Rosario Guerra

¿Qué sigue?

La movilización comprometió a los partidos políticos de oposición a votar en contra de la reforma electoral de López Obrador.

Más allá de las cifras de la multitudinaria marcha en defensa del INE y la democracia, con cientos de miles de ciudadanos en las calles, el fondo es que la movilización comprometió a los partidos políticos de oposición a votar en contra de la reforma electoral de AMLO. Fue un compromiso público que además volvió a despertar la posibilidad de una alianza electoral con un único candidato para 2024. Partidos y sociedad deben trabajar aún mucho para consolidar este proyecto que no se acaba con el proceso electoral; implica la reconstrucción del país con un gobierno de coalición, mayorías legislativas de coalición, que con base en un programa decidan las mejores políticas públicas, desde la pluralidad. Avanzar en un sistema político más incluyente. Las movilizaciones deben continuar, el país debe pintarse de rosa en redes, en casa, en autos. Se deben organizar en las comunidades. La resistencia debe continuar. El INE no puede desaparecer o disminuirse.

¿Por qué es nefasta la propuesta de AMLO? Porque devuelve al Ejecutivo el control de todo el proceso electoral. Dice que los magistrados y consejeros se eligen por una partidocracia, es decir, por la Cámara de Diputados a través de acuerdos, que él llama concesiones, pero que implica un proceso previo de análisis, exámenes y formación de cinco propuestas por cada cargo, para su votación en el pleno. AMLO dice que no es correcto. Entonces propone que de nuevo el Ejecutivo intervenga, proponiendo 20 candidatos; otros 20, la Cámara de Diputados que él controla con su mayoría, y otros 20, la SCJN que ha sido muy obsequiosa con el Presidente. Entonces, él palomea a las 60 propuestas y que el pueblo vote. Una simulación absoluta para controlar magistrados y consejeros. Además regresa al Ejecutivo el manejo del padrón electoral. ¿Sera confiable la nueva credencial, tendrán nuestros datos?

Propone acabar con el INE, sus activos pasarían al Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Se acabaría con el servicio profesional de carrera. Desaparecerían los OPLES (autoridad electoral estatal) y los tribunales electorales estatales. Todo se concentraría en un nuevo instituto (INEC), que organizaría las elecciones en todo el país. Se contrataría personal eventual para tal efecto, en todos los municipios y entidades del país. Es decir, se apropia de todo el personal electoral, de la organización, del conteo de los votos, de los resultados. Si ni Martí Batres, ni Scheinbaum, ni él saben contar manifestantes, ¿Cómo contarán los votos?

Disminuye el presupuesto al INE, por excesivo, 10 mil millones, contra el dispendio de 88 mil millones en el AIFA, que ni él usa, cerca de 350 mil millones del Tren Maya, y gastos excesivos, con su vida en Palacio porque Los Pinos era ostentoso. Cuantas contradicciones. Y con esto recorta recursos a los partidos políticos, solo deja recursos para campaña, lo demás ya no existirá. Pero el daño es que la elección es a listas plurinominales cerradas por estado, ya no votaremos por personas, esas las definen las cúpulas, solo por partidos, con lo cual los partidos pequeños muy probablemente desaparecerían. Se reducen a 300 los diputados y a 96 los senadores, lo que facilita mayorías. Y nosotros no tendremos opciones. Además, recorta el acceso de los partidos a los medios de comunicación. Será más fácil cambiar la Constitución.

La reforma es regresiva pues da al Ejecutivo el control del proceso electoral y desde luego, acaba con la pluralidad, asegura el dominio de su partido, y acota las facultades y atribuciones del TEPJF para lograr la justicia electoral y sus resoluciones progresivas a favor de derechos humanos.

AMLO es un traidor que quiere instaurar un autoritarismo en México y regresar a la época de partido casi único y presidente dominante del gobierno en los tres poderes y los tres niveles de gobierno. Desaparecer órganos autónomos será una primera consecuencia. La especialización y profesionalización estorban a medidas caprichosas.

Tras la marcha, subestimada, pero que sin duda enfurece y confronta a AMLO y su reforma, éste reaccionó con nuevas ofensas y descalificaciones, y ante el riesgo de perder la votación para la reforma electoral constitucional ya apunta dos temas: una marcha y gran concentración en el Zócalo a su favor y una propuesta para modificar las leyes electorales, pues tiene mayoría en ambas cámaras. Ya inició con el ahorcamiento financiero al INE para entorpecer sus labores, pero quiere el control y parece que propondrá de nuevo modificar al INE, meterse a definir quiénes deben ocupar los cargos de secretariado técnico, contralor interno y demás direcciones. Buscará aliados para dichos nombramientos. Los partidos, especialmente el PRI, deben evitar tentaciones de tomar parte en decisiones engañosas.

El presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, el morenista Ignacio Mier, puso fecha para emitir dictamen. El análisis de las 130 iniciativas que se revisarían ya no ocurrirá. La mayoría de las comisiones legislativas apresurarán el proceso antes del 23 de noviembre para pasar al pleno, y en caso de rechazo, tener el tiempo de votar la legislación secundaria, para acotar al INE y al TEPJF. Es decir, en diciembre se registrará un proceso legislativo acelerado para cambiar las leyes electorales y adecuarlas a la voluntad presidencial. En su discurso, AMLO plantea una estrategia similar a la legislación eléctrica, que dobló a la SCJN para dejar el proceso a interpretación.

AMLO divide a los mexicanos para hacer su voluntad, aunque sea contraria al interés nacional. No está dispuesto a dialogar, ni a buscar acuerdos. Quiere imponerse. Pero la ciudadanía ya reaccionó y no está solo. Se perdió el miedo. Se acabó el mito de que AMLO tenía la hegemonía de la unanimidad de la opinión pública. Se inicia una nueva etapa. Y parece que la confrontación escalará porque si AMLO no reconoce la voluntad popular expresada en una marcha, resulta impensable que acepte una derrota electoral, ni en el 2023, ni en el 2024.

AMLO es un hombre de rencores, de odios soterrados, de complejos, ignorante y autoritario. La duda es si de nuevo quiere la sangre de los mexicanos en su conciencia. No es humanista. La pobreza le es útil, hay ya 6.4 millones más de pobres en su sexenio. El narcotráfico y su intervención electoral le es útil, por eso no hay combate a la delincuencia organizada. No será fácil resistir y oponerse, pero tenemos que recuperar a México. Es nuestro.

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