Uso de Razón

El legado de López: bombas, y 0.5 de crecimiento

López Obrador se destornilla de risa al hablar de la sucesión y dice que a Palacio Nacional podría llegar alguien más radical que él. Ay de quien gane, del partido que sea.

Ayer el presidente López Obrador señaló que dejaría un cuaderno con recomendaciones a quien le suceda en la presidencia.

Se destornillaba de risa al hablar de la sucesión, y decía que a Palacio Nacional podría llegar alguien más radical que él.

Ay de quien gane, del partido que sea.

Recibirá un país más pobre que en 2018, y una economía sembrada de minas que le van a estallar.

Veremos qué hace el expresidente López con sus risas cuando el tsunami de la realidad nos golpee.

Finge que no lo percibe así, pero a estas alturas es imposible que no se dé cuenta del desastre que va a heredar.

No había manera de que saliera bien un sexenio gobernado por las ocurrencias y el rencor.

El promedio de crecimiento en el sexenio será de 0.5 por ciento. El peor desde Miguel de la Madrid.

Dijo AMLO el 1 de diciembre de 2018, cuando asumió el cargo: “Nuestro propósito es crecer en el sexenio, en promedio, 4 por ciento, el doble de lo que se creció en el periodo neoliberal”.

“Me comprometo, y soy hombre de palabra, a que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras y se crearán condiciones hasta para obtener buenos rendimientos, porque en México habrá honestidad, Estado de derecho, reglas claras, crecimiento económico y habrá confianza”.

Al día de hoy, el crecimiento de la economía con el presidente López Obrador ha sido negativo: -0.1 por ciento.

Cuando entregue el poder, el PIB per cápita será 2.9 por ciento menor al que había en la fecha de su toma de posesión.

Será la primera vez que el país se empobrece, desde el gobierno del presidente De la Madrid.

La población que vive en la indigencia habrá aumentado en 24 por ciento durante su sexenio.

De acuerdo con el minucioso análisis del consultor Carlos Ramírez F., los ingresos presupuestarios del sector público en el periodo enero-febrero de 2023, son iguales –en términos reales– a los ingresos del mismo periodo de 2018.

Y el país requerirá, para solventar un solo programa social del expresidente López (adultos mayores), 100 mil millones de pesos adicionales cada año.

¿De dónde van a salir?

A Pemex le ha inyectado en transferencias, aportaciones y subsidios, 890 mil millones de pesos.

A CFE –que ganaba dinero hasta el fin del sexenio anterior–, 300 mil millones de pesos.

Las pérdidas acumuladas en refinación de Pemex ascienden a 630 mil millones de pesos en el periodo 2019-2022.

La deuda de corto plazo de Pemex pasó, en el periodo de AMLO, de 9.8 mil millones de dólares, a 24 mil millones de dólares.

CFE aumentó su deuda de corto plazo de 39.8 mil millones de pesos a 95.1 mil millones de pesos.

¿Y la producción de crudo cuánto aumentó con ese dineral que se le inyectó, más el incremento de su deuda de corto plazo?

Pues no, no aumentó. Cayó de un millón 796 mil barriles diarios, a un millón 648 mil barriles diarios. Y AMLO informó ayer que va a dejar recomendaciones al sucesor o sucesora.

Lo que dijo el martes describe el patetismo del personaje que se va el próximo año:

“Imagínense si yo le hubiese hecho caso a los tecnócratas y a los grandes hombres de negocios, dueños de corporativos que, cuando la pandemia, me vinieron a recomendar que yo solicitara deuda, que yo endeudara al país como lo hicieron casi todos los países, que ahora están padeciendo por eso.

“Querían deuda… y pues no nos endeudamos, y tenemos finanzas públicas fuertes”.

Lo anterior, obviamente, es falso y él lo sabe.

Actuó peor que el peor de los neoliberales en el mundo.

Durante la pandemia se dejó en el desempleo a millones de personas y cerraron cientos de miles de empresas por falta de apoyo del gobierno que, literalmente, el Presidente las mandó a morir: “si van a quebrar, que quiebren”.

Y la recuperación económica de México ha sido más lenta, y menor, que el resto del mundo. Creceremos este año 1.8 por ciento contra la media mundial de 2.8 por ciento.

Sigo con lo que presumió el presidente el martes:

“El tren, pues son como 15 mil millones de dólares. Esto (las plantas que se pretende comprar a Iberdrola) es seis mil. La refinería, 12 mil millones de dólares. ¿De dónde sale tanto dinero? Pues, es que se robaban mucho dinero”.

Sí, es en serio: lo presumió.

Lo presumió el Presidente en cuyo mandato se ha registrado la estafa más cuantiosa al erario: 15 mil millones de pesos robados al programa de seguridad alimentaria, Segalmex.

Presumió el costo de sus caprichos y de sus fobias.

La herencia es una locura.

El tren seguirá necesitando dinero público para terminarlo, y operará con pérdidas (ninguna empresa privada quiso la concesión, ni gratis).

Comprar las 13 plantas de Iberdrola, en seis mil millones de dólares, no tiene justificación económica. Costará operarlas y no agregan un solo watt a la generación de energía eléctrica existente.

Además, son viejas, e Iberdrola se deshizo de plantas contaminantes y anunció inversiones en Brasil por… seis mil millones de dólares este año. Lula entiende, AMLO no.

La refinería no costará 12 mil millones de dólares (dijo que iba a costar ocho mil –su error de cálculo es de 50 por ciento–), sino 16 o 18 mil millones de dólares. Eso habrá que seguirlo pagando.

Nada de lo anterior trae beneficios al país.

Las bombas le van a estallar a quien le suceda en el cargo.

Y López Obrador le va a dejar un cuaderno con tareas. Comprar un gran banco, por ejemplo.

Es decir, quiere más estatismo.

COLUMNAS ANTERIORES

Qué manera de mentir
Los temores de Mario Delgado

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.