La Fiesta Está Viva

La puerta grande

Han pasado ya 51 años desde que un mexicano, Eloy Cavazos, salió por la Puerta Grande de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid como matador de toros.

Han pasado ya 51 años desde que un mexicano salió por la Puerta Grande de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid como matador de toros. El honor corresponde al maestro Eloy Cavazos, cuya trayectoria y dimensión de figura del toreo no es discutible, es rotunda y motivo de orgullo para la tauromaquia mexicana.

Durante décadas la participación de toreros mexicanos en Las Ventas, dentro o fuera de San Isidro fue prácticamente nula. Incluso, este año, gracias a la injerencia de Pedro Haces, cuatro matadores se vieron anunciados: Isaac Fonseca (buena actuación en su confirmación de alternativa), Leo Valadez (una oreja de mucho peso), el Payo (tarde discreta) y mañana hará lo propio Arturo Saldívar, a quien deseo que le embistan los toros, del resto se encargará él. Esto sólo es el 5.79 % de los puestos disponibles incluyendo novilleros y rejoneadores. Siendo de los porcentajes más altos de los últimos años.

Esta entrega no pretende ser una queja por la falta de reciprocidad. En España la industria del toreo es muy fuerte, la competencia es férrea y el dinero mucho, pero para muy pocos, por lo que el nivel de profesionalismo, crudeza e injusticia, es muy alto para todos, incluso para los europeos, pero asumen que así son las reglas del juego y no hay pretextos, funcionas te haces rico y vives del toro, no funcionas a tu casa.

En nuestro país, en cambio, hay poca profesionalización dentro de la industria taurina. La vanidad y el no poder vivir al 100 % de la actividad taurina nos ha orillado a trabajar por los mínimos o incluso pro-bono. Escribo en plural ya que en todo este análisis me incluyo, no quiero ser quien señala, sino quien propone estando dentro del sistema.

Nos estamos obsesionando con la Puerta Grande, queremos defender la tauromaquia mexicana con sólo abrirla y así demostrar que valemos como país taurino. Nada más lejano a la realidad. Quien logre abrirla, será por méritos propios, habrá pagado el peaje con su cuerpo cosido a cornadas, con la asimilación de triunfos, fracasos e injusticias en la rotunda soledad del toreo. Será mérito de él únicamente, orgullo de todos, pero mérito y recompensa para el elegido.

La solución y engrandecimiento de nuestra Fiesta está aquí en México, en manos de todos y cada uno de nosotros. Dejemos de buscar culpables, que si los empresarios, que si los ganaderos, que no hay toreros, que no hay plazas cómodas, que esto y que lo otro. Basta ya de mediocridad. Todos y cada uno de nosotros, profesionales y aficionados, sobre todo ellos, a quien nos debemos y por quien debemos trabajar para alcanzar un nivel digno a nuestra capacidad. Hoy la Fiesta está en manos de todos, no de un empresario o un ganadero. Todos debemos asumir la responsabilidad del momento crítico que vivimos principalmente provocado por la ola antitaurina, financiada con recursos obscuros e intereses prohibicionistas de la mano, tristemente, del oportunismo de políticos con nula capacidad y vocación de servicio a la gente, sólo a las mascotas, o ni eso.

Abrir la Puerta Grande por parte de un torero mexicano, no arreglará las corridas mal presentadas en algunas plazas mexicanas. No arreglará que los toreros tengan que esperar décadas para ser reconocidos como diestros capaces. No arreglará que el público no valore la importante baraja taurina con la que hoy contamos y que no se genera cada año. Hoy contamos con toreros de distintas edades, tauromaquias y conceptos, capaces si se les pone a competir de generar interés, convertirse en ídolos del pueblo y llenar las plazas. No arreglará la falta de cobertura taurina en medios impresos y digitales, esa es labor de todos los que a esto nos dedicamos, debemos estudiar más, escribir mejor, hablar con mejores conceptos y buscar o crear nuevos espacios para la comunicación y difusión taurina.

Tenemos por un lado una gran baraja de toreros con y sin alternativa, más de 230 ganaderías a lo largo y ancho de la república mexicana, más de cinco millones de mexicanos que asisten por lo menos una vez al año a los toros. La tauromaquia en este país tiene más de 450 años de tradición y cultura. La mejor manera de defenderla es asistiendo a las plazas de toros, chicas y grandes, de pueblo o capital, festival, novillada o corrida. La vida de la Fiesta está en el tendido. Ahí está la verdadera economía y el poder político, que son votos y como usted bien sabe a estos personajes sólo les interesan los votos, no el bienestar de la gente, su interés radica en estar dentro del obscuro juego de la política.

Deseo de corazón que mañana Arturo Saldívar abra la Puerta Grande como recompensa a sus cornadas, triunfos y fracasos, como recompensa a una vida dedicada al toro. Pero eso no cambiará nada en México, sólo los honorarios por torear de Arturo. Para alcanzar el nivel más alto en tauromaquia debemos todos, ser nuestra mejor versión, exigiéndonos cada vez más, dedicando las horas que sean necesarias al toro sin excusas.

La solución a este momento de la Fiesta de toros en México está en manos de cada uno de nosotros, que confiamos en la justicia mexicana, en los jueces y en el sentido común para la aplicación de nuestros derechos constitucionales. A trabajar se ha dicho.

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