Director de Investigación de Estrategia Empresarial en el Instituto Columbia de Teleinformación en Columbia Business School

Cuotas de contenido nacional en plataformas, ¿buenas intenciones, malos resultados?

Debemos permitir a las plataformas construir sus propuestas de valor y conquistar a los usuarios de manera genuina, sin cuotas impuestas que desmotiven la inversión, afecten la calidad y obstaculicen el desarrollo de las nuevas fuerzas del mercado.

El número de suscriptores a plataformas digitales de video OTT en México ha crecido: según datos del IFT, pasó de 8.6 millones en 2015 a 29.2 millones en 2018.

Este crecimiento –sumado a la infraestructura de empresas de telecomunicaciones– ha sido importante para este momento de la pandemia donde tantos dependen del video streaming para acceder a información y entretenimiento. Es por ello, y por el efecto que puedan tener en los consumidores, que se debe ser muy cuidadoso con la puesta en práctica de políticas públicas que afecten estas plataformas.

Actualmente existe un debate en el Congreso sobre los mecanismos más adecuados para incentivar la producción audiovisual nacional con el objetivo de promover el patrimonio cultural y estimular el crecimiento económico de la industria. Ante esto, ¿cuáles son las políticas públicas que debemos considerar?

La mayoría de los países ha implementado estímulos e incentivos, buscando generar condiciones para atraer inversiones y productos de calidad, creando a la vez un mercado donde las plataformas puedan desarrollarse produciendo contenido y beneficiando a otras industrias.

Ejemplo de esto son las políticas de exenciones impositivas sobre inversiones en producción, reembolsos de gastos de producción, financiamientos, inversiones público-privadas en la construcción de estudios de producción, entre otros. Estas políticas son las que deben ser implementadas. Sobran ejemplos que señalan que la producción audiovisual nacional ha crecido como resultado de estos estímulos, combinados con el juego natural entre oferta y demanda.

Pensemos en Colombia, que recientemente agregó a sus estímulos la imposición de una obligación de visualización de contenido nacional en las plataformas OTT. Esta iniciativa ha dado al consumidor mayor facilidad para encontrar y mirar la serie o película producida en su país, dándole más exposición y beneficiando el crecimiento de la industria.

Otros países, desafortunadamente, han decidido imponer una cuota de catálogo. La investigación "Cuotas o incentivos para el desarrollo de la producción audiovisual nacional: tendencias y análisis de impacto económico"1, que desarrollé junto a Juan Jung2, revela que las cuotas generan una cantidad de efectos no esperados contraproducentes al objetivo de desarrollo del patrimonio cultural y la industria audiovisual. Una cuota de catálogo podría resultar en una reducción en la oferta de contenidos que contienen valor cultural, pérdida de diversidad, erosión de calidad, aumento en los costos de producción e incluso reducción de la cantidad de producciones locales. Aunque suene contra intuitivo, las cuotas conllevan una distorsión que altera el funcionamiento del mercado audiovisual, alejando la posibilidad de que se desarrollen producciones de mayor calidad.

Debemos permitir a las plataformas construir sus propuestas de valor y conquistar a los usuarios de manera genuina, sin cuotas impuestas que desmotiven la inversión, afecten la calidad y obstaculicen el desarrollo de las nuevas fuerzas del mercado.

1. www.teleadvs.com, Julio 2020.

2. Profesor de macroeconomía y microeconomía en la Universidad Complutense de Madrid.

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