Apuntes Globales

De la tormenta perfecta a la visita de Kushner

Lo fascinante a juzgar por los reportes de prensa sobre la reunión AMLO-Kushner, es que AMLO está imponiendo la agenda binacional.

La broma y el temor en ciertos círculos de México era que con Donald Trump en la Casa Blanca y con Andrés Manuel López Obrador en el Palacio Nacional tendríamos la tormenta perfecta.

A más de 100 días de gobierno de AMLO, no hay tormenta bilateral. Por el contrario, existe una especie de luna de miel entre ambos mandatarios.

Es una luna de miel distante porque no se han visto y me parece que no se verán pronto. Pero ambos han sido puntillosos en hablar bien el uno del otro. Se especula que Trump ha llamado a AMLO "Juan" Trump. Es decir, considera que tienen mucho en común, en especial que su contraparte mexicano ha llegado a la cúpula del poder para "secar el pantano" de corrupción. Y simplemente le gusta su estilo anti-elitista.

También parece que Trump está viendo en AMLO lo que quiere ver. Es decir, un mandatario mexicano que le está ayudando a prevenir que la migración centroamericana llegue al territorio mexicano. Y cuando nuestro presidente insiste en que irá a la raíz de la expulsión migratoria en nuestro país y en Centroamérica –pobreza y violencia—es música para los oídos de Trump.

En definitiva la concesión del canciller Ebrard de que los centroamericanos que esperan la decisión del juez migratorio sobre su proceso de refugio regresen a México, abona en la actitud positiva de Trump.

No es tan claro qué es lo que ve AMLO en Trump. Es evidente que desde su etapa como candidato tomó la decisión se seguir el consenso de la mayor parte de la clase política mexicana –no subirse al ring con Trump. Hacerlo no paga. Vicente Fox es el único que ha roto esa regla y mi evaluación es que se ha degradado.

AMLO ha repetido muchas veces que la mejor política exterior es la interior. Y está en ello. Tiene mucha prisa en avanzar sus promesas de campaña. De manera que pragmáticamente, lo que menos quiere es tener un desencuentro con su similar en la Casa Blanca que, no lo llevará a ningún lado y le drenaría energía y tiempo.

Conforme avanza el sexenio de AMLO es claro que la carta que le escribió a Trump el 22 de julio, a pocos días de su rotundo triunfo electoral, contiene la columna vertebral de lo que será su diplomacia hacia el vecino del norte.

La primera petición o llamado de la carta, terminemos la negociación del TLCAN para lograr certidumbre económica, ya se logró. Fue un sonado triunfo para el presidente saliente, Enrique Peña Nieto y para el entrante. Este año, el tema número uno es lograr la aprobación del nuevo Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) por el congreso de Estados Unidos. Y de eso seguramente se habló en la reunión con Kushner.

El segundo elemento de la carta "iré a la raíz del problema migratorio para que no siguen emigrando los mexicanos-- como ya mencioné, es muy bien recibido.

El tercer elemento de la carta es el plan de desarrollo en Centroamérica. Y esto parece que está logrando cierta tracción. No es una idea nueva. Sí el énfasis que le da AMLO y en espacial su insistencia por sumar a Trump.

Ayer cuando escuché que AMLO y Ebrard se reunieron en la casa de Bernardo Gómez de Televisa, me inquieté porque sigo pensando que los asuntos de Estado son asuntos de Estado. Sin embargo, también puedo ver el pragmatismo de AMLO. Si de lo que se trataba era tener una reunión con el consejero número uno sobre México de Trump, su yerno y asesor, por qué no hacerlo en un ambiente distendido, en casa de un amigo mutuo.

Lo fascinante a juzgar por los reportes de prensa sobre la reunión AMLO-Kushner, es que AMLO está imponiendo la agenda binacional y ésta había sido enviada al mandatario estadounidense desde el 22 de julio pasado.

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