Apuntes Globales

Crónica de una tragedia anunciada: El Paso

Si al mensaje de Trump antimigrante, le añadimos el fortalecimiento de los grupos de odio de supremacía blanca, la suerte de la tragedia de El Paso estaba echada.

Ya había habido ataques a varias sinagogas. El último fue el sábado 27 de abril, en la comunidad de Poway, a unos kilómetros de San Diego, California.

Ya había habido ataques a poblaciones afroamericanas, como el ataque a la iglesia metodista episcopal africana Emanuel, donde nueve personas perecieron.

El sábado pasado se consumó una tragedia largamente anunciada. En un Walmart repleto de mexico-americanos y mexicanos, en El Paso, Texas, un joven de 21 años abrió fuego con un rifle de asalto acabando con la vida de 22 personas, ocho de ellos mexicanos.

Unos minutos antes, el asesino había publicado en el mismo sitio web que el asesino de la sinagoga en Poway (8chan), un manifiesto en que denunciaba una "invasión de hispanos en Texas".

El presidente Donald Trump, el mayor polarizador, desde el primer día de su campaña presidencial, en junio de 2015, empezó a alentar el odio de sus futuras bases –blancos enojados—contra los inmigrantes mexicanos y centroamericanos—llamándolos "violadores" y "criminales".

Ya con una campaña electoral con tracción, siguió sembrando el odio en sus bases contra los inmigrantes mexicanos y centroamericanos, quienes constituyen 80 por ciento del total de 11 millones que no tiene documentos. Utilizó la práctica de invitar a sus actos de campaña a familiares de víctimas de migrantes indocumentados.

La tasa de criminalidad de los migrantes es bajísima. Sin embargo, Trump denunciaba: vienen a acabar con nosotros.

En su discurso anual al Congreso en 2018 invitó a los padres de una joven de 14 años que fue estrangulada por un marero salvatrucha salvadoreño en su preparatoria. La sangre le hervía a sus seguidores.

Hay que imaginarse la escena. Los papás de la niña llorando ante su terrible desgracia. Mientras Trump prometía: "No volverá a suceder". Y acusaba: "los demócratas liberales han abierto las fronteras e impedido la construcción del muro".

En los últimos meses la furia del polarizador mayor ha estado dedicada a los crecientes flujos de familias de centroamericanos llegando a la puerta sur de Estados Unidos. La caravana de hondureños que atravesó por México fue un flanco perfecto: nos invaden mareros salvatrucha, terroristas y pordioseros. ¡Se trasladan por miles y México no hace nada por detenerlos!

Cuando llegó la caravana de Honduras a Tijuana en noviembre pasado me impresionó el exaltado nacionalismo de un joven exmilitar que declaró: "estoy dispuesta a desempolvar mis armas y acudir a la frontera con México para impedir esta invasión".

Imágenes recientes de los centros de detención migratoria en los puntos de entrada, como El Paso, San Diego o Brownsville, mostraban familias enteras (mayormente) centroamericanas literalmente hacinadas. A unos nos causaban consternación. Mientras que a la base de Trump, odio y seguramente asco.

El mensaje

Si al insistente mensaje de Trump antimigrante, le añadimos el crecimiento y fortalecimiento de los grupos de odio de supremacía blanca, la suerte de la tragedia de El Paso estaba echada.

El sábado pasado Patrick Crusius condujo su automóvil por un lapso de diez horas. Sabía a dónde iba y qué estaba buscando: invasores mexicanos. Su manifiesto señala --"si podemos deshacernos de suficientes personas, nuestra forma de vivir será más sustentable".

¿La tragedia de El Paso va a afectar las posibilidades de reelección de Trump? Es una pregunta difícil de responder.

Soy pesimista. Estados Unidos está enormemente polarizado. No veo a la base de Trump entrando en razón.

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