Uso de Razón

Lula: la mentira y el error

Para que los brasileños estén mayoritariamente en contra del Mundial, donde el futbol es fiesta nacional y casi una religión profesada por todos, quiere decir que algo grave pasa en ese país.

Y lo grave es que Luiz Inácio Da Silva, Lula, le mintió a los brasileños.

No lo hizo deliberadamente, pero el torneo deportivo se va a dar en un contexto social y político totalmente distinto al que había en 2007, cuando Brasil ganó la sede. Y hoy ese país está muy lejos de donde Dilma Rousseff prometió llevarlo.

Lula se equivocó en su sucesión, y hoy tiene a una heredera contra las cuerdas, que depende de los resultados del equipo brasileño de futbol para lograr su reelección.

En 2007 Brasil crecía al cinco por ciento anual, tenía un líder en la presidencia, y era el niño mimado de la prensa internacional por ser la estrella reluciente de los países en desarrollo, encabezando al llamado grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China).

Hoy Brasil es la economía que menos crece en América Latina, pues lo hará a una tasa inferior al dos por ciento, por debajo de México y Estados Unidos.

En términos estrictamente económicos, Brasil es, hoy por hoy, el "patito feo" de los BRIC.

Desde 2007 a la fecha han ocurrido hechos que le quitaron brillo y atractivo a Brasil. Se pagan impuestos muy elevados –la recaudación anual equivale a 36 por ciento del Producto Interno Bruto, casi el triple que México–, y los servicios son de quinta categoría.

Un boleto del Metro en Sao Paulo vale casi 15 pesos mexicanos. En Río de Janeiro, 20.40 pesos mexicanos. Los aeropuertos están en condiciones indignas de un país que presume ir en ascenso vertiginoso.

Dilma Rousseff metió a la cárcel o tiene bajo proceso a buena parte del quipo cercano de Lula Da Silva, por ladrones o por revancha de grupos políticos, y ha desviado enormes cantidades de dinero público para remodelar estadios.

Lo que se presentó como un gran negocio en imagen internacional y en ingresos, ha resultado un fiasco.

Al ganar la sede del Mundial de Futbol, Lula dijo que se realizarían inversiones por diez mil millones de dólares en 56 obras de gran calado, como aeropuertos, vías rápidas, ferrocarriles, Metro. Pero de esas 56, sólo siete se terminaron.

Hace un par de meses, Raymundo Riva Palacio escribió en estas páginas, desde Brasil, que cuando ese país ganó la organización del Mundial, el presidente Lula dijo que el gobierno no le inyectaría ni un solo peso a los estadios.

La realidad fue otra. El 80 por ciento de lo que se ha gastado en los estadios fue tomado de recursos del erario, del presupuesto de los brasileños, y no del sector privado como se prometió.

Lula logró grandes avances para Brasil, era un líder inteligente, pero mintió con las cifras del Mundial, y se equivocó en la sucesión.

Estelas

Lula dijo, y tiene razón, que las reformas que hace México en materia energética y se presentan como gran novedad, en Brasil ya se hicieron hace 20 años. Es cierto, y si aquí no se han hecho es porque los seguidores de Lula en nuestro país se han opuesto de manera sistemática.

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