Uso de Razón

Terminarán quemando libros

En este sexenio no les alcanzará el tiempo para realizar ‘el sueño de la izquierda’, es decir del chavismo y de la autonombrada 4T, de sacar al sector privado de tareas educativas.

Dan ternura los directivos de la Cámara de la Industria Editorial. Ante el discurso de la SEP, se defienden con la obviedad de que los libros de texto son útiles, atienden a la pluralidad, fortalecen una sociedad democrática, etcétera, etcétera.

Como si de eso se tratara. De promover el conocimiento, la pluralidad, la democracia, las libertades…

La idea expresa del gobierno federal es sacar al sector privado de la educación en México. Con todo y libros. A Palenque, señores.

El dominio de las mentes a través del control de la educación, así como el control de los medios de comunicación, es piedra angular de lo que llaman “cuarta transformación”.

Aquí no hay engaño: los profesores recibirán adoctrinamiento marxista, por mandato oficial.

Sería excelente que se estudiara marxismo, religiones y sistemas políticos desde un punto de vista histórico, pero ese no es el proyecto.

Marxismo para adoctrinar y controlar, no para entender su fracaso.

¿No sería más útil que los maestros aprendieran inglés?

Y no sólo porque los pobres y las clases medias empobrecidas en este sexenio cambiarían todas las utopías socialistas por una visa de trabajo en Estados Unidos.

El inglés, que con la reforma educativa sería materia obligatoria en las escuelas Normales para que egresaran maestros bilingües, fue desechado.

A pesar, pues, de que el dominio de ese idioma permite conectarse con el mundo y potenciar las ventajas de nuestra vecindad. Fuera el inglés y la “mal llamada” reforma educativa. A Palenque.

Ya a estas alturas del sexenio resulta imperdonable ser ingenuos o simular que lo somos.

Dice el director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, Marx Arriaga: “El gran reto (de la SEP) es hacer entender a esta gente que se ha dedicado a comercializar la educación, que deje de lado la educación”.

Más claro aún: “(El sector privado en) la educación genera mano de obra barata para la maquila, para transnacionales, que deje de lado la educación y que permitan que el sueño de la izquierda se haga real: que es que la educación llegue a todos los niveles socioeconómicos”. (Reforma, 4 de marzo)

Pregunto, ¿en qué impide el sector privado que la cultura y la educación lleguen a todos los niveles?

El que se los impide, señaladamente ahora, es el gobierno autollamado 4T. Nunca habíamos tenido un sexenio tan cicatero para difundir la cultura. Pero traen grupos apologistas del narco a cantar en el Zócalo.

Importaron desde Venezuela a un funcionario, según dicen, especialista en educación –que no es precisamente un Andrés Bello–, a hacerse cargo de los libros de texto y materiales pedagógicos de la SEP.

Sady Loaiza es su nombre, chavista y exdirector del Sistema Nacional de Bibliotecas de Venezuela, nombrado por Nicolás Maduro.

Maduro nos manda a un funcionario que sabe cómo hacer las tareas de adoctrinamiento, para hacerse cargo de libros de texto y materiales pedagógicos de la SEP. ¿O mejor fingimos que no estamos enterados?

La idea expresa es sacar al sector privado de la educación para que se cumpla el sueño socialista. ¿O hacemos como que no lo oímos?

Por ahora hablan de que “el reto es hacer entender” a la IP que se retire de la educación. ¿Y cuando no puedan hacernos entender?

En este sexenio no les alcanzará el tiempo para realizar “el sueño de la izquierda”, es decir del chavismo y de la autonombrada 4T, de sacar al sector privado de tareas educativas.

Por eso necesitan seguir en el poder.

Y no sólo seguir, sino ganar abrumadoramente.

De ese modo controlar el Congreso, reformar a su gusto la Corte, tomar el dominio de las mentes y matar de inanición a la prensa que obstaculiza “que el sueño de la izquierda se haga real”.

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