Apuntes Globales

El 'Tío Joe' se lanza por la grande

Biden es una apuesta del 'establishment' y la moderación demócrata en un país inmerso en una guerra cultural de trincheras conservadoras y liberales.

El exvicepresidente Joe Biden acaba de anunciar su candidatura por la presidencia de Estados Unidos en 2020. Es el demócrata número 20 que se avienta al ruedo. Es decir, la competencia en ese partido por lograr la nominación para la próxima elección presidencial será mayor a la republicana en 2016, en la que hubo 16 candidatos. Hay ganas de acabar con Trump y todo tipo de precandidatos.

Biden es una apuesta del establishment y la moderación demócrata en un país inmerso en una guerra cultural de trincheras conservadoras y liberales.

El presidente Donald Trump fortaleció su base después de darse a conocer los resultados de la investigación del fiscal especial Robert Mueller. Este fortalecimiento se ha traducido en recursos financieros para su campaña. Cuenta ya con un escudo de más de 100 millones de dólares, de los cuáles 30 millones entraron en el primer trimestre de este año.

Dentro de su propio partido, Biden se enfrenta directamente con el precandidato Bernie Sanders, senador de Vermont, y quien en 2016 causó estragos a la candidatura de Hillary Clinton. Al formalizar su candidatura, Biden se convierte por trayectoria de 46 años en las cúpulas de Washington, en el puntero junto con Sanders.

Sanders representa la izquierda progresista, es decir, la que aboga por un servicio nacional de salud, universidades públicas gratuitas y una reforma impositiva concentrada en los más ricos. Biden, por el contrario, se presenta como el demócrata centrista que seguiría los programas y tendencias de 'Obama-Biden' (2009-2017). Es decir, su carta de presentación es su experiencia y retornar a un gobierno racional que pretende evitar la polarización política en que está sumido Estados Unidos.

Biden es uno de los políticos que, como Joe Kennedy (papá de tres hijos acaecidos –Joe en la segunda Guerra Mundial, John y Bobby asesinados), ha sabido sobreponerse a las tragedias personales. Poco después de convertirse en senador de Delaware en 1972, su familia sufrió un accidente de tránsito en donde murieron su esposa e hija de 13 meses. En 2015, cuando Biden era vicepresidente, su hijo Beau murió de cáncer cerebral. Estas desgracias le otorgan a Biden una impresionante calidad humana que ha sabido transmitir con elocuencia y gravedad.

Lo he escuchado en dos ocasiones en ámbitos universitarios. Como el orador de la graduación de la escuela con enorme tradición que es Notre Dame, en Indiana. Allí nos puso la piel de gallina cuando recordó, "Le doy gracias a Dios que nunca me perdí un juego (cuando Beau jugaba fútbol americano) por un evento político poco importante". En la Universidad de Syracuse habló sobre uno de sus temas preferidos personales: "No es no." En un encuentro sexual, cuando una mujer quiere parar, simplemente necesita decir "no."

Joe Biden o el 'Tío Joe', como lo apodan quienes lo ven como un viejo sabio y buena onda, también tiene cola que le pisen.

Mi evaluación es que lo mejor de Biden es a la vez su flanco abierto. Su vasta experiencia significa que sus posiciones anteriores en algunos temas –racismo, género y criminalidad– ahora resulta anatema dentro su partido.

Por ejemplo, en 1991 el trato que él le dio como senador a Anita Hill mientras ella testificaba contra el nominado a la Suprema Corte, Clarence Thomas, fue tildado de machista.

Su edad le pesa. Sería el presidente más viejo. Al tomar posesión tendría 78 años; es decir, podría terminar a los 86. Y ser hombre blanco heterosexual en la contienda actual demócrata, puede ser un negativo, pues la base es altamente diversa.

Biden es un político tradicional, con clase y carisma. Pero también ha demostrado en sus dos intentonas para la presidencia anteriores ser un candidato descuidado que tiende a cometer errores.

Mi análisis final es que Biden no es un contrincante sólido para Trump. Encarna esa élite política que ha succionado a Washington por años. Es decir, es el epicentro de la crítica más acabada de Trump.

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