Apuntes Globales

Los orígenes de la intromisión de Trump en Venezuela

El premio más importante de deponer a Nicolás Maduro está en la intentona de reelección de Donald Trump en 2020, escribe Rafael Fernández de Castro.

Al presidente Donald Trump no le interesa deponer a tiranos. En varias ocasiones ha expresado su admiración por Vladimir Putin, de Rusia, o incluso el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, quien no tiene empacho en masacrar a los traficantes de drogas.

La defensa a los derechos humanos tampoco está en su lista de prioridades. Podrá criticar con vehemencia a China por sus robos de patentes, pero la creciente represión de derechos políticos de su presidente Xi Jinping le tiene sin cuidado.

¿Por qué entonces decidió entrometerse de lleno en la crisis de Venezuela e incluso impuso graves sanciones económicas al régimen de Nicolás Maduro?

Tres consideraciones pesaron en la decisión de Trump. Primero, que la oposición finalmente tiene cara y se llama Juan Guaidó. Segundo, por un tema de política interna, el importante peso electoral del estado de la Florida. Y finalmente, porque el nuevo actor en el equipo de Trump, John Bolton, consejero de Seguridad Nacional, es un partidario del cambio de régimen.

Hugo Chávez, quien gobernó Venezuela de 1999 a 2013, no sólo fue un líder carismático y populista, sino que fue muy eficaz en hacer añicos al sistema de partidos y en pulverizar a la oposición. Su revolución bolivariana no aceptaba oposiciones. Se trataba de un movimiento hegemónico que buscaba perpetuarlo en el poder, a imagen y semejanza de la Cuba de Fidel y Raúl Castro, ambos mentores fundamentales de Chávez.

El golpe mortal de Chávez a la democracia venezolana fue reemplazar al Congreso por una Asamblea Nacional bajo su control. Ésta legitimó la permanencia en el poder de la nueva revolución alargando los periodos presidenciales a seis años y permitiendo la reelección. También el nuevo Legislativo edificaría una nueva Suprema Corte a modo para Chávez y sus seguidores.

Juan Guaidó, una vez electo como presidente de la Asamblea Nacional, el pasado diciembre, invocó un artículo de la Constitución que declara al líder de la Asamblea presidente interino cuando el presidente está ausente. Ante el masivo fraude electoral de Maduro, Guaidó lo tachó de ausente.

El cambio de régimen en Venezuela se volvió viable para Washington en la medida en que hay líder opositor que unificó a la fragmentada oposición venezolana. El consenso de Washington mandata no volver a repetir lo acontecido en Irak y Libia. Al derrocar a Saddam Hussein y Muamar Kaddafi se abrieron vacíos de poder con una subsecuente inestabilidad.

El senador republicano de la Florida, Marco Rubio, había estado cabildeando activamente la deposición de Maduro. Rubio es favorito del grupo de electores cubanos conservadores de Florida que siguen esperando un cambio de régimen en Cuba. De manera que acabar con Maduro tiene una doble importancia. Primero, elimina a un régimen de ideología socialista en el traspatio de Estados Unidos, y segundo y tal vez más relevante, se cierra una fuente de recursos, especialmente de energía, para la siempre apremiada, económicamente hablando, Cuba.

Me explica mi colega Richard Feinberg, profesor de la Universidad de California en San Diego y exdirector para América Latina del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca en la administración de Bill Clinton, que el premio más importante de deponer a Maduro está en la intentona de reelección de Trump en 2020. Florida es un estado 'columpio', pues igual vota republicano que demócrata. En 2016 fue clave en el triunfo de Trump y podría serlo en 2020. La deposición de Maduro activaría a dos grupos electorales claves del estado, los cubanos y los judíos. Estos últimos detestaron el acercamiento de Hugo Chávez con personajes enemigos de Israel como Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán (2005-2013), y Muamar Kaddafi, de Libia (1969-2011).

Finalmente, el tercer consejero de Seguridad Nacional de Trump, Bolton, es un neoconservador que sigue insistiendo en la relevancia del intervencionismo estadounidense para eliminar a los regímenes enemigos e incluso en el ataque preventivo para evitar males mayores.

No es casualidad que Bolton, en noviembre pasado, justo antes de la elección de medio término, pronunciara un discurso en Miami, Florida, en que en un estilo propio de la Guerra Fría sentenciara: "la troika (refiriéndose a Cuba, Venezuela y Nicaragua) será hecha añicos… Estados Unidos está buscando y observando que cada esquina del triángulo se colapse: en La Habana, en Caracas y en Managua".

Trump al arrancar su mandato en 2017 se encargó de eliminar el legado de Obama de un acercamiento con Cuba. De manera que Bolton está abonando a una de las promesas de campaña de Trump y sumando a la causa de su reelección.

COLUMNAS ANTERIORES

La decisión de Canadá de imponer visas a mexicanos es una sobrerreacción peligrosa
Evitemos repetir la historia: Canadá impondrá visas a México

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.