La Fiesta Está Viva

Un fenómeno

La Plaza de Toros San Marcos es orgullo de los ciudadanos de Aguascalientes, sean o no taurinos, escribe Rafael Cué.

La Plaza de Toros San Marcos, en Aguascalientes, representa todo un fenómeno social, cultural y taurino; enclavada en el barrio de San Marcos, a escasos metros del mítico jardín que engalana la ciudad y que sirve como centro de recreo, ilusiones y amoríos. Son 124 años de historia, ni más ni menos. Cuántos sueños se han visto cristalizados y truncados en su coqueto ruedo de rojiza arena.

Los inmuebles adquieren carácter propio cuando la gente de la población donde se encuentran los abraza y hace suyos. La San Marcos es orgullo de los ciudadanos de Aguascalientes, sean o no taurinos, ya si tienen la sensibilidad y orgullo de serlo, esta plaza representa la pasión por la tauromaquia, no sólo por lo que acontece en su ruedo durante cualquier festejo, sino por la inmensa sensibilidad que vive alrededor de su gente, sus historias, mitos, leyendas y vivencias.

El mayor reto para una empresa de espectáculos es saber y entender qué quiere ver su público. Desde hace ya algunos años, ETMSA, junto con el gerente local Juan Carlos López, han trabajado incansablemente para conseguir ofrecer a un público joven lo que esta generación busca en la Fiesta brava, así como sacudirse al rancio aficionado "conocedor" al que nada gusta y que sólo habla del pasado, desvirtuando el presente.

Los jóvenes abrazaron la idea, y sin la experiencia lógica (por la edad) de haber visto muchos toros, han hecho de la temporada de novilladas en la San Marcos una de las más importantes del país.

¿Cuál es el secreto? La pasión, vivir para disfrutar y disfrutar para vivir, ejemplo que día a día nos muestran los más jóvenes en todos los aspectos de la vida. Desde mi punto de vista, uno de los grandes aciertos es conectar las generaciones de novilleros con sus toreros, chavos de la misma edad que admiran a compañeros de aula en otros años, primos del amigo o amigos del amigo. Esta conexión le ha dado vida a la nueva generación de aficionados en Aguascalientes, que poco a poco va formando su criterio, insisto, sacudiéndose la amargura de muchos "reconocidos aficionados al toro" que sufren con la ceguera espiritual para disfrutar la tauromaquia, ya sea por complejos, frustraciones o simplemente por amargura.

La juventud siempre es ejemplo de ímpetu, si bien hay que ayudarles a encausar esas ganas por vivir, recomiendo escucharles, observar las cosas desde su punto de vista, entender que el futuro será de ellos y que seremos parte de su pasado. En el toro aplica de la misma manera. Hoy gozamos en México con formidables novilleros, algunos cuajados, esperando solamente los últimos meses de su gestación taurina para tomar la alternativa, y otros con todo por delante, dada su gran capacidad torera y el apoyo que están recibiendo por distintas vías.

Antes de ayer actuaron Miguel Aguilar, gran pero gran torero, nacido ahí mismo en la capital hidrocálida; Arturo Gilio, hijo del gran matador del mismo nombre, y que hoy es uno de los grandes prospectos que tenemos, flamantemente apoderado por Casa Toreros; y el menor de los Adame: Alejandro, que sin duda por derecho propio se abrirá paso en esta bella y dura profesión, de la mano de un maestro que es un privilegio de nuestra tauromaquia, el matador Mario del Olmo. Lidiaron seis novillos de Cerro Viejo, que desgraciadamente, salvo uno, poco ayudaron. Los boletos se terminaron el día que salieron a la venta; la gente se forma desde las 6 a. m. para no quedarse fuera.

Pero aparte del resultado, la pasión, emoción y ambiente que se ha vivido y que se experimenta cada tarde de novillada en la San Marcos, es para celebrar la grandeza de esta cultura arraigada por más de cuatro siglos en nuestro país, y que en "Aguas" cuenta con un ejemplo digno de contar y cacarear.

Este domingo 8 se presentan José Miguel Arellano, Héctor Gutiérrez y el colombiano Andrés Bedoya, ante novillos de Manuel Espinosa; si anda usted por ahí, no se la pierda, a las 5 de la tarde.

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