Economista en Jefe de INVEX

La recesión que sí llegará

En caso de que la inflación no ceda conforme a las previsiones del Banco Central o repunte, la Fed no sólo mantendría una tasa elevada por más tiempo, sino que podría incrementarla.

Es probable que la economía de Estados Unidos atraviese por una recesión hasta 2025 de acuerdo con nuestras previsiones. Se preguntará por qué, cuando nosotros y la mayoría de los participantes del mercado anticipábamos una contracción económica este mismo año hace algunos meses, esta expectativa volvió a patearse hacia delante. Incluso más allá de 2024.

Sin duda, la economía norteamericana muestra fortaleza a pesar de los elevados niveles de tasas de interés. ¿Por qué no llega la recesión?

Principalmente, por las fuertes distorsiones que registra el mercado laboral. Distorsiones que surgieron en la pandemia y aún no se corrigen. Apenas haces unos días, el Departamento del Trabajo de Estados Unidos reportó un incremento de 600 mil vacantes laborales en agosto, con lo cual éstas se ubicaron alrededor de 9.6 millones. El consenso del mercado anticipaba una contracción y las vacantes aumentaron. Asimismo, el promedio móvil de cuatro semanas de las solicitudes iniciales del seguro de desempleo se mantiene a la baja y de hecho éste volvió a colocarse por debajo de su nivel prepandemia (215 mil solicitudes). No en balde, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), en sus más recientes proyecciones macroeconómicas trimestrales, consideró que la tasa de desempleo promediaría 4.1 por ciento en el cuarto trimestre de 2024, contra la expectativa de 4.5 por ciento que presentó en sus proyecciones anteriores.

Es un hecho que la creación de empleos se ha desacelerado. No obstante, ésta se mantiene en terreno positivo (en otras palabras, el empleo no ha caído) y es probable que dicha situación persista mientras haya un número tan alto de plazas disponibles en el mercado. Si el empleo aumenta, el ingreso laboral es mayor y por lo tanto el consumo privado, variable que representa el 70 por ciento del PIB de Estados Unidos, también crecerá.

A pesar del elevado costo de financiamiento, la producción manufacturera ha vuelto a repuntar. Los datos más recientes de inversión no residencial han sorprendido al alza. Asimismo, el sector de servicios se mantiene sobre una senda de expansión. Resulta inverosímil que pese a uno de los ciclos de política monetaria restrictiva más agresivos que se han observado en la historia económica de Estados Unidos, la actividad no ajusta a la baja. Se ha enfriado, y podría enfriarse más hasta que la Fed baje la tasa en el segundo semestre de 2024 si el proceso de desinflación lo permite. Lo que no ha ocurrido, y probablemente no ocurrirá en el corto plazo, es una caída de la actividad.

Por otra parte, hay riesgos que no pueden hacerse a un lado. A pesar de la fortaleza en la mayoría de los componentes del PIB norteamericano, la tasa de morosidad en tarjetas de crédito ha repuntado significativamente. Asimismo, permanece latente el riesgo de otro episodio de turbulencia en el sector bancario debido a las elevadas tasas de interés que ejercen presión sobre las valuaciones en los portafolios de renta fija. No se diga de otra posible corrección en el mercado inmobiliario al registrarse la tasa de interés de hipotecas a 30 años más alta en las últimas dos décadas.

Anticipamos que la permanencia de las tasas de interés sobre niveles elevados durante un periodo de tiempo prolongado en Estados Unidos reventará a algún sector de la economía. Aún es incierto si el primer efecto grave se observará en el empleo o en el sector financiero, mismos que tarde o temprano se verán afectados por la postura de la Fed.

Y la Fed precisamente busca reventar a algún sector de la economía para lograr la convergencia de la inflación a su objetivo de 2.0 por ciento. Una economía en constante avance no permitiría un descenso significativo de la inflación. Por ahora anticipamos que ésta cerrará 2024 alrededor de 3.5 por ciento.

En caso de que la inflación no ceda conforme a las previsiones del banco central o, peor aún, ésta repunte debido a la persistencia de choques de oferta (como una menor producción de barriles de crudo por parte de la OPEP) o el surgimiento de choques de demanda (como un mayor crecimiento de los principales consumidores de materias primas), la Fed no sólo mantendría una tasa elevada por más tiempo. Podría incrementarla.

En caso de que los incrementos continúen, la recesión podría llegar antes. Lo que es un hecho es que sí llegará. Tarde o temprano llegará.

El autor es economista en jefe de INVEX.

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