Trópicos

El príncipe corrupto

Desde las comodidades de un hospital de lujo, Emilio Lozoya comenzó, vía remota, a declarar ante las instituciones de justicia del Estado mexicano.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales .

Iniciaron las atípicas audiencias al príncipe corrupto. Emilio Lozoya, desde las comodidades de un hospital de lujo comenzó, vía remota, a declarar ante las instituciones de justicia del Estado mexicano sobre los diversos entramados de lavado de dinero y sobornos del cual formó parte durante al menos los últimos 10 años, y es pieza central para aclararlos. Muchos apuestan a que no pisará la cárcel a cambio de la información que negoció ofrecer para que caigan muchos y variados pesos pesados. El telón ya se levantó.

La constelación de corrupción que ha empezado a visualizarse, a partir de filtraciones a diversos medios de comunicación desde la semana pasada, indican que podríamos ver por primera vez en la historia reciente de México a un gobierno combatir de manera integral y sin cortapisas este flagelo que se normalizó abrumadoramente en varias esferas del poder. Veremos ráfagas políticas, mediáticas y judiciales que desprenderán las entrañas de estos casos. Pero al final, si no se aprehenden y castigan a artífices intelectuales, habrá sido un fracaso para el gobierno, el testigo Lozoya.

Por eso, es importante que dieran inicio las audiencias. Para que comience a explicar formalmente los alcances de lo sucedido. Y nada fácil pintan las cosas, ya que mientras el príncipe se declara inocente, víctima de intimidación y presión por los reyes, la Fiscalía General de la República solicitó vincularlo a proceso por operaciones con recursos de procedencia ilícita por la compra, con sobrecostos, de la empresa Agronitrogenados.

Los dos casos de corrupción que prometen hacer saltar a la clase política mexicana, prófuga o activa, y que tienen que ver con sobornos son: los hechos por la empresa brasileña Odebrecht y los realizados en el marco de las reformas estructurales emprendidas entre 2013-2014, sobre todas la energética. Involucran los sexenios de los expresidentes Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto. Estas audiencias permitirán conocer la profundidad y los detalles de lo que apenas conocemos y es la punta del iceberg.

Se deberán desenmascarar y procesar las diversas redes de corrupción que han contribuido a debilitar al Estado mexicano, incluidos expresidentes, exsecretarios de Estado, legisladores, exdirectores generales, así como quienes fueron presidentes de partido. Es decir, caiga quien caiga. Y para cumplir su promesa de campaña ya tienen bajo su custodia a la pieza clave, al príncipe de la corrupción, y que ahora, por su figura como 'testigo colaborador' es el aliado número uno del gobierno federal y enemigo principal de sus viejos amigos. Ahora tienen que caer los reyes.

No obstante, aún falta mucho para confirmar realmente qué tan decidido y coordinado está el gobierno federal para desterrar la corrupción de tajo y llevar a prisión a los pecadores. La información que se ha comenzado a difundir, aunque evidencia una estructura gigantesca que involucra a los tres poderes del Estado, dista de confirmar la efectividad que tendrá el proceso: ¿quiénes serán investigados, citados y finalmente procesados? ¿Habrá indultos políticos?... lo veremos.

Los tiempos juegan un elemento central en el México electoral, cuyo proceso inicia el próximo mes rumbo a las elecciones de junio del próximo año. La renovación de la Cámara de Diputados y 15 gubernaturas será fundamental para la transformación que promete el presidente Andrés Manuel y su partido Morena. Por ello, no se resistió a decir que este caso "no sólo sea un asunto de tribunales", sino que "todos los mexicanos nos informemos, porque como involucra a la llamada sociedad política, puede haber la intención de que pase de noche este asunto". Es decir, no va a dejar pasar inadvertido lo que será el juicio de su sexenio, pero para que surta efecto, los resultados serán fundamentales.

Estoy seguro de que para la prensa escrita vienen muchos días donde sus notas principales serán los casos de corrupción, no se diga de columnistas y articulistas. Los medios y comunicólogos harán su papel y al mismo tiempo esperaremos que el Poder Judicial no sea ciego ni parcial, sino ejemplar. Que la Fiscalía General de la República cumpla a cabalidad con sus obligaciones y que el gobierno federal sea garante de un proceso transparente y sin igual.

La principal bandera que desplegó el presidente Andrés Manuel López Obrador durante sus tres campañas electorales, ha sido la del combate frontal contra la corrupción y desterrarla definitivamente. Hoy día lo repite incesantemente en sus conferencias matutinas, por lo que tiene en sus manos la oportunidad de oro para actuar como un verdadero estadista y hacer cumplir su promesa. La ley debe estar por encima de cualquier cálculo político o electoral.

Por lo pronto, todo sigue bajo la gran especulación que se genera a través de la mediatización; hasta el momento nada ha pasado para que nos haga pensar que las cosas han cambiado. Lo que sigue es que las instituciones correspondientes del Estado mexicano hagan, como nunca, su trabajo.

COLUMNAS ANTERIORES

El triunfo chilango se dio en el posdebate
Ayotzinapa: la pesadilla del sexenio

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.