Trópicos

Lo bueno dentro de lo malo

A pesar de que el virus aún deja en el mundo destrozos a diestra y siniestra, al menos en las conciencias existen señales de sosiego con la llegada de la vacuna a decenas de países.

Periodista mexicano especializado en asuntos internacionales

Finalmente concluye un año para el olvido. Si ponemos en una balanza en un lado lo bueno, y en el otro lo malo, sin lugar a dudas se inclinará hacia lo negativo. El reguero de problemas que dejó el Covid-19 es aún incontable. Durante varios años seguiremos arreglando múltiples consecuencias que dejó tras su paso, como lo son, los efectos devastadores en la economía y el incremento de la pobreza; y por supuesto, las pérdidas humanas.

Pero, también hay realidades positivas que valen la pena ser señaladas, y que, como es costumbre, hasta después de la tormenta y cuando llega la calma se comienzan a vislumbrar. A pesar de que el virus aún deja en el mundo destrozos a diestra y siniestra, al menos en las conciencias existen señales de sosiego con la llegada de la vacuna a decenas de países. Este hecho, y otros que de manera disruptiva se han venido presentando, traen consigo una serie de valoraciones que dejan un buen sabor de boca.

La ciencia. Es maravilloso ver triunfar a la ciencia. El ser humano, a pesar de cometer sistemáticamente, error tras error, la ciencia siempre sale adelante y va un paso más allá de las estupideces que repetimos.

La elaboración de varias vacunas en tiempo récord es un hito que deja esta pandemia. Sobre todo, a partir de la tecnología aplicada en la molécula ARN mensajero. Gracias a los estudios en esta molécula, que vienen de tiempo atrás, se desarrollaron las vacunas más eficaces contra el Covid-19.

Este hecho multidimensional, nos permite entender que sin la aparición del Covid-19, los laboratorios que trabajan esta tecnología no hubieran recibido el financiamiento de miles de millones de dólares. A partir de todo esto, se está revolucionando la biomedicina y con ello, podrían llegar muy pronto nueva vacunas, por ejemplo, contra el cáncer.

El multilateralismo. Funciona cuando varios Estados cooperan para buscar soluciones a problemas comunes. Muchas veces, las instituciones internacionales sirven de apoyo y brindan las reglar del juego para llegar a buenos acuerdos.

Al inicio de esta pandemia, el sistema multilateral se vio amenazado al cerrarse las fronteras, detenerse el comercio global y la libre movilidad de las personas. Los Estados sólo podían mirar hacia sí mismos dejando a las instituciones internacionales en el limbo. Quizá la única excepción fue la Organización Mundial de la Salud, no obstante, también quedó rebasada por los incontrolables contagios y muertes, así como una falta de estrategia clara y coordinada a nivel global.

Parecía que el unilateralismo se abría camino a pasos agigantados. Se sumaba la semilla sembrada por el Brexit, la ruptura de Trump con otras instituciones globales –y con la OMS– y un nacionalismo imbécil, impulsado por varios líderes globales.

No obstante, la necesidad de supervivencia nos hizo entender que solamente con el esfuerzo, coordinación y cooperación de todos los países se pueden alcanzar metas urgentes, como por ejemplo, una vacuna.

El multilateralismo será la única vía, de hoy en adelante, para hacerle frente a problemas venideros: desde el cambio climático, la desigualdad social y la pobreza; hasta mejoras en nuestra salud, como lo serán planes globales para prevenir enfermedades.

Donald Trump. Probablemente sin la pandemia, hubiéramos tenido que soportar cuatro años más de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Se encargó de imponer un gobierno a base de demagogia, ningún plan social y permitiendo al libre mercado la responsabilidad de distribuir el capital. Permitió una división social sumamente peligrosa al exaltar que una sociedad blanca se armara, y al mismo tiempo menospreciar los derechos humanos de negros, latinos y migrantes.

Creía poco en el multilateralismo y despreciaba el combate al cambio climático. La pandemia le permitió entender al electorado que este presidente no estaba en capacidades para gobernar una potencia en paz, y mucho menos, una en problemas. Su despido de la Casa Blanca fue contundente gracias al voto popular. Hasta la vista, Donal Trump. Sin lugar a dudas, una de las mejores noticias de este 2020.

La vida. El simple hecho de quienes pudieron vencer el virus, ya es una gran noticia. La vida nos está haciendo reflexionar sobre la funcionalidad del ser humano en lo colectivo y en lo individual. ¿Cuáles son nuestros valores, cuáles nuestras prioridades? No se puede seguir confundiendo la diferencia entre valor y precio.

Nos dimos cuenta de la gran vulnerabilidad a la que nos enfrentamos como seres humanos, independientemente de nuestra nacionalidad o el peso geopolítico de nuestros países. Pero al mismo tiempo, hemos conocido mejor nuestras fortalezas.

Sociedad civil. Esta pandemia traerá consigo la posibilidad de renovar una sociedad global más organizada y solidaria, porque estamos aprendiendo de los resultados que provoca actuar desde el "yo", pero también desde el "nosotros". Seremos capaces de interferir, cada vez más, en las cuestionadas decisiones que toman en la actualidad presidentes, legisladores, jueces o empresarios, y que el sistema de partidos-candidatos no está ofreciendo los resultados que demanda la realidad.

El 2021 será un parteaguas interesante y una prueba para todos nosotros. Esperemos responder la pregunta que a finales de este 2020 muchos nos hacemos: a partir de este problemón que transitamos en su etapa final, ¿qué hemos aprendido?

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