El año es 1915, un periódico estadounidense reporta las amenazas de Pancho Villa y atribuye su temeridad al consumo de una hierba llamada "marihuana"; de acuerdo con la nota, esta droga enganchó a los mexicanos y volvió loca a la emperatriz Carlota.
Ese tipo de publicidad negativa desembocó en prohibiciones legales contra todas las plantas de la especie cannábica, entre los afectados estuvo el "Hemp" (cáñamo industrial en español), que fue desterrado a consecuencia de la mala reputación de su pariente, la marihuana.
El hemp es una variedad no-psicotrópica del cannabis domesticada hace 3 mil años; físicamente es muy parecido a la mariguana, pero a diferencia de esta última, no puede usarse como droga, el ingrediente psicoactivo (THC) es casi imperceptible en la planta del cáñamo.
Como suele suceder, la historia está absolviendo al inocente, en el año 2018 nuestros vecinos del norte legalizaron el hemp y dejaron solo a México. Hoy somos el único miembro del T-MEC que criminaliza el cultivo del cáñamo industrial, paradójicamente también somos el territorio con mayor potencial para producirlo.
El interés de Norteamérica
Para las grandes economías del norte no hay duda, desean incursionar en el mercado del hemp lo más pronto posible. Le han llamado "la cosecha del trillón de dólares" por su extraordinario potencial económico.
Algunos de los sectores en donde puede generar disrupciones son los siguientes:
Papel. Una hectárea de hemp produce la misma pulpa que cuatro hectáreas de árboles, si la industria realiza los ajustes para utilizar esta materia prima, podría abatirse gran parte de la deforestación.
Textiles. Un cultivo de hemp produce tres veces más fibras textiles que uno de algodón, requiere menos de la mitad del agua y prácticamente ningún pesticida. Las telas del cáñamo son antibacteriales y más resistentes.
Medicinas y suplementos. El cáñamo es rico en CBD, un cannabinoide utilizado en medicinas para combatir la epilepsia. La semilla se considera una "súper comida", rica en proteínas y aminoácidos esenciales, curiosamente su importación a México es legal y puede encontrarse en diversos supermercados.
Las ventajas son innegables y eso ha provocado que muchos granjeros estadounidenses abandonaran sus cultivos tradicionales de tabaco o maíz, para dedicarse exclusivamente al hemp. No debe asombrarnos que el sector del cannabis sea el que más empleos genera actualmente en Estados Unidos.
¿Por qué México no legaliza el cultivo de Hemp?
La discusión sobre la legalización del cáñamo industrial se ha contaminado por la controversia sobre el uso lúdico de la mariguana. Nuestros senadores pretenden abarcar todas las variedades del cannabis en una sola ley, cuando sería lógico distinguir al cáñamo de la mariguana y regularlos por separado, como hicieron en Estados Unidos.
El uso recreativo del cannabis aún tiene fuertes opositores que merecen un foro aparte, pero son muy pocos los argumentos para frenar al cáñamo industrial, sobre todo en una época donde nos urge generar empleos y reactivar la economía.
Canadá y Estados Unidos ya dejaron clara su postura, sería una lástima que su socio comercial, México, resultara más papista que el papa y dejara ir la oportunidad de incursionar en el creciente mercado del hemp, Pancho Villa no lo dudaría ni un segundo.