Trópicos

La marcha de la oposición y la clase media que AMLO desprecia

Al llamar a la concentración del domingo como “la marcha de los corruptos”, López Obrador muestra intolerancia y egocentrismo.

La principal diferencia de la primera marcha a favor del INE, el 13 de noviembre pasado y la que acaba de acontecer el domingo 26 de febrero, fue que los líderes políticos de oposición ajustaron su estrategia al dejarse ver, fotografiar y grabar en escena.

En la del 13, fueron inofensivos, invisibles, incluso magnánimos al dejar que el orador principal fuera un intelectual de izquierda y expresidente de la institución a la que se ha defendido, el IFE (hoy INE).

En la del pasado domingo, se evidenció que la estrategia de los partidos de oposición es apalancarse en este móvil social y vender la idea de que ellos, PRI, PAN y PRD, son la única opción posible para vencer a Morena en las elecciones de 2024.

El presidente lo sabe, todos lo sabemos. Detrás de la defensa del INE, ya se dejó ver que la desesperada chiquillería encontró el motivo perfecto para buscar amalgamar a una sociedad que ve con justa razón el debilitamiento del árbitro democrático. Quieren anidar a la sociedad, fielmente participativa y en pro de la democracia, en sus redes.

Pero al mismo tiempo, el presidente López Obrador comete un error, ya que, al buscar desenmascarar a la oposición, también denuesta a los miles de mexicanos y mexicanas que marchan con libertad y autenticidad a favor del INE, pero apartidistas. Los estigmatiza y etiqueta como priistas o panistas, y peor aún, como perredistas; pero también como conservadores, o ladrones de carteras. Se da un tiro en el pie al enemistarse con un importante sector de la sociedad, a la cual también gobierna.

Al llamar la concentración del pasado domingo como “la marcha de los corruptos”, muestra su intolerancia y egocentrismo al no reconocer que en México siempre ha existido una sociedad plural, crítica y libre. Esa miopía le traerá altos costos políticos.

Desconoce, ¿o le informan mal?, que la inmensa mayoría de quienes han asistido a las marchas rosas son ciudadanos que muchos de ellos votaron por él en 2018 y ante el hartazgo del PRI y del PAN. Ahora las cosas se están revirtiendo rápidamente en ese sector, al excluiros de su gobierno.

Si AMLO utilizara una narrativa más moderada, propia de un estadista y sin polarizar, como le corresponde al presidente de “todos los mexicanos”, podría sumar también a su lucha, ese voto de la clase media, tan importante y decisivo en lugares claves del país como lo será en la CDMX. La clase media corresponde al 40 por ciento del total de la población, la cual se irá replegando con esa oposición oportunista, ante los diarios agravios que recibe de su presidente, y que está construyendo un redituable botín político, al montar andamiaje por la defensa del INE.

El plan B electoral de López Obrador está en la antesala para pasar a la SCJN. Para como van las tendencias, todo apunta a que los ministros y las ministras echarán abajo esas reformas, en gran parte por su inconstitucionalidad. De confirmarse, a López Obrador le espera una gran derrota, mientras que la oposición se consolidaría rumbo a 2024.

Quien está contribuyendo a este negro futuro para el presidente, es la ministra Yasmín Esquivel. Su desprestigio es tal, que cada día que pasa y se aferre a la SCJN, al mismo tiempo impacta negativamente al presidente, pues es considerada como la ministra de la 4T. Ella desprestigiada, más la mayoría de las y los ministros en contra del plan B, pintan para echar atrás la reforma electoral.

Por eso no sería nada raro que López Obrador decida frenar su publicación en el Diario Oficial, después de ser aprobada la reforma electoral en el Senado, y evitar primero, la judicialización de una serie de demandas que desgastarían su última etapa de gobierno; y dos, para evitar el voto final de las y los ministros, que sería visto como una derrota mayor.

En suma, las marchas en defensa del INE lo están desgastando, pues el músculo ciudadano le obliga a mostrar el suyo días después. El caso de los plagios de Yasmín Esquivel, lo está haciendo quedar mal por apoyar a alguien que se ha entrampado en sus propias farsas y eso también, al final de cuentas, se traducirá en votos. Debe ponerle fin a estos asuntos.

El desgaste continúa, y en redes sociales duraron más de 42 horas, en los primeros lugares, los hashstag #ElINENoSeToca, #Zócalo, #MarchaINE. En contraste, ayer martes, el presidente decidió seguir su narrativa divisoria y fundamentalista, decía ufano, o se está “con el pueblo o con la oligarquía”, “estás conmigo o estás sinmigo”, divirtiendo a los periodistas con su juego de palabras.

Para rematar, alza la voz hacia el exterior y así como critica la democracia de otros países como la de Perú (ojo, no la de Nicaragua) y la de EU (afirma que la de México es mejor que la de Estados Unidos), no se da cuenta de sus propias paradojas sin saber que la democracia mexicana se construyó de la mano del INE, un órgano que quiere mutilar. ¿Por qué? Porque cada vez más está en modo candidato, que en modo gobernante, y eso significa una agria batalla rumbo a 2024.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.

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