Otros Ángulos

Sabandijas y campañas negras

Los meses que AMLO lleva de jefe deseoso de popularidad, confirma lo que aparecía en un documental sobre el populismo en América Latina: un individuo en campaña permanente.

Hace unos días, el jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto, presentó una denuncia ante la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (FEPADE) por supuestas irregularidades en el caso de un serial televisivo sobre el populismo en América Latina.

¿Lo vio usted? Muy pocos tuvimos la oportunidad de verlo, ya que su presentación fue muy breve y sin la promoción adecuada para hacerlo masivo. Aparecían lo mismo Castro que Chávez y en algún momento López Obrador. Nada fuera de lo ordinario. Al revés, los meses que AMLO lleva de jefe deseoso de popularidad, confirma lo que ahí aparecía: un individuo en campaña permanente lanzado en contra de tirios y troyanos; deseoso de encontrarse en medio de multitudes a las que promete mejoras en obras, dinero en efectivo y un arco iris de beneficios que no los ofreció ni Juárez ni Madero ni Obama.

Los elogios a un imaginario pueblo bueno, sabio y conocedor de los laberintos donde colocar un aeropuerto, así como regalar mensualidades a millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan y aumentar las pensiones de los ancianos, forma todo esto un abanico de elementos usados por líderes populistas en diferentes épocas y latitudes. Por si fuera poco, el propio Presidente confiesa gustarle la polémica y para ello no duda en eliminar las licitaciones de obras para invitar a empresas que, teniendo conflictos de rectitud en otros países, aquí son bienvenidas. Lo mismo ocurre con la compra de pipas buenas para almacenar y distribuir agua o leche, pero no gasolina. Para no confesar el error, pues se cambian las normas establecidas y las pipas ya pueden transportar diésel, Premium o Magna. ¿Y qué decir cuando el amigo no cumple las normas para ser director del Fondo de Cultura Económica? Pues que se cambie la legislación. ¿Y candidatas amigas a la Suprema Corte? Lo medular, aunque la Constitución, a la que juró defender, marque explícitamente el tiempo de su reinado, él, deseoso de ser grato ante los ojos populares, ofrece el magnífico regalo de sostener que no se reelegirá. Bueno, salvo que la masa, el pueblo en una futura consulta adecuada le exija continuar para seguir siendo beneficiados.

Lograr tener un espectáculo matinal en donde se expone la agenda del día con preguntas a modo, ¿es una conferencia de prensa o un recuento de medidas en las que se beneficiará o perjudicará a determinados grupos?

En el primer caso, darle a la CNTE todo lo que pidan, incluso anular el fundamental proceso de evaluación y permitirles que boqueen vías férreas y las dos cámaras, de Diputados y Senadores.

En el segundo caso, permitir que miles de burócratas sean lanzados a la calle bajo el supuesto no comprobado de que son ineficientes o corruptos.

¿Es esto populismo o es una gobernanza formal seguidora de las normas y leyes vigentes? Exponer que esto vendría en un documental, ¿es una campaña negra?

Amparado en estas condiciones, AMLO decide no felicitar, como se tiene siempre esa cortesía con los recién ungidos, a la nueva gobernadora de Puebla, quien muere junto a su marido en un todavía inexplicable suceso. En cambio permite que la jefa de Morena, la señora Yeidckol Polevnsky, promueva, en medio de tantas sabandijas como a ella le consta, la búsqueda de la candidatura para beneficiar a quien derrotado y denostado representará otra vez al pueblo poblano.

Decretar la muerte por asfixia del neoliberalismo, sin definir qué es y calificarlo como una pesadilla sin que exista un plan, una guía, una meta aprobada que lo sustituya, ¿no es acaso buscar el aplauso de las galerías o, mejor expresado, recrearse en lo popular donde, según el ojo experto de la señora Polevnsky, viven reptiles e insectos?

COLUMNAS ANTERIORES

La austeridad republicana mata
García Luna, un productor de televisión

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.