Trópicos

'Homo sapiens' en 'e-cuarentena '

Por fortuna o no, dependiendo de las circunstancias de cada quién, las nuevas tecnologías nos permiten aislarnos físicamente pero estar juntos virtualmente.

El nuevo coronavirus está transformando los hábitos del ser humano. Estamos reinventándonos para vivir-ser a partir de la nueva frontera que se nos delinea entre lo virtual y lo real, entre lo on line y lo presencial. Una frontera que apenas estamos comenzamos a explorar desde una perspectiva global pero forzados a adoptarla por la inédita pandemia Covid-19.

Nos encontramos ajustando nuestros pasos, nuestras voces, nuestras miradas, pero también nuestras cámaras de video, nuestras apps, nuestros celulares, nuestros programas computacionales.

El home office, las reuniones virtuales, la comida a domicilio, las compras desde el hogar, los cursos de preparatoria y universidad desde nuestras habitaciones, nos están obligando a rehacer nuestros quehaceres desde las nuevas herramientas tecnológicas, dejando atrás la alternativa de ser sólo observadores de éstas.

Un nuevo manual omnipresente de cómo ser-vivir se está imponiendo a partir de este virus sin vacuna que frenó de tajo nuestro día a día construido desde el siglo XX, obligándonos a generar otro nuevo 'día a día' más virtual, más indirecto, más e-commerce rumbo a la mitad del siglo XXI.

En estos tiempos de coronavirus la palabra más leída en las noticias es "se suspenden": "conciertos de…", "sesiones en…", "partidos de…", "clases en…", "viacrucis en…" "horas de oficina desde…". Realidades que nos llevan al pánico y también a impedirnos ir a los parques, a los aeropuertos, a las oficinas, a los restaurantes o las estaciones de trenes.

Ahora tenemos que aprender a importar lo que hay 'fuera' hacia nuestros hogares; a ordenar por app desde 'algún lugar' hasta las puertas de nuestros hogares; nos estamos acostumbrando a no ir, sino a que nos llegue; y a mirar y que nos miren desde las multiplataformas.

Además, nos volvemos a dar cuenta de lo vulnerable que es la humanidad. De la noche a la mañana y en sólo dos meses y medio, nos vemos obligados a seguir instrucciones a pie juntillas de gobiernos para dejar de salir, dejar de besar, dejar de abrazar, dejar de hacer; o lo que es lo mismo, medio dejar de vivir para poder vivir a medias. Por fortuna o no, dependiendo de las circunstancias de cada quién, las nuevas tecnologías nos permiten aislarnos físicamente pero estar juntos virtualmente.

Las nuevas tecnologías se han vuelto aliadas de nuestras nuevas necesidades, incluso de los animales. Sin ellas el aislamiento sería distinto... es decir, realmente estaríamos bajo la 'incomunicación' y 'desamparo', por lo que nos privaríamos de cualquier contacto humano. No obstante, con ellas al menos nos emocionamos, nos comunicamos, nos seguimos 'conectando'. Podemos seguir eligiendo, decidiendo, manifestándonos.

Si esta pandemia hubiera ocurrido por ejemplo a inicios del siglo XX o antes, el virus nos hubiera atacado de una forma feroz y nos hubiera llevado a una ceguera desesperante por obtener información oportuna. Quizá recibiríamos cifras de contagiados y de personas muertas desde algún continente ajeno al nuestro un día después o dos. Mientras tanto, se crearían mitos, fantasías, miedos e intolerancia, un caos mayúsculo nos hubiera comenzado a amenazar. Contrariamente, hoy tenemos mejores herramientas para actuar y corregir.

Toda la información es en tiempo real desde Twitter o Facebook. Y mientras viajamos en auto, metrobus o metro podemos ver la conferencia del director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhamos, y enterarnos de la lluvia de medidas que debemos adoptar al minuto siguiente, de los nuevos contagiados y de los nuevos muertos. Sobre qué hace China y lo mal que lo está pasando Europa. De cómo se cierran las fronteras en el mundo y caen al precipicio las bolsas de valores y los precio del petróleo.

También es cierto que gracias a la información en tiempo real hemos podido evitar más contagios y defunciones a pesar de la torpeza de varios gobiernos de actuar mal y tarde ante el Covid -19 diagnosticado en diciembre de 2019.

Estas alternativas tecnológicas que están impactando en nuestros hábitos para ser-vivir en medio de una crisis como la que atravesamos. ¿Cuántas quedarían después de que concluya la pandemia? Considero que la mayoría, incluso aumentará nuestra dependencia hacia ellas.

Sin esperarlo, el inicio siglo XXI nos está poniendo a prueba para dar un salto hacia las nuevas estructuras basadas en lo tecnológico-virtual. Aunque no es nuevo acceder a ellas, mientras contrarrestamos la pandemia estamos reestructurando, al mismo tiempo, un nuevo modelo de 'e-vida'.

Con el llamado 'distanciamiento social' obligatorio en gran parte de Asia, Europa y América, para evitar más contagios de Covid-19, las nuevas tecnologías se imponen absolutamente. El imprescindible historiador, Yuval Noah Harari, comenta que "la gente lleva vidas cada vez más solitarias en un planeta cada vez más conectado". Esta premisa la publicó hace dos años, hoy esta afirmación irradia más vigencia que nunca.

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