La Fiesta Está Viva

Ha quedado claro

Este San Isidro ha sido una reivindicación de los hombres que visten de seda y oro. Las gestas han sido brutales, pero enfoquémonos en los nuestros que han pasado con honores esta feria.

El domingo pasado el matador hidrocálido Leo Valadez cerró la participación de los toreros mexicanos en San Isidro. Con inmenso orgullo y satisfacción Arturo Gilio, Isaac Fonseca, Joselito Adame y Leo Valadez han dejado claro el nivel del toreo en México, las ganas y capacidad de recuperar un sitio en España que por x o y se nos fue de las manos.

Con sangre los cuatro toreros firmaron actuaciones de Puerta Grande, heroicos, dando al toreo universal una muestra de lo que es ser torero y la disposición de poner la vida a cambio de la gloria. Este San Isidro ha sido una reivindicación de los hombres que visten de seda y oro. Las gestas han sido brutales, pero enfoquémonos en los nuestros que han pasado con honores esta feria.

Sabemos la enorme complejidad para triunfar en Las Ventas, ya no es queja, dejémonos de victimizar, las cosas son así, los 7 tontos del 7 ahí estarán y cada vez reclutan mas “sabios de bar”, los presidentes o jueces de plaza son insufribles, su actitud de estar ahí parecería que es a fuerza y sin salario, evidencia que probablemente de niños los llevaron a los toros al 7 y desde ahí los perdimos.

Para mí, como aficionado, la actuación de los cuatro paisanos no es un tema patriotero, que en el toreo lo detesto, lo asimilo como un testimonio de lo que llevo escribiendo y hablando en los espacios bajo mi firma, que México pasa por un gran momento taurino con respecto a sus toreros, con y sin alternativa. Debemos ya de dejar de necesitar que los nuestros se tengan que avalar en San Isidro; Valadez, Gilio, Fonseca o Adame son los mismos que hemos visto en nuestras plazas. Quitémonos ya ese jodido malinchismo para necesitar que triunfen allá para valorarlos y apreciarlos aquí. Ahora más que nunca es importante que las puertas se abran en Europa, pero no para buscar un aval, sino para con orgullo mostrar su nivel y nuestra representación.

Madrid es la plaza más importante del mundo. Lo es porque en otros tiempos, un triunfo en el inmenso ruedo venteño, significaba un cortijo y un Mercedes. Eso es lo que realmente hace a Las Ventas de Madrid la plaza que es, no lo que muchos creen ahora, lo absurdo de tener que convencer a un sector minoritario que ha dilapidado la grandeza de una plaza que asimila y siente el toreo como Dios manda y que por educación y respeto dejaron crecer a esta amotinada minoría.

La oreja que cortó Valadez el domingo debe valerle para torear esta temporada europea y regresar en otoño a Las Ventas, lo mismo a Isaac quizá ya con alternativa o ¿por qué no?, recibirla ahí mismo con máxima categoría, la sangre derramada por Gilio y su actuación deben ser una fecha pendiente este mismo año y a Joselito que lo han tratado sin respeto, debemos verlo de nuevo con la categoría y grandeza acorde a su currículo madrileño y su estatus de figura, les guste o no, les cuadre o no.

Si Madrid no tiene estos efectos, lo preocupante para ellos será que Las Ventas ya no es la plaza que creen y que se ha convertido en la plaza más complicada de conquistar, pero sin resultados positivos posteriores.

Pero, siempre hay un pero, el toreo es más grande y está por encima de todos nosotros que estamos de paso. Al toreo lo reivindica el toreo, así como lo ha hecho “El Juli” este San Isidro, Roca Rey, Tomás Rufo, Ginés Marín y nuestros cuatro paisanos entre otros, han logrado demostrar que a los toreros hay que respetarlos y admirarlos, que al toro hay que conocerlo y disfrutar sus hechuras y no su volumen. Que en el toreo la emoción sale de dentro, arrancada por una embestida o un muletazo entregando el cuerpo y mostrando el alma. Cuando ha rugido Madrid en esta feria, Las Ventas recupera su estatus de la plaza más importante del mundo, que como todo aspecto de nuestras vidas, tras la pandemia se está ajustando a una nueva sociedad que para beneficio de los taurinos ha llevado mucha juventud a los tendidos, que aporta pasión y ganas de emocionarse viendo torear. Son buenas noticias si somos, los que llevamos tiempo en esto, lo suficientemente humildes en entender que los necesitamos y que además les damos la bienvenida con gusto.

De Leo Valadez no se ha escrito todo, falta y mucho, es un torerazo dicho y escrito esto por un servidor antes de la oreja madrileña, el gusto que me da por él y su equipo es que una vez más el toreo reivindica sus valores hacia nuestras vidas. Dedicación, fe, trabajo, sacrificio y pasión siempre traen buenos resultados.

La Puerta Grande se abrirá, la tauromaquia mexicana ha quedado de manifiesto en Madrid, aquí estamos, ahora nosotros debemos, insisto, de ser capaces de valorarlos sin pedirles que vayan allá y lo demuestren para ser avalados aquí; que vayan sí, pero como símbolo de orgullo de esta cultura y tradición centenaria en nuestro país.

Como remate de fin de semana, Isaac Fonseca cortó dos orejas en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla el domingo. Todo está dicho. Vivimos una gran época. Aprovechémosla y disfrutémosla. ¡Enhorabuena toreros!

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