grupos vulnerables: LGBTTQ+, discapacitados, indígenas, y demás minorías.

Aunque se sabe que Claudia se quiere vender como una científica, la destrucción de la ciencia, la cultura y la educación se escalarían. Aunque mande recados a cámaras empresariales para decir que ella, con su profesionalismo, no atentaría contra el desarrollo económico, su apoyo a las políticas de AMLO como programa de gobierno ponen en duda su palabra. Cambiaría México, en definitiva que sí, con el mismo camino trazado para destruir la democracia e instalar un gobierno que someta a la sociedad toda. No habría apoyo al campo, ni a la pesca, ni a las energías limpias, ni se pararía la contaminación del aire, ni se respetarían las áreas naturales protegidas. La inversión extranjera seguiría fluyendo con contratos leoninos ante la falta de certeza y seguridad jurídica. No habría espacio para las organizaciones de la sociedad civil ni sus causas; no se repondrían los fondos para financiarlas. La política social se orientaría a generar más dependencia de los pobres, no se combatirían las causas de la pobreza.

¿Y qué decir de la seguridad pública y nacional? Quedaría como está o peor, pues con menor confianza y coordinación con otros países, se agravaría el problema del fentanilo. No se reposicionaría a México en el entorno mundial. Se mantendría la alianza con los regímenes autoritarios, incluida Rusia. De la salud, seguirían carencias de medicamentos y de servicios. Gastaremos millones en tratar de que el AIFA y el Tren Maya funcionen. En que Dos Bocas produzca. Subsidios a Pemex para evitar su quiebra sin intentar un rescate. Precios y costos más caros en energía eléctrica. Se restaría competitividad al país. Y nuestros tratados correrían peligro.

¿Y si gana Xóchitl? Se mantendrán apoyos sociales, pero con un enfoque social y no electoral. Se tendría un gobierno más democrático, pues se formaría un gobierno de coalición, con ministros sancionados por el Senado y con funciones y atribuciones propias, con aval de universidades. Ya no más decisiones por ocurrencias. Se acotaría el poder presidencial. Se fortalecería a la SCJN y organismos autónomos. Entraríamos a un nuevo sistema político donde los partidos tendrán que abrirse a la sociedad. Habrá un Consejo Ciudadano para diseñar las políticas públicas.

Se protegería a los policías con seguridad social, vivienda, becas a sus hijos, capacitación y armamento. Se ampliaría la colaboración internacional para combatir a los cárteles de la droga; adiós abrazos. Se reconstruiría un sistema de salud para todos, con el Seguro Popular y otras medidas. Se capacitaría a mujeres y jóvenes en las nuevas áreas de empleo que requiere el nearshoring. Mejorarían salarios y prestaciones. Se apoyaría a madres trabajadoras con estancias infantiles, donde se capacitaría a las cuidadoras, se tendría estancia de día para adultos mayores y se recuperarían las escuelas de tiempo completo. Se revisarían contenidos educativos para enfrentar la competencia mundial. Regresaríamos a un sistema de investigación y de becarios formados en el mundo, con altos estándares.

Cualquiera de estas opciones puede convertirse en realidad. La paz social requiere de un triunfo contundente en las urnas, por eso hoy tu voto vale mucho. Porque estamos ante una disyuntiva. ¿Qué México quieres para ti? ¿Para tus hijos?

Esta elección va a definir el rumbo del país, hacia un régimen más centralista y de errores, con confrontaciones y pérdida de libertades, o un México próspero, que recupere su lugar en el mundo, con educación, ciencia, cultura, inversión y empleo. Sin gastar en empresas quebradas y utilizando el dinero en lo que la gente necesita.

Ese es el cambio. Alguno de los dos se concretará. Y serán diputados y senadores quienes tomen las decisiones respecto al modelo. Por eso fíjate bien y no votes cruzado porque fulanito es buen cuate. Toma una decisión y elige. Vota por un solo Frente. Lo demás no sirve para reconstruir al país en uno u otro sentido.

Participa en las campañas, anima a tu familia, vecinos, compañeros de trabajo a votar. La sociedad civil con sus marchas ya decidió. Faltas tú y tu entorno, que debe ser de optimismo y alegría. La elección será pacífica. No tengas miedo a ser funcionario de casilla y en salir a votar. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. ¿Tú, qué escoges?

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