Trópicos

Más allá de las tlayudas

El AIFA inició una nueva etapa que estará bajo un incesante escrutinio público y mediático. Se prevé un debate basado en la guerra sucia.

Genera vergüenza cómo se confrontan las partes a favor y en contra a partir de la inauguración, a medias, del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. La politización y polarización están llegando a vulgaridades y surrealismos tales, que se convierten en amenazas cada vez más violentas.

Planteo esto, porque a la opinión pública no se le está tratando de convencer objetivamente, sino a partir de aniquilar y ridiculizar desde las más hilarantes respuestas o tuits. Incluso se percibe que entre oponentes desean sucesos tales, que puedan desencadenar en alguna catástrofe para sentenciar al enemigo con un lapidario ‘se los dije’.

Un evento de tal relevancia, como es la inauguración de un aeropuerto internacional, que ha sido presumido como uno de los mejores del mundo, debería ser aplaudido por todo dios. No obstante, se está convirtiendo en una línea divisoria que vaticina una guerra brava entre todos los ‘ismos’, rumbo a una sucesión presidencial que podría alejarse de la agenda democrática y acercarse a costosísimos conflictos sociales.

Muchas historias se distinguieron entre la algarabía y estridencia en la inauguración del AIFA. Una de las más significativas es que de entre las personalidades que estuvieron en el presídium de los mensajes optimistas, saldrá, muy probablemente, el nuevo presidente o presidenta de México, ese detalle generó que muchos buscaran aprovechar la pasarela para exhibir su mejor sonrisa.

También se vivieron contrastes que quedarán enmarcados en las páginas de las anécdotas históricas, como ver al hombre más rico de México, Carlos Slim, y al mismo tiempo, aunque muy alejados, a una vendedora de tlayudas. Ambos hicieron su agosto, no obstante, lo que evidencia, más allá de la venta ambulatoria de la exquisita obra gastronómica oaxaqueña, es la hiriente desigualdad social que se acentúa en nuestro país.

Es evidente que el aeropuerto no se inauguró al 100 por ciento de su capacidad y operatividad, como hubiera sido lo ideal, pero tampoco es necesariamente un problema, siempre y cuando se avance de manera oportuna y eficiente, bajo todos los principios de transparencia, lo cual y según varias investigaciones, ponen en contradicho este delicado rubro.

Desde ayer, el AIFA inició una nueva etapa que estará bajo un incesante escrutinio público y mediático. Mientras la oposición espera que cada día falle ‘algo’, el presidente, su equipo y seguidores presumirán la magna obra como el símbolo de transformación de la 4T. Trampas que se autoimponen y de las cuales no saldrá ningún ganador. La apuesta fue inaugurarlo sin estar terminado, lo cual ensuciará elementos esenciales como que el aeropuerto funcione a la altura de las circunstancias. En cambio, se prevé un debate basado en la guerra sucia.

En Alemania, el aeropuerto de Berlín-Brandenburgo, Willy Brandt, se atrasó en su inauguración, nada más y nada menos que nueve años. Comenzó su construcción en 2006 y su entrega estaba planeada, originalmente, para 2012. Pero los inspectores, previo al festejo, detectaron 120 mil defectos por problemas técnicos, de construcción y corrupción. Solucionar los errores incrementó sustancialmente el presupuesto inicial y puso en tela de juicio el símbolo de eficiencia y prestigio que históricamente cuenta la nación teutona. Finalmente, abierto el 31 d octubre de 2020. En México se optó por hacerlo bajo la fecha establecida por el presidente, independientemente de su apropiada funcionalidad, lo cual traerá consecuencias aún imprevistas.

No es lo mismo presumir una magna obra en construcción y a puerta cerrada, que una que funciona a medias, con menos de 20 operaciones aéreas diarias y abierta a todo el público. A partir de ahora, donde cualquiera puede dar cuenta de lo que acontece en ese lugar que provoca suspiros y desencantos.

También está en juego el entierro definitivamente, de la memoria de los mexicanos, del desvalijado aeropuerto de Texcoco. De no funcionar bien el AIFA, Texcoco estará en el inconsciente de los mexicanos, la obra que debió haber sido.

Por fortuna, el aeropuerto internacional Benito Juárez mantiene una operación total, la cual no debe de descuidarse, al contrario, merece una urgente inversión para que su operación e infraestructura mejoren y dignifiquen el importante papel de México en América Latina y el mundo.

Mientras tanto, el aeropuerto internacional Felipe Ángeles dejó de ser una oportunidad de oro para que los mexicanos respondieran al unísono, a la algarabía de celebrar una obra que representara los intereses y posicionara el desarrollo de una nación.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.

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