Economista en Jefe de INVEX

Los riesgos para la inflación en México

El principal riesgo al alza para la inflación se centra en la categoría subyacente debido a un firme ritmo de expansión económica.

Economista en Jefe de INVEX

Representa una buena noticia que, de acuerdo con la encuesta de analistas del sector privado de Banco de México (Banxico) publicada el pasado 3 de julio, la mediana de los estimados para la inflación al consumidor de nuestro país al cierre de 2023 finalmente se ubicó por debajo de 5.0 por ciento anual. En los meses anteriores, dicha mediana siempre se mantuvo por encima de ese nivel.

El mismo banco central también ha ajustado a la baja sus previsiones para la inflación general. Al parecer, las distorsiones generadas en su momento por la pandemia de SARS-CoV-2, y posteriormente por la guerra Rusia-Ucrania, han dejado de influir sobre el proceso de formación de precios por el lado de la oferta.

Asimismo, no debe pasarse por alto el mínimo ajuste a la baja en la expectativa para la inflación subyacente que reportó Banxico en su más reciente comunicado de política monetaria (de 7.4 a 7.3 por ciento anual en el índice promedio del periodo abril-junio de 2023).

Ante la restricción monetaria que se ha alcanzado a la fecha, la inflación en México comienza a ceder. Para que esto continúe y la inflación alcance el objetivo de 3.0 por ciento del banco central, “será necesario mantener la tasa de referencia en su nivel actual durante un periodo prolongado” (por supuesto, en términos reales). Nadie duda en la trayectoria descendente de la inflación general, sobre todo ante menores precios internacionales de energía. Destaca que analistas y autoridades financieras ya confirman el descenso de la inflación subyacente.

Si bien la inflación va la baja gracias a la intervención del banco central, el problema son los riesgos.

Banxico destacó en su más reciente reunión que “se considera que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza”. En concreto, los riesgos al alza son: “i) persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; ii) depreciación cambiaria ante eventos de volatilidad financiera internacional; iii) mayores presiones de costos; y iv) presiones en los precios de energéticos o agropecuarios”.

En particular, y desde el punto de vista de este autor, el principal riesgo al alza para la inflación se centra en la categoría subyacente debido a un firme ritmo de expansión económica. No en balde, dicho riesgo persiste como el principal que destaca Banxico en sus comunicados de política monetaria.

La expectativa de crecimiento del mercado para el PIB de 2023 pasó de 0.98 a 2.30 por ciento entre enero y junio (encuesta Banxico). De hecho, no sorprendería que el consenso converja (por segundo año consecutivo) hacia el 3.00 por ciento que prevé la Secretaría de Hacienda. Si bien la inflación subyacente anual cedería este año debido a menores aumentos mes a mes en comparación con los observados en los mismos meses de 2022, la gran duda es qué tan menores podrían ser dichos aumentos si el crecimiento continúa sorprendiendo al alza. Por ahora, el panorama para la inversión extranjera directa (e incluso de cartera debido al atractivo diferencial entre las tasas de interés de México y Estados Unidos), la demanda interna (sobre todo en la parte comercio y servicios), así como las exportaciones manufactureras a pesar de una marcada apreciación del tipo de cambio, es positivo.

Entre los riesgos al alza para la inflación que destaca el banco central, el que por ahora parece el menos probable es el de una “depreciación cambiaria ante eventos de volatilidad financiera internacional”. Al concluir este artículo (miércoles), la paridad peso-dólar había roto temporalmente el piso de los 17.00 pesos para posteriormente colocarse por encima de este nivel.

De hecho, no se descarta que el tipo de cambio registre una apreciación adicional a pesar de que se confirmen dos aumentos más en la tasa de referencia de la Reserva Federal. Considerando la fortaleza que muestra la economía mexicana y la posibilidad de que Estados Unidos no caiga en recesión este año, sólo un choque como la pandemia, la guerra en Europa del Este, una caída de la actividad global o un crack bursátil podrían disparar al tipo de cambio en lo que resta de 2023.

Por ahora no se ve algo así. Aunque siempre pueden aparecer cisnes negros.

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