La Fiesta Está Viva

Triunfal Navidad

Octavio García “El Payo” llevó el toreo a los barrios queretanos, mercados y plazas populares, ratificando que la tauromaquia está en el corazón de una inmensa población mexicana.

El 25 de diciembre en muchas ciudades de la república mexicana se festejan corridas de toros como parte de las celebraciones navideñas. Cientos de años lleva esta tradición arraigada en lo más profundo del pueblo, en todos sus estratos. A pesar de esta contundente evidencia, seguimos padeciendo a los subnormales del Verde encabezados, con honor a la estupidez, por el lamentable político del patético partido Verde, Jesús Sesma. Personaje infame y proclive al ridículo y a la necedad.

Apizaco, Tlaxcala; Jalpa, Zacatecas; Puruándiro, Michoacán; Espitia, Yucatán; entre otras entidades celebran el 25 con festejos taurinos, siendo la más renombrada la Corrida Navideña en la Plaza de Toros Santa María de Querétaro, cuya tradición y categoría supera a, las no menos importantes, plazas que el día que nació Jesús se juegan seis toros para honrar nuestra cultura.

La edición 2022, como se los comentaba en la entrega de la semana pasada, tenía además una carga histórica acerca de una gesta que sólo los grandes son capaces de afrontar. Lidiar seis toros en solitario, en tu casa, ante tu gente y en la fecha de mayor envergadura del calendario taurino queretano. Esto es lo que hizo Octavio García “El Payo”, quien durante la semana llevó el toreo a los barrios queretanos, mercados y plazas populares, que se volcaron con el diestro, ratificando que la tauromaquia está en el corazón de una inmensa población mexicana. Prensa y redes dieron juego a la histórica fecha, incluso los desadaptados prohibicionistas se quisieron subir al carro de la noticia y fueron puestos en evidencia con sus mentiras por el mismo diestro que, harto de tanta estupidez, los enfrentó con respeto, diálogo y la verdad. A lo que el señorito Berlanga tuvo que meterse casi debajo de la mesa, al igual que una abogada cuyo cinismo la llevó a afirmar “que los toros son seres humanos”… Para qué seguir ante la barbarie intelectual y social que intenta poner por delante a los animales que a los derechos de los seres humanos.

Con una semana de trabajo físico, medios, los antis y mucha meditación y toreo en el campo bravo, “El Payo” llegó a la Santa María, vestido de príncipe con un traje nuevo: gris plomo y plata que de suyo era una obra de arte, una belleza que representa el arte de la moda taurina.

Tarde gélida, con probabilidad de lluvia, según las predicciones climatológicas, cuyas amenazas no impidieron que gente de otras ciudades aledañas se desplazaran a la capital queretana para ser testigos de la historia. Miles de ciudadanos locales, familias enteras, ganaderos, niños, jóvenes y aficionados gozaron de una tarde que, pese a las bajas temperaturas y a tremendo aguacero en el cuarto toro, se vivió con pasión y entrega absoluta por parte de los toreros en el ruedo.

Tres toros de la ganadería de Fernando de la Mora y tres toros de la ganadería de Río Tinto, serios en su presentación y de magníficas hechuras, lo que habla del extraordinario trabajo del equipo que encabeza “El Payo” y que ha encontrado en el maestro Mario del Olmo, excelso matador, un cómplice de cómo hacer las cosas bien, amando y respetando el toreo y su capacidad.

Las encerronas pueden parecer una ventaja para alcanzar un número interesante de trofeos, pero la realidad es que la lidia de seis toros en solitario representa un gran esfuerzo mental y físico para poder desplegar lo artístico al máximo nivel.

“El Payo”, con más de una década como matador de toros, cuenta con el oficio y la experiencia suficiente para afrontar el reto con suficiencia. Le cortó una oreja al primero, siempre importante comenzar triunfando, segundo y tercero no funcionaron y pese a quedar tres toros en los corrales la presión así aumenta. Con el cuarto hubo comunión entre los tres elementos, toro, torero y público, dos orejas que cambian la presión a disfrute y pese al aguacero que cayó, la corrida continuó con la gente refugiada del agua en la parte superior de la plaza techada. Tres orejas más y la historia se terminó de escribir en letras de oro: ¡Seis toros, seis orejas!

La lectura de la tarde es la confirmación del gran torero que es “El Payo”, artista auténtico, de gran personalidad, en plenitud personal, artística y torera. Orgullo de México y orgullo de los queretanos.

¡Enhorabuena maestro!, que 2023 le traiga muchos toros embistiendo y que los aficionados podamos disfrutar de su arte y magnífica forma de interpretar el toreo.

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