La Fiesta Está Viva

Con temple

El temple en la sociedad debe ser la entereza y la verdad, esta última escasa en el honor y ética de la gran mayoría de los políticos y muchos medios de comunicación.

Parece que la sociedad ha perdido el temple, esta crisis sanitaria ha puesto a la gente en un absurdo estado de histeria, cuando lo único que se ha pedido es solidaridad para ser parte de la solución y no del problema.

Me pregunto por qué no somos capaces de asumir lo que se nos solicita. El estúpido celular nos tiene atados en conciencia. En otros tiempos de la humanidad, las verdaderas crisis eran las guerras, etapas de la historia donde no se le pedía a la sociedad quedarse en casa, se le pedía ofrendar a sus hijos a la batalla, el sacrificio no estribaba en no salir a la calle —como llegará el día en nuestro país—; el milagro era tener comida en la mesa y lo básico para subsistir.

Hoy somos una caricatura de aquella entereza y solidaridad. Somos tan egoístas que las guerras que se lidian en pleno siglo XXI las evitamos cambiando de canal o pasando a otra pantalla con el celular. Lo que nos duele mejor no lo vemos, y posteamos una foto sonrientes comiendo un helado. Patético.

El temple en el toreo no solamente es la capacidad de acoplamiento en las intenciones entre el toro y el torero, la velocidad con la que se torea —entre más despacio mejor—; templar es acariciar la violencia, enamorar la bravura para que ésta sea nobleza y clase, absoluta entrega en la embestida, sumisión sin rendición. Hay toreros que templan al toro, y toros que templan al torero, ambos templan las emociones que inundan al tendido y que nos tienen apasionados a esta forma de entender la vida y la muerte como un todo, rodeado de emociones y dando el sentido al arte de vivir con arte.

El temple en la sociedad debe ser la entereza y la verdad, esta última escasa en el honor y ética de la gran mayoría de los políticos y muchos medios de comunicación; ya no quiero ni entrar al terreno del twitter, donde la estupidez es la flama que ilumina el camino de chairos, incongruentes, falsos y solitarias almas que intentan brillar aunque sea con mentiras.

La tauromaquia es cultura, lo es porque genera escritos, versos, poemas, pinturas, esculturas, melodías, serenatas, sonetos, óperas, flamenco, pasodobles y prácticamente cualquier vertiente de las artes desde hace cientos de años.

Esta cultura lleva profundamente arraigada en nuestro país más de 450 años; innegable. La tauromaquia la amas o no te gusta, en muchos casos te puede ser indiferente. Los que la amamos tenemos el temple de respetar a quien le es indiferente y al que está en contra. Incluso tenemos el temple de soportar estupideces y mentiras publicadas en diarios como El Horizonte de Monterrey, donde hace unos días Ivonne Bustos, flamante diputada con carrera en el TEC y maestría en la Complutense —con lo que pensaríamos que su calidad y conocimiento están respaldados por la honradez y seriedad en la investigación, pero no; una mentira mil veces contada los ignorantes la toman como verdad, y en el caso de la diputada es ofensivo leer las mentiras, es ofensivo que sean publicadas—, textual escribe: "durante las corridas, al niño se le lleva a apreciar cómo los toreros ejercen y exhiben violencia, aplaudida y recompensada". ¡Madre mía! ¿De verdad? Con los estudios que presume (que habrá que probarlos, ya que firma sus mentiras), le recomiendo investigar, conocer, entender (no gustar) acerca de lo que es la tauromaquia, a lo que vamos los aficionados y cómo son nuestros hijos. ¿Pretende usted decidir sobre los hijos de los demás? ¿Amparada en mentiras? Métase a la página de Tauromaquia Mexicana, ahí podrá encontrar argumentos veraces, cifras, estudios científicos sobre la influencia de la tauromaquia en los niños, escritos desde distintos puntos de vista acerca del valor cultural de la tauromaquia dentro de nuestra sociedad. Lo que no tiene cabida es que usted como diputada mienta; se le paga para legislar, no para mentir.

Se vienen semanas difíciles para la Fiesta. Hagamos de esta crisis una oportunidad. Se van a suspender muchos festejos, no podremos salir de casa. Valoremos lo que tenemos, y una vez pasada esta crisis, vayamos a los toros, honrando el porqué somos aficionados.

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