Apuntes Globales

Covid-19 discrimina entre demócratas y republicanos

Según el semanario 'The Economist', hay tres veces más decesos por el virus en los territorios que votaron por Hillary Clinton que los que lo hicieron por Donald Trump.

Se empiezan a acumular datos y al analizar cómo impacta el coronavirus a los territorios demócratas y a los republicanos, resulta que existe una disparidad enorme. Según el semanario The Economist, hay tres veces más decesos por el virus en los territorios que votaron por Hillary Clinton que los que lo hicieron por Donald Trump. The New York Times, que tiene un ejercicio bien montado de estadísticas, señala que 45 por ciento de la población que votó por Trump, pero sólo representa 27 por ciento de los casos de contagios.

¿Qué explica tal diferencia? O, puesto de otra manera, ¿por qué a los seguidores de Trump les va mejor en esta emergencia y qué implicaciones tiene para la elección del próximo 3 de noviembre?

Hay tres principales hipótesis, pues aún falta mucho por entender sobre la epidemia y cómo se van dando los picos de contagios y decesos a través del enorme territorio de Estados Unidos.

La primera y más consistente se enfoca en la densidad poblacional. La ciudad de Nueva York presenta las mayores tasas de densidad. Los vagones del Metro atascados, incluso cuando ya el Covid-19 estaba haciendo estragos, están en la base de que ese estado y ciudad, decididamente demócrata, sea el epicentro de la epidemia, no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo entero. Desde luego, al ser la ciudad más global del país, con enormes flujos de viajeros tanto de Europa como de Asia, predispuso que fuera la primera línea cuando aún se sabía poco del virus y Trump insistía en que el Covid-19 sería una influenza pasajera.

Evidentemente, las poblaciones rurales tienen un mayor distanciamiento social. Allí vive la base de Trump. Según las encuestas de salida, 61 por ciento de los electores rurales votó por él. Según datos de la Universidad Johns Hopkins, a finales de abril la tasa de mortalidad en las zonas urbanas era de 17 por 100 mil habitantes, mientras que en las poblaciones rurales era de 4.4 por 100 mil. Ahora bien, no hemos visto todo y los picos futuros de la epidemia en lugares rurales con menos hospitales podrían ser funestos.

La segunda explicación se encuentra en las minorías raciales, especialmente los afroamericanos y latinos, quienes han padecido de manera desproporcionada la epidemia y, desde luego, son bases tradicionales demócratas.

Observar el impacto en los afroamericanos encoje el alma. Cifras del Centro de Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) señalan que, para mediados de abril, en Luisiana más de 70 por ciento de los decesos por Covid-19 eran afroamericanos, dos veces más que su peso en la población total del estado, 32 por ciento. O bien, en Nueva York, donde sólo representan 9 por ciento de la población, contribuyen con 17 por ciento a la cifra de decesos. Por cierto, nueve de cada diez electores afroamericanos votaron por Hillary Clinton en 2016.

La explicación

La tercera explicación está en la acusación de que los republicanos intentan jugar sucio en el terreno electoral y estadístico. Los demócratas apuntan a las prácticas republicanas de inhibir el voto de las minorías étnicas y terminar con los programas de los años 60, de acción afirmativa para que voten los marginados. En Florida, por ejemplo, el gobernador republicano Ron DeSantis ha causado un gran escándalo, pues al abrir la economía del estado hace dos semanas, simplemente oscureció las cifras de contagios y decesos.

Lo cierto es que el impacto diferenciado está agravando la polarización política. Por ejemplo, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, insiste, con cierto fundamento, que los liberales están exagerando la enfermedad y por eso abrió desde el 1 de mayo la economía. A Texas, el tercer estado en población, le ha ido relativamente bien, pues su tasa de contagio es de las menores, 204 por 100 mil habitantes, mientras que en Michigan hay 556, y en Nueva York mil 901 por 100 mil personas.

Desde un punto de vista sanitario, hasta ahora, le ha ido mejor a las bases electorales de Trump. Pero esto no necesariamente se convierte en una ventaja electoral para el mandatario.

Para las ambiciones de reelección de Trump, el impacto en la economía del Covid-19 es simplemente trágico. Al parecer, todo le era perdonado, pues hasta el mes de marzo pasado insistía que Estados Unidos gozaba de la mejor economía y el nivel de desempleo más bajo en la historia del país. Exagerado para variar, pero los datos parecían respaldarlo, ya que en ese entonces sólo se había registrado un 3.7 por ciento de desempleo. Esta semana ya hay más de 40 millones de estadounidenses solicitando beneficios gubernamentales, ya que no tienen trabajo.

Mi conclusión es que las cifras menos malas en los territorios trumpistas palidecen ante el escenario nacional. Estados Unidos acaba de rebasar los 100 mil decesos por Covid-19. Trump enterrará a más estadounidenses que los cinco presidentes del arranque de la Guerra Fría, desde Harry Truman hasta Nixon.

El desempleo y los muertos sin velorio del Covid-19 se yerguen como un obstáculo infranqueable para los sueños de reelección de Trump.

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