La Fiesta Está Viva

Jueves negro

El 17 de diciembre ha sido un día muy duro para la tauromaquia mexicana; tres decesos, tres personajes que de manera distinta tuvieron un lugar especial dentro del entramado taurino nacional.

El 17 de diciembre ha sido un día muy duro para la tauromaquia mexicana; tres decesos, tres personajes que de manera distinta tuvieron un lugar especial dentro del entramado taurino nacional.

Amanecimos con la noticia de que en la bella ciudad de Morelia, falleció por causas naturales el doctor Marco Antonio Ramírez Villalón. Ha sido un golpe terrible, experimenté la angustia por la posibilidad de que la cultura taurina quedara huérfana, ya que hombres como el doctor hay muy pocos en el mundo, y me refiero a la tremenda vocación por ordenar la cultura, la bibliografía y el arte que emana de la inspiración que genera la Fiesta de los toros.

La elegancia de saber estar, de ayudar sin aparecer, de hacer por la tauromaquia. Mucho tenemos que agradecerle el que pudiéramos gozar de toreros como Teodoro Gómez, quien forjó su capote y tauromaquia en El Palacio del Arte, plaza tan importante en otras épocas, y que fue concebida por la familia Ramírez. Altruista y buen taurino, discreto e inteligente.

Su legado intangible es el recuerdo de todos quienes lo tratamos en mayor o menor medida, teniéndolo en el corazón, ahora dolorido, y en un futuro como ejemplo de trabajo. Tangible queda el mejor museo taurino del mundo, el Centro Cultural Tres Marías, en la ciudad de Morelia. Este recinto cuenta con la mayor biblioteca taurina del mundo, quizá habrá quien tenga más libros —lo dudo—, pero como biblioteca no hay nada igual. No solamente hay libros perfectamente clasificados, cuidados y accesibles para el público y su consulta. El Centro Cultural Tres Marías cuenta con la mayor colección de arte taurino del mundo: Goyas, Picassos, Llopis, Flores, Perazas, Boteros, Domingos, Icazas, Ramos, y muchos más, que con su arte han enriquecido la cultura taurómaca y que el añorado doctor fue con paciencia adquiriendo, ordenando y con inmensa generosidad poniendo a disposición visual del público en general.

No es una cuestión de cartera, el amor al toro y a la cultura por parte del doctor, queda de manifiesto en la pasión por hacer las cosas bien, por hacerlas con respeto y con inmensa generosidad ofrecerlas al público. ¿Qué sería del arte sin el público?

Descanse en paz, doctor, su legado y su recuerdo viven en los cebaderos, las plazas y su museo, además de en nuestros corazones.

Con el corazón abatido, llegó la noticia del deceso de un hombre alegre, optimista, buen taurino, con enorme carisma, de estas personas que no puedes no querer y apreciar su amistad. Siempre con un comentario positivo, siempre amable y con la discreción de los grandes. Don Julio Muñoz Cano, ganadero de Caparica, falleció a consecuencia del Covid.

Una gran pérdida para el medio taurino, su entusiasmo e inteligencia para valorar y apoyar proyectos, fue una de sus mayores cualidades. A su familia, mi más sentido pésame; buenos amigos, buenas personas. Se me nubla la vista de la tristeza. Hombres buenos deben permanecer mucho más tiempo en esta tierra. Dios lo tenga en su gloria, seguro desde ahí disfrutará las bravas embestidas de sus toros, el valor y alegría al jugarse la vida, de su amigo, el matador Sergio Flores, a quien mando un especial abrazo. El legado de Julio está en tu capote y muleta, matador, en buenas manos queda.

Para rematar la trágica jornada, Juan Pablo González, picador de toros, exnovillero y torero de dinastía, falleció también a consecuencia de esta maldita pandemia. Un hombre bueno, atento y educado. Orgulloso piquero que llevó el apellido con honor. Un abrazo a su familia. No hay palabras, no hay explicación.

En 2006, habiéndose pasado de las filas novilleriles a la de picadores, ya con su examen profesional aprobado, un toro en la Feria de Texcoco lo tumbó y le infirió colosal cornada en el cuello que estuvo a punto de arrancarle la vida. Los toreros son de otra pasta, y Juan Pablo se recuperó de esa cornada portando con torería la medalla al cuello con tremenda y torera cicatriz. 14 años de trayectoria brillante como picador.

Descansa en paz, torero. Pronta resignación a su familia y amigos.

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