La Fiesta Está Viva

Vuelos finos

Hoy para poder hablar bien de toros, de toreo y de conceptos, hay que paladear al 'Fino', que es una joya que enriquece la tauromaquia actual, escribe Rafael Cué.

En la década de los 90 surgió en España una pareja de toreros que causó tremenda expectación y revolucionó la industria taurina, despertando enorme interés entre aficionados y público en general. Ellos son Juan Serrano "Finito de Córdoba" y Jesulín de Ubrique. Al doctorarse como matadores de toros, sus carreras tomaron distintos caminos, dado el estilo y concepto de cada uno. El fenómeno social en el que se convirtió Jesulín, un torero de masas, popular, inteligente y capaz de "tirar del carro" —como se dice en el medio taurino—, contrastó con la pureza y exquisitez de "Finito de Córdoba", que permitió paladear a los buenos aficionados un concepto menos comercial, pero de mayor profundidad.

Han pasado los años y las temporadas, Jesulín está prácticamente retirado, toreó muchísimo, ganó muchísimo y supo lidiar el complicado "toro" de la prensa rosa española, lo cual incrementó su popularidad y cuenta bancaria, sin duda.

Esta entrega se centrará en su colega, al que hoy le llaman "Fino", un hombre con 47 años, casado y con dos hijos. Torero de toreros, en 1996 decidió poner pausa a su carrera, para al poco tiempo reaparecer aún mejor, con su concepto más interiorizado, profundo y rotundo.

En el toreo las orejas son como los goles: "más orejas, más contratos". Eso exigen las empresas, parte de la prensa y algunos aficionados; pero en esencia el toreo es otra cosa, es la inmensa capacidad que tienen los hombres tocados por la mano de Dios de crear arte ante el peligro, belleza ante la muerte y drama ante la bravura.

Juan Serrano es uno de estos hombres. La vocación con la que ha nacido para ser torero, le mantiene en espléndida forma física y espiritual, con el balance de la madurez que el hombre brinda al artista y viceversa. Con estilo lleva los años, que como a los buenos vinos, lo mejoran. Olvidado en algunas temporadas por la vorágine empresarial, hoy este artista es un lujo en cualquier feria.

Esta temporada ha iniciado con estupendas puestas en escena del "Fino", la versión "reserva" de aquel "Finito de Córdoba" que maravilló al toreo. La tauromaquia es tan grande y rica en matices, que permite a los hombres en plenitud seguir vigentes como artistas. La edad brinda el valor de la experiencia, no el arrojo de la juventud. Disfrutar de su tauromaquia es una lección de buen gusto, incluso desde la forma de vestir en torero, dentro y fuera de la plaza, el saber estar, andar y sentirse torero.

Su toreo es de tal profundidad y belleza, que su mejor cómplice es la bravura, la bien entendida bravura, claro está, aquella en la que el toro embiste con poder y por abajo, siguiendo los vuelos del capote y la muleta, exigiendo al torero el preciso manejo de los tiempos y una exacta colocación durante toda la lidia.

Torear con los vuelos de los engaños es trazar y sentir el toreo incluso antes de que el toro inicie la embestida, es honrar su bravura, confiar con absoluta entrega asentando las zapatillas en la arena, en que el toro será embelesado por esos vuelos que se manejan con la yema de los dedos, la soltura en las muñecas al ritmo que marca el alma y el sentimiento del artista.

Hoy el "Fino" toreó con los vuelos; sueña y hace soñar el toreo. Sus vestidos de torear honran la belleza, llenos de simbolismos, como el sol bordado en la espalda, discreto y elegante como su mujer, Arancha del Sol. El respeto al toro es inmenso, le brinda los vuelos para que el toro le brinde su bravura y juntos sean materia de inspiración para pinceles y cinceles.

Hoy para poder hablar bien de toros, de toreo y de conceptos, hay que paladear al "Fino", que anda más fino que nunca y que es una joya que enriquece la tauromaquia actual, atacada por la ignorancia pero defendida con el arte que emana de los vuelos del "Fino".

Sueño verlo expresarse con la embestida del toro mexicano, aquella que va por abajo, muy lenta, muy profunda y que estoy seguro le hará sentirse aún más torero.

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