Uso de Razón

Desastre en Salud, herencia de López

El Insabi desapareció 100 mil millones de pesos que heredó del Seguro Popular, destinados a cubrir gastos catastróficos en salud.

El solo dato de Naciones Unidas da la dimensión de la catástrofe en el sector salud: el presidente López Obrador recibió un país con esperanza de vida promedio de 74.8 años para los mexicanos, y el expresidente López heredará una nación cuyos habitantes sólo viven 70.2 años en promedio. Imperdonable.

La tarea que espera al próximo mandatario es titánica para rehacer lo que el actual Presidente ha destruido: el Seguro Popular, que financiaba la atención médica y gastos catastróficos en salud a 53 millones de personas que carecen de seguridad social.

Se acabó. Y se acabó en Insabi –creado en esta administración–, que lo cerraron porque en tres años no funcionó: dejó abandonados a los enfermos de cáncer, sida, hepatitis, necesitados de un trasplante, demencias avanzadas, pues ya no paga sus gastos.

Y anuncian, a 17 meses de irse, que la institución encargada de atender a 66 millones 400 mil mexicanos sin seguridad social será el IMSS-Bienestar, que sólo cuenta con 190 centros de salud en once estados del país.

Un desastre lo que ha hecho el presidente López Obrador con la salud de los mexicanos.

Como publicó ayer en estas páginas el reportero Víctor Chávez, con base en datos de México Evalúa, el Insabi desapareció 100 mil millones de pesos que heredó del Seguro Popular, destinados a cubrir gastos catastróficos.

El gasto federal del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos para atender, por ejemplo, el cáncer de mama, cayó de mil 955 millones de pesos el último año del gobierno anterior, a 170 millones de pesos en 2021.

O el gasto para atender cáncer infantil cayó de 300 millones de pesos el último año de gestión de Peña Nieto, a apenas 15 millones de pesos en 2021 con López Obrador.

¿Quién paga el gasto de una persona que tiene cáncer o necesidad de un trasplante? Nadie. El gobierno del presidente humanista Andrés Manuel López Obrador los condenó a morir.

No hay dinero para medicinas que son indispensables. Más allá del conocido desabasto de medicamentos contra el cáncer, el desastre se extiende a otras áreas sensibles de la salud. Vi la fotografía de un letrero en el Módulo Farmacia del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez, en la Ciudad de México, con fecha 28 de abril:

Medicamentos agotados: Adepsique, Clozapina, Pontiride, Clonazepam, Imipramina, Anapsique, Flupasine, Trileptal, Tradea, Ritalín, Oxcarbazepina, Akineton, Leptosique, Pregabalina, y otros cuyos nombres están borrosos en la foto.

No hay medicinas psiquiátricas en el principal hospital psiquiátrico del país. Y son medicamentos que no se pueden dejar de tomar, por el efecto rebote que provocan en el paciente.

México está en el peor nivel de vacunación infantil en casi dos décadas: sólo 18.2 por ciento de niños menores de un año cuenta con el esquema de vacunación completa.

Eso quiere decir que ocho de cada 10 niños no están protegidos contra enfermedades para las que existen vacunas.

Los ahorros del gobierno son criminales.

Nayely Roldán, de Animal Político, publicó esta semana que en el primer trimestre del año el IMSS no había gastado 25 mil 577 millones de pesos que estaban presupuestados.

El ISSSTE no gastó en el primer trimestre del año 13 mil 800 millones de pesos, y el Sector Salud dejó de ejercer mil 711 millones de pesos presupuestados, informa la reportera con datos de la Secretaría de Hacienda.

Ahora el IMSS-Bienestar, dice el presidente López Obrador, va a atender a las personas que no tienen seguridad social, y que son 66 millones 400 mil.

¿Dónde? ¿Con qué?

El IMSS-Bienestar no es el IMSS que conocemos, aunque compartan el águila y el color verde, ha explicado con necesaria insistencia el doctor Xavier Tello. Son unidades médicas, que van a recibir a esa población, con los mismos doctores y las mismas instalaciones, que sólo hay en 11 entidades federativas.

Además, IMSS-Bienestar carece de lo que se llama atención de tercer nivel, que sí tiene el IMSS.

De tal suerte que los enfermos crónicos, o pacientes de males graves como cáncer y otras enfermedades críticas, se quedarán sin atención en los Institutos Nacionales de Salud, porque no habrá quien pague la cuenta.

López Obrador, el presidente de los pobres, habrá creado un apartheid de la salud, para decirlo en palabras del doctor Julio Frenk.

¿Y adónde se va el dinero que cualquier gobierno con un poco de sentido social canalizaría a la atención de la salud de quienes no tienen seguro?

El dinero fluye a los fideicomisos que manejan las secretarías de la Defensa Nacional y de la Marina.

Al cierre de 2022, según la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de la Defensa tenía, en cinco fideicomisos, 42 mil 600 millones de pesos, y al cierre de marzo de este año el monto brincó a 109 mil 330 millones de pesos (Reforma, 4 de mayo).

Desde luego, no son los únicos fideicomisos de las Fuerzas Armadas que se han beneficiado. Y el dinero no es para la seguridad nacional, sino para los elefantes blancos del despilfarro del presidente López Obrador.

El desastre en salud, una herencia de López.

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