La Fiesta Está Viva

Felicidades, guapa

En aquel 1946 fue todo un acontecimiento la inauguración de la Monumental Plaza de Toros México, con cupo para más de 40 mil aficionados, escribe Rafael Cué.

Has sido parte de mi vida; hoy se cumplen 73 años desde que fuiste inaugurada por tres monstruos del toreo: Luis Castro El Soldado, Manolete y Luis Procuna, ante seis toros de San Mateo.

En aquel 1946 fue todo un acontecimiento social y político la inauguración de la Monumental Plaza de Toros México, con cupo para más de 40 mil aficionados, cuando en la Ciudad de México por aquellos años la población era apenas de aproximadamente 2 millones de habitantes. Estaba en las afueras de la ciudad y era una odisea llegar a la colonia Noche Buena; de hecho, el festejo comenzó con retraso, debido a que tanto público como toreros batallaron para llegar al gran coso.

Desde entonces has sido templo del toreo, la plaza que da y quita en nuestro país. Has cambiado la vida de muchos para bien y para mal también. Cientos de hombres han soñado en tu ruedo con la gloria de ser toreros, algunos la han alcanzado, pero todos han tatuado en su alma el poder decir que son toreros y que han toreado en La Plaza México.

Personas de generaciones enteras hemos sido forjadas como aficionadas; los lazos familiares se han consolidado en los tendidos, abuelos y nietos, padres e hijos, han tejido una unión invisible, inquebrantable y fuerte, en silencio observando alguna faena, con la sincronía de sentimientos y emociones al ritmo de un "olé", el grito ante el peligro y el aplauso desgarrado y entregado ante la sublime creación artística de un torero en complicidad con la bravura de un toro y el orgullo de su ganadero.

En la historia familiar, mi abuelo fue con mi padre aquel 5 de febrero del 46. Yo no tengo la fecha en la que por primera vez me hipnotizó la fuerza y belleza de un espectáculo que ha forjado mi vida con los valores más profundos de la verdad en el ruedo, el respeto a las jerarquías y la capacidad de aceptar las tardes aciagas de hombres cuyo sueño no ha tenido cabida en el celoso y duro, pero bello mundo del toreo; aunque de algo estoy seguro: no tenía yo más de 4 años.

Pasé a tu vera, de niño a la pubertad, de la pubertad a la juventud, y de la juventud a la edad adulta. A mis prácticamente 51 años de edad, no hay nada que me genere más gusto y emoción que asistir con mi mujer y mis hijos a un festejo taurino, reunirme con los amigos de vida, también taurinos. Ya somos cuatro generaciones aficionadas y apasionadas a ti, hemos pasado cientos, si no es que miles de horas disfrutando, sufriendo, gozando y en alguna ocasión llorando de emoción por el triunfo de un amigo, sea torero o ganadero, o por la belleza embriagante del toreo que llega al alma, detiene el tiempo y quita el sentido.

Con sangre e incluso con la vida, han pagado toreros el honor de pisar tu ruedo. Toros bravos han regresado al campo para postergar su genética y hacer del toro mexicano una especie única, bella y admirable. Has sido templo del ritual ancestral llamado tauromaquia, donde el toro lucha por su vida, y muere con el honor de poder manifestar la esencia de su raza, privilegio que ningún otro animal en el planeta tiene. Cientos de miles mueren en el anonimato de la industria alimentaria, lo que no distrae a los que dicen buscar el beneficio animal, sin entender que en la muerte del toro bravo hay honor y que la tauromaquia es arte, arte que despierta a otras artes, las arrebata, las crea y magnifica.

Hoy celebramos a los visionarios que te dieron vida, honraremos tu existencia con un magnífico cartel (como lo fue hace 73 años): Pablo Hermoso de Mendoza, el más grande rejoneador de todos los tiempos; Enrique Ponce, el maestro valenciano que se enamoró de ti y tú de él; Sergio Flores, de la brava Tlaxcala, que rendirá tributo a lo que le has dado a cambio de su entrega; y Luis David Adame, quien intentará ganarse un lugar en tu corazón. Del campo queretano llegan ocho astados de lujo, de la divisa verde, rosa y azul, del hierro de Los Encinos.

Manteles largos para celebrar tus primeros 73 años. Vivimos tiempos complicados, pero de lo que puedes estar segura es de que te defenderemos a ti y a lo que significas, con la verdad que te ha mantenido viva y vigente, con la pasión que has sembrado en nuestras almas.

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