Otros Ángulos

Se cansaron de ser ninguneados

Los federales argumentan que bajo el mando de militares serán tratados como elementos de segunda, ya que sus salarios, prestaciones y grados serán inferiores; en cambio, los militares se incorporan con todas sus prestaciones.

Del mismo modo que, dominado por sus fobias y resentimientos, AMLO detuvo el avance del NAIM y mandó a la calle a más de 43 mil obreros, 27 mil burócratas y redujo los salarios de médicos, investigadores y científicos, se ha ensañado con los casi 39 mil miembros de la Policía Federal.

Desde su campaña electoral y sin proporcionar datos concretos, los acusó de abusivos y corruptos. Con la creación de una Guardia Nacional, la suerte de los policías federales estaba conjurada. Fueron meses, uno tras otro, en los que se les acusó de incompetentes y privilegiados, para después tratar de llevarlos a un organismo compuesto en lo toral por soldados y marinos.

Entre los federales hay diplomados con licenciaturas, maestrías y con el dominio de dos o tres idiomas. El grueso de ellos han sido capacitados en tácticas y estrategias contra el hampa; fueron ellos los que investigaron, persiguieron y atraparon a los principales cabecillas de los cárteles de la droga. Nada menos que al Chapo.

Desde hace meses se les ha criticado como seres corrompidos. Sin duda los habrá como los hay en la industria, el comercio y también en la Iglesia, ¿pero todos? Enviados a Chiapas para resguardar la frontera, solicitaron comida caliente y camas limpias. El nuevo comisionado Garduño los calificó de fifís, y desde la Presidencia de la República les han brindado calificativos con sorna y hasta desprecio.

Por si fuera poco, sólo hasta ahora se quiere tener diálogo con ellos, cuando han llegado al límite al saber que sus salarios, prestaciones y grados serán inferiores al ser enviados a la Guardia Nacional, donde serán examinados y sujetos a las órdenes de militares, quienes tienen formación y conceptos diferentes a los que ellos han tenido con mayor movilidad y aprecio por sus capacidades de inteligencia e improvisación. Hoy los hemos visto pidiendo agua, colchones para dormir y días de asueto para ver a sus familias. Para mal, el cambio es enorme.

Hasta donde se han expresado al movilizarse y protestar, algunos lo que desean es dejar sus puestos con la liquidación correspondiente; otros afirman que no quieren estar bajo el mando de los militares, ya que la Guardia Nacional es un organismo castrense y siempre será militar y no civil, como se había prometido. Otros ignoran cómo será el proceso de incorporación a la Guardia, y finalmente hay los que al ir a la Guardia exigen sean reconocidos su antigüedad, remuneraciones, bonos, prestaciones y rango.

Los federales argumentan que bajo el mando de militares serán tratados como elementos de segunda, ya que para ocupar los puestos de mando se requiere tener 25 y hasta 30 años de antigüedad, lo que los excluye inmediatamente. Los militares, en cambio, se incorporan con todas sus prestaciones y no son sometidos a ningún tipo de exámenes. La desigualdad es patente.

Ante su inconformidad manifestada en mítines y plantones, al igual que durante lustros lo hiciera AMLO, el presidente manifestó en un video que, la de ellos, "no es una causa justa… no tienen conductas aceptables".

Ya en su conferencia mañanera de antier enfatizó que "esa institución se echó a perder, sobre todo cuando pasó a los oscuros sótanos de Gobernación". Y terminó, con un gesto de ironía y displicencia: "Todo eso es muy raro, seguramente en el motín de la Policía Federal hay mano negra".

La Guardia, concebida como un organismo civil, ha comenzado como ha podido, y para ello sustancialmente ha echado mano de los militares, que ahora ya están en todo: diseñar y construir un aeropuerto, trazar en medio de la jungla un tren maya, control migratorio, y su expansión llega al punto que AMLO ha dicho que "si por mí fuera, el Ejército todo pasaría a la Guardia Nacional". Obviamente pasa por alto que el Ejército mexicano tiene un sinnúmero de tareas que son indeclinables.

La alusión claramente negativa recae en quien fuera el secretario de Gobernación de la administración recién pasada, Miguel Ángel Osorio Chong, actual jefazo de los senadores de un PRI que no parece de oposición y sí se asemeja mucho a un florero.

¿Se atreverá a contestar?

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